San Martín, creador de bibliotecas

"La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestros ejércitos" afirmó el líder americano y dio testimonio de este compromiso. En marzo de 1817 el Cabildo de Santiago de Chile le concedió un obsequio de diez mil pesos en oro, como muestra de su reconocimiento y gratitud. El Libertador agradeció la generosidad del ayuntamiento, pero expresó su intención de destinar la citada cantidad "a un establecimiento que haga honor a V. S. y a ese benemérito reino: la creación de una biblioteca nacional que perpetuará para siempre la memoria de esa municipalidad".

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De igual modo, en el testamento que hizo en la ciudad de Mendoza, el 23 de octubre de 1818, consciente de que su vida estaba en constante peligro, expresó lo siguiente: "Que la librería que actualmente posee y ha comprado con el fin de que se establezca y forme en esta capital una biblioteca, quede destinada a dicho fin, y se lleve a puro y decidido efecto su pensamiento".

Luego, en Perú, fundó la Biblioteca Nacional de Lima (1821), a la cual donó la mayor cantidad de libros coleccionados desde la juventud en España y traídos a América. Consideraba que la biblioteca es "uno de los medios más eficaces para poner en circulación los valores intelectuales", según consta en el Decreto de creación de la Biblioteca Nacional. Esta entidad está destinada -según San Martín- a "la ilustración universal, más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia (...) y para estimular a lo general del pueblo a gustar las delicias del estudio". La Biblioteca Nacional de Lima contaba, en sus inicios, con 11.000 libros. Éstos provenían de la copiosa biblioteca de diversas ciencias y humanidades que poseía la orden de los jesuitas y cuyos libros fueron confiscados por el Virreinato del Perú, cuando el gobierno español decidió la expulsión jesuita de sus dominios en 1767.

Otra acción de suma importancia como Protector del Perú fue la disposición que establece la libertad de imprenta, en cuyo preámbulo reflejaba su misión de liberar los pueblos. En dicho texto reconocía: "el derecho que tienen todos los hombres de pensar, de hablar y de escribir, y porque sin ella son perdidos los más bellos talentos para la Patria, para la causa de la razón y de las luces. Mas al mismo tiempo que concede la libertad de manifestar públicamente su opinión a todo individuo".  

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Recordemos que San Martín era un hombre de la ilustración. En su biblioteca se encontraban los libros de la escuela filosófica del siglo XVIII, en cuyo pensamiento se había formado. Las ideas de soberanía popular, división de poderes, libertad civil y religiosa, publicidad de los actos de gobierno, entre otras, surgieron en ese siglo. Por este motivo promovió y luchó por la libertad del individuo y de los pueblos. Y además consideraba que la cultura y la educación eran la "llave de la abundancia", el verdadero camino del crecimiento y la independencia de una nación.