Suarez acelera en el tramo final de su gestión y espera que la política respete su triunfo

El gobernador de Mendoza inicia el camino hacia el final de su mandato y le imprime velocidad a las decisiones que han ido quedando estancadas y que pretende sean el legado de su paso por la Casa de Gobierno.

Memo

El gobernador Rodolfo Suarez reimpulsó su gobierno. Lo hizo reuniendo a sus ministros, con la excepción de Enrique Vaquié, que este martes estaba en una misión vitivinícola en Holanda y sumando a dos nuevos integrantes que aun no asumen: Nora Vicario (en Cultura y Turismo en reemplazo de Mariana Juri que asumirá como senadora nacional) y Víctor Fayad (en Hacienda y Finanzas, el lugar de Lisandro Niero, que asumirá la banca que dejará vacante Alfredo Cornejo en Diputadoa al pasar al Senado). 

Allí, Suarez planteó la necesidad de que se cumplan con las metas que propuso cuando se postuló para gobernador y que las circunstancias en complicidad con la política le fueron impidiendo.

Sin embargo hay un tema con el que no insistirá: animarse a la producción minera. Si bien la sociedad le dio en las urnas el apoyo cuando fue elegido gobernador, proponiéndolo en su plataforma, una marcha asustó a toda la política, haciendo que todos huyeran del escrache de los activistas.

Ahora, el gobernador piensa pisar el acelerador de la gestión y les pidió a sus ministros que no se tomen vacaciones e impulsen los proyectos atrasados.

En ese camino, hay un legado que Suarez quiere dejar: la reforma de la Constitución que promueve la unicameralidad, en una larga serie de planteos de agilización del Estado y disminución del gasto político.

Para hacerlo, el Gobernador tuvo que avisarle a la política que ganó. Tanto oposición como oficialismo plantearon la elección legislativa como un plebiscito, y triunfó, por lo que le reclama a la política que sea consecuente con lo decidido en las urnas.

En este mensaje, Suarez es contundente no solo con la oposición, sino con los propios, que no se molestaron demasiado cuando el proyecto denominado "de reforma institucional" se planchó en la Legislatura.

Quiso acelerar antes pero, como le dijera en una entrevista con Memo en septiembre, "se puede hacerlo en pavimento o en el barro". Y la pandemia, para Suarez, fue una pista embarrada. Esto decía entonces:

En el gabinete provincial hay inquietud, porque si bien saben que Suarez no es de andar cambiando funcionarios, también conocen de su enojo cuando no consigue que cumplan con lo que ha pedido. Hay una creencia generalizada de que sobre el tramo final de su mandato será más exigente que en el inicio, cuando no solo sufrió las zancadillas políticas opositoras, de las supuestas "ONG" antimineras, sino también las complicaciones por la pandemia.

Si bien le ha faltado una muñeca hábil para empujar sus prioridades, es él mismo quien pecha a sus funcionarios, en algunos casos más cómodos en mostrarse ocupando los lugares que tienen, que en hacerlos funcionar con contundencia.

Suarez se siente respaldado por los conocimientos legales de su secretario en el área Gobierno, pero él mismo ejerce la cartera y con la decisión de la última reunión, busca imponer una impronta generosa pero agresiva a los fines de cumplir con algunos de los objetivos con los que llegó desde la Municipalidad de Mendoza a la Casa de Gobierno.


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