Sergio Bitar: "Uno muchas veces le echa la culpa a la democracia de algo que no resulta y es el mal gobierno lo que no funciona"
El dirigente político chileno Sergio Bitar desplegó en el programa "Tormenta de Ideas" toda su experiencia en gestión pública y política, con Chile como plataforma. Fue ministro de Allende, Lagos y Bachelet. Dónde están los defectos: ¿en la democracia o en los malos gobiernos? La misión de trazar un camino que saque de la pobreza a la gente.
Chile está transitando por un nuevo momento político. Los estallidos sociales que derivaron en la renovación de la Constitución han cambiado el eje de discusión. Inclusive el gobierno de Sebastián Piñera pasó de la popularidad al descontento y lo movió hacia una posición de populismo por derecha, hasta agitar un conflicto de límites con Argentina. La izquierda más dura cree que volverá a gobernar, pero en las elecciones primarias se impusieron los candidatos menos extremistas y la configuración de la oferta electoral se encamina en una ruta llena de sorpresas.
Sergio Bitar es un emblema político de Chile. Siendo muy joven, saltó de la Democracia Cristiana a la Izquierda Cristiana para apoyar a Salvador Allende. Fue su ministro de Minería por casi tres meses, hasta que fue víctima de las convulsiones políticas previas al golpe militar y quedó afuera del Gobierno. Sin embargo siguió: fue ministro de Educación del presidente Ricardo Lagos y ministro de Obras Públicas de la presidenta Michelle Bachelet.
Con estudios en Harvard, Bitar es uno de los políticos más formados de Chile, que se inició en la gestión pública con Eduardo Frei Montalva, antes de Allende, y de cuyo paso hay numerosos libros y hasta una película que lo recuerdan.
El dictador Augusto Pinochet lo recluyó en una isla y se fue del país para volver con el reverdecer democrático. Y no ha parado: es requerido desde numerosos conglomerados de estudios internacionales para que aporte su mirada en torno al futuro de la democracia y la planificación de la gestión pública a largo plazo.
Fue el entrevistado del programa "Tormenta de Ideas" (sábados a las 8.30 por radio Nihuil):
- ¿Hay una nueva revolución en marcha en Chile?¿Hacia dónde va su país?
-Yo diría que el estallido social es todavía una de las cosas inexplicables por la historia económica y política de mi país, porque los índices que entregaba Naciones Unidas sobre desarrollo humano, colocaban a Chile en primer lugar de América Latina en salud, educación, vivienda, condiciones de vida, esperanza de vida, escolaridad que son los indicadores que ellos usan. Que en ese país ocurra el más importante estallido social de América Latina en volumen y magnitud, y además acompañado con violencia fue un hecho aún paradójico. Explicaciones ha habido muchas, que van desde el desarrollo de expectativas muy aceleradas respecto de la capacidad de respuesta y también, aunque la pobreza bajó mucho, la desigualdad se mantuvo. La expectativa generaron demanda de más igualdad. Hay muchas teorías, pero el punto se tuvo la capacidad política, del parlamento, de todos los sectores de abrir un cauce institucional que fue lo que terminó en "hagamos una nueva Constitución y terminemos con la dictadura". Aunque se había reformado enormemente, y era una Constitución más sólida y democrática, pero la legitimidad de origen no estaba. Entonces ahora estamos haciendo ese triple proceso, que es un proceso de cambio constitucional, elecciones presidenciales en dos meses, el de la pandemia y la crisis social que se suma y a las demandas de futuro para reducir la desigualdad. Están todas las cosas operando al mismo tiempo, entonces vivimos un período de efervescencia que esperamos que salga bien. Ahora, está lleno de dificultades.
- En el programa hablamos con la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, que integra IDEA, entidad que usted también integra. Nos planteaba que la democracia está manteniendo deudas muy grandes con las poblaciones en América Latina y las sociedades le facturan, de alguna manera, las propias deudas de la democracia sin querer volver al autoritarismo. ¿Usted coincide?
- Sí, hemos estado discutiendo mucho esto y la coincidencia es que no vamos a salir de estas situaciones en que estamos, con un mundo con un cambio climática espectacular que va a sacudirnos enormemente y que va a poner en juego la supervivencia de la humanidad, los temas de salud que no sabemos cómo van a terminar resolviéndose y con un desempleo por los cambios digitales que van a aumentar. Si sumo los factores, no sólo coyunturales, sino los que viene como desafíos, no vamos a salir de esto sin una transformación mayor económica, política y social que supone una estrategia de largo plazo. Y eso choca con una democracia que no está rindiendo lo que tiene que dar. Tiene que haber consensos políticos. Esa es una de las conclusiones fundamentales, porque la polarización como está paralizada, polariza y además genera un estado de bienestar cada vez más debilitado, sin poder dar solución a la pobreza, sin poder dar alimentos, entonces la jugada fundamental es trazar una estrategia que nos saque de esto, aunque se demore en hacerse, pero que tenga un rumbo, no que sea una serie de parches, de soluciones mínimas que al final no dan salida y aumentan la desconfianza.
- ¿Quién tiene que ser el presidente de Chile cuando vaya a votar el pueblo en noviembre?
-Como ustedes saben hay tres figuras que pueden competir. Una de derecha como herencia de Piñera. La popularidad de Piñera es bajísima, yo creo que los gobiernos de derecha en América Latina al seguir jugando con cargo al mercado sin una estrategia de largo plazo, no resuelven los problemas de desigualdad y generan una cierta resistencia a las élites. "Ah, esta gente tiene el poder, nosotros no tenemos nada, que cambie todo". Eso es una opción y el candidato se llama Sebastián Sichel. La segunda opción es una de centroizquierda que sigue en la línea de lo que fue la Concertación, con otros grupos. Y la tercera es la del Partido Comunista con el Frente Amplio, con el candidato Boric. La mujer es Yasna Provoste que va por la centroizquierda. ¿Qué tiene de bueno y qué tiene de preocupante? Lo bueno es que las primarias resultaron elegidos las figuras más moderadas de las coaliciones, no las más polarizadas. La segunda es que uno vota muchas veces por un cierto carisma sin mucha reflexión, pero no piensa en la gobernabilidad de la persona elegida. ¿Tiene capacidad?¿Con quién va a gobernar?¿Cuál es su equipo?¿Tiene coalición para lograr mayoría en el Congreso? El tema de la gobernabilidad a mi juicio, es uno de los conceptos que en América Latina tenemos que incorporar más fuertes. Que al votar pensemos en cómo se gobierna y hacia dónde para lograr objetivos. Ojalá fuerzas que sean capaces de hacer consenso, porque si se gobierno por los que van a polarizar, que creen que tienen la razón y no la tienen, los países se paralizan.
- ¿Cuál es la opción que a usted le parece más favorable para Chile?
-Yo creo que la que da más gobernabilidad es la candidata Yasna Provoste, que en las encuestas no se ve entre las dos primeras, pero hay un duelo todavía pendiente, porque nosotros vamos a tener una segunda vuelta. Si ella llega a la segunda vuelta, gana la presidencia, porque al estar en una posición de centroizquierda, la gente más a la izquierda va a votar por ella en vez de la derecha e inversamente lo mismo. Ella tiene algunas cualidades. Primero mujer, tenemos la tradición de Michelle Bachelet que ha tenido mucho atractivo porque las mujeres en la política, por los menos en la experiencia chilena, hay una cierta sensibilidad a los temas sociales. Segundo, es una mujer con una fuerza político-electoral importante porque fue diputada, senadora, presidenta del Senado, es origen diaguita, que es una etnia del norte de Chile, es una mujer que viene desde abajo. Ha sido minitra, ha sido intendenta de una región, o sea tiene una larga experiencia y es muy joven, tiene 53 años. Además, tiene una coalición que en la última elección de gobernadores, de los 16 que se eligieron, esa coalición logró 12. Tiene parlamento, seguramente va a tener mayoría en el parlamento. Yo pertenezco a ese sector, por eso le estoy dando una opinión con alguna experiencia de años. Entonces yo creo que puede gobernar. Y el candidato Boric a mí me parece muy atractivo, una figura más a la izquierda, muy joven de 35 años. Representa una reforma, es un mensajero de algo del futuro y entonces eso atrae bastante a la juventud.
- Usted ess una especie de salmón, que nada contra la corriente. Escuchamos su crítica a la derecha, pero la izquierda ha demostrado, desde Chávez hasta ahora, y con esta pseudo izquierda argentina de los Kirchner, gobernar en la inmediatez. Buscar ganar la próxima elección y usted por el contrario es un especialista de largo plazo y siempre está pensando en el futuro. Cómo se concilia esto con esta nueva habilidad de las izquierda de hacer campaña permanente.
- Yo diría primero que no tenemos una izquierda al estilo de lo que uno podría denominar una democracia social. Es decir, que cumpla dos criterios. Que afiance los valores democráticos, y eso supone instituciones, pero cultura democrática de diálogo y de consensos. Eficacia en el gobierno, que es fundamental, porque uno muchas veces le echa la culpa a la democracia de algo que no resulta y es el mal gobierno lo que no funciona, y eso corre para derecha e izquierda. Entonces un punto absolutamente fundamental es que sea una democracia fuerte. Y en Idea, que usted mencionaba, hemos estado viendo cómo fortalecer nuestros sistemas electorales, cómo haces un pacto social nuevo que permita la inclusión, reducir la pobreza y como tarea clave disminuir la desigualdad. Como logras la autonomía del Poder Judicial, para evitar el control que El Salvador, Venezuela o Nicaragua van teniendo. Son elegidos como democracia, pero van destruyéndola. Entonces uno es el tema de la democracia. Segundo lo social, que vaya resolviendo los problema de inclusión y lo que va a venir en medio ambiente. Entonces esa es una línea que, a mi juicio, la historia de América Latina ha dado resultado. Hay una izquierda muy extrema que cree que puede hacer una revolución en cinco minutos o atraída por frases populistas que no se pueden satisfacer. Y hay una derecha que cree en el status quo que cree que hay que congelar las cosas y que basta con que el estado opere. Y eso dos extremos en América Latina no han dado resultado, entonces es esencial moverse a una social democracia con consensos. Eso es la perspectiva del Siglo XXI, pero quiero decirle que el diagnóstico actual de América Latina es el más difícil que hemos tenido desde que había dictaduras en la región. Es muy difícil salir, pero si uno no tiene un rumbo, no busca con buena voluntad, no vamos a salir y vamos a entrar en una fragmentación que creo que ya estamos, en una situación de mediocridad, de incapacidad de resolver los problemas de la gente y se arriesga la democracia. Yo no quiero solamente hacer diagnóstico negativo, el político tiene que trazar caminos de salida, pero no creyendo que tiene la verdad, sino buscando entendimiento.
- ¿Cuáles son los dos modelos en pugna hoy en la región?
- Yo creo que lo que ha demostrado la región en Venezuela, lo que demostró, aunque es muy distinto, en la misma experiencia que yo viví con Allende, lo que hemos visto en otros intentos, no voy a mencionar a Cuba. Gente que piensa que puede hacer algo revolucionaria, un poco teórico que entra en una fase que al final termina en una desastre. Y también hemos tenido gobiernos de derecha, cuya expresión espero que no vuelva de dictaduras conservadoras, que cree que manteniendo el orden pueden resolver los problemas y lo que hace es hacer una explosión social. Entonces, desde mi experiencia, no basta, para una persona como yo que se considera progresista, creer en algo que no es viable y empujarlo y provocar un desastre. Sino más bien, buscar un cambio progresivo, especialmente en lo social, especialmente en la inclusión, pero que también sostenga un crecimiento de la economía para poder financiar esta inclusión y con eso buscar mayores entendimientos y salir con una vía de democracia y de cambio progresivo con orientación social y ahora ambiental. Porque la juventud y los dramas que vamos a tener de acá cinco años, porque ya estamos viviendo problemas de inundación y tormentas, eso va a crecer y va a cambiar profundamente nuestras sociedades y va a obligar a tener un grado de colaboración y de solidaridad mayor del que nos hemos caracterizado hasta ahora. Ojalá también, tener más diálogo entre nosotros los latinoamericanos, como estamos teniendo ahora. Los problemas son similares y tampoco puede salir cada uno por su cuenta. Son cambios globales. Tiene que haber fondos para las vacunas, tiene que haber acuerdos para el comercio, apoyo para los que tienen endeudamientos muy altos y puedan salir adelante sus pueblos. Tiene que haber un acuerdo global en materia de cambio climático, que se ve alejado por la tensión entre China y Estados Unidos. Es un mundo nuevo y eso nos obliga a mirar escenarios de futuro, ver para dónde queremos ir y buscar los acuerdos con la gente para salir adelante.
Podcast: "Tormenta de Ideas" y la entrevista a Sergio Bitar, desde Chile
- Le consulto, con su mirada experta, si no está ocurriendo un resurgimiento en el ecosistema político de América Latina. Por ejemplo, ver que mueren antiguos partidos para darle nacimiento a nuevas fuerzas. Por ejemplo, en la Argentina tenemos un gobierno de matriz peronista con unas cifras de pobreza históricas. Una cosa no parece coincidir con la otra, porque siempre se ha dicho que el peronismo es el partido que sacaba de la pobreza a la gente. Ahora se está cayendo la gente en las cifras de pobreza. ¿Cómo ve a la Argentina usted?
- Siempre nos ha preocupado mucho porque hemos mirado siempre a la Argentina como una referencia en niveles educacionales, culturales y desarrollo superior al de Chile hasta los años más recientes, cuando se acelera una cierta declinación. No puede separarse uno del otro, entonces el tema para cualquier latinoamericano es el fortalecimiento de Argentina, la salida democrática en Venezuela, la superación de la crisis brasileña para salir de un gobierno tan a la extrema derecha, los riesgos chilenos, lo que vimos en Bolivia y la situación de Perú, con una tremenda polarización que está a la interrogante. Entonces si uno ve el vaso medio vacío, dice América Latina no tiene destino, está en una crisis que va a durar mucho tiempo. Ese es un escenario. Pero también uno ve que hay elementos nuevos. Por ejemplo, en medio de una crisis la gente cree que la democracia es el camino para salir a través de las elecciones, nadie está provocando levantamientos militares, ningún país. Esperamos que esa cultura democrática se afiance como la salida mejor, aunque demore. Segundo, el Estado ha jugado un papel fundamental. Los que hayan sostenido un estado mínimo, con mínima intervención, ha ayudado a la salir de la crisis en materia de salud. Hay indicadores también de movimientos femeninos importantes y de jóvenes. Estamos en un proceso que luce medio vacío, pero también hay que mirar los elementos de oportunidad. Ahí es donde los grandes políticos, que no los veo en América Latina, porque no son personas, no hay salvadores, hay movimientos políticos y sociales que debatan y tracen caminos, yo creo que van a surgir. Ese es el camino y creo que las ideologías extremas son realmente perjudiciales para un país.
- El mes pasado se cumplió un nuevo aniversario del golpe a Salvador Allende. Usted fue ministro de una parte de la gestión. ¿Recuerda la última charla que tuvo con Allende?¿Qué se pensaba en aquel 1973 en el gobierno de ese momento?
-Además escribí un libro que se puede bajar de la biblioteca nacional digital que se llama El Gobierno de Allende. Lo escribí después de salir de la prisión, estuve en prisión política más de un año. Me expulsaron, volví a la Universidad de Harvard, donde había estudiado, y ahí escribí un libro en que analice también qué errores se cometieron. Yo creo que eso fue muy importante también para construir después la coalición de la Concertación. Para lo que queríamos cambiar, teníamos que ver de qué forma se cambian las cosas de manera viable, efectiva, que produzca resultados palpables y que no solamente que uno transmita un discurso que al final no se traduce en beneficios para la mayoría. Esa experiencia fue de gran valor desde el punto de vista de los ideales, pero con poca capacidad de gestionar la búsqueda de los ideales y se transformó en una tragedia. Entonces, pasamos 17 años de dictadura, volvimos y hoy día Allende representa los ideales de mayor igualdad, los ideales de participación ciudadana y la discusión es cómo se construye. Hay una derecha dice no, por ese camino no porque es un desastre, hay una izquierda que vuelve a los ideales y lo que yo creo es democracia social que se consigue asentando la democracia, no debilitándola, y tener una fuerte dirección social con gente capacitada y con participación ciudadana. Esas son las lecciones de esos procesos históricos más largos, que yo espero que tengan valor en lo que viene.
- La digo a la audiencia que hay otro libro de lo que fue su estadía en Isla Dawson y que hay una película también el actor Benjamín Vicuña lo interpreta a usted.
- Es así, conversé con Benjamín bastante. Es muy distinto lo que uno escribe a lo que hace un director de cine que transmite imágenes, emociones, no son iguales. Ahora hemos sacado uno bien interesante sobre las transiciones mundiales, cómo fueron las transiciones a la democracia y cómo se logra transicionar, cosa que sigue siendo vigente en algunos países como Venezuela y también para nosotros. Y también hay un último que se llama El Gran Giro de América Latina. Lo escribimos con un colombiano y un mexicano. Decimos cuáles son los ejes si queremos salir de esto, cuál es un escenario catastrófico, cuál es un escenario deseado. Cómo se camina para allá. Presentamos el libro en el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales y tuvimos una muy buena discusión sobre Argentina y estas estrategias que significan gobernabilidad democrática, pacto social, cambio en la estructura productiva con más ciencia y tecnología, y además formas de coordinación latinoamericana. Estos cuatro ejes, cómo se organizan creando consensos y mayorías para discutir. Entonces cada país debe discutir cómo arma esos ejes para mirar hacia adelante.
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¿QUIÉN ES? Sergio Bitar es político e ongeniero civil, "Medalla de Oro" (2017) del Instituto de Ingenieros de Chile e "Ingeniero del año 2016" Colegio de Ingenieros de Chile; O´Donnell Democracy Award, Latin American Studies Association, 2017. Presidente Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia; Senior Fellow Inter American Dialogue, Washington; Miembro Consejo Consultivo del Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA), Estocolmo; Presidente Corporación Museo del Salitre. Fue Ministro de Minería del presidente Allende, prisionero político de la dictadura de Pinochet y exiliado. A su regreso, fue elegido Senador, fue Ministro de Educación del presidente Lagos, de Obras Públicas de la presidenta Bachelet, y presidente del Partido por la Democracia en tres ocasiones. Ha sido miembro de los Consejos Directivos de las Universidades de Chile, Católica de Temuco, Mayor y de Santiago.
Libros recientes: El Futuro del Trabajo en América Latina, Inter American Dialogue, 2020; Tendencias Mundiales y el Futuro de América Latina, CEPAL, 2016; Democratic Transitions. Conversations with World Leaders", con Abraham Lowenthal, Johns Hopkins University Press, 2015; Transiciones Democráticas. Conversaciones con presidentes de la República, Gutenberg Galaxia, 2016, también en francés, árabe, holandés y birmano, 2017; ruso, 2018, portugués, vietnamita, 2019; Dawson Isla 10, 14 edición 2018, en inglés, Prisoner of Pinochet, Wisconsin University Press, 2017; francés e italiano, 2016; El Gobierno de Allende. Chile 1970-1973, 4a Edición, Editorial Pehuen, 2018; La Caída de Allende y la Huelga de El Teniente, con Crisostomo Pizarro, 2a edición, Editorial Universidad Católica de Valparaíso, 2018.
Escuchá completo el programa "Tormenta de Ideas" con Sergio Bitar como entrevistado abajo o haciendo clic aquí: