Digitalización acelerada: lo que la pandemia le enseñó a la educación

La pandemia mostró que es posible flexibilizar el sistema educativo, y avanzar de manera acelerada en la incorporación de nuevas tecnologías con el potencial de mejorar la calidad y equidad educativa.

María Loreta Biehl

Estíbaliz Pérez. es Especialista en Innovación Educativa y Tecnologías. Su trabajo se ha centrado en el diseño y ejecución de propuestas que favorezcan el aprendizaje con tecnologías, la innovación educativa desde la política pública, y la formación del profesorado en competencias digitales. Actualmente es candidata a Doctora en Educación de la Universidad Autónoma de Madrid.

A poco más de un año del inicio de la Pandemia, casi todos conocemos de primera mano cómo ha cambiado la educación en sus distintas modalidades: inicial, primaria, secundaria, universidad, educación formal o informal. Los cambios obligaron a acelerar el uso de las tecnologías, y a emprender un proceso de constante cambio. De esto conversamos en un Webinar el pasado 10 y 11 de marzo en Costa Rica llamado "Digitalización acelerada: lo que la pandemia le enseñó a la educación"

En el primer día, este webinario tuvo como pregunta central: ¿Qué aprendizajes nos deja la Pandemia para mejorar la calidad y la pertinencia de la Educación General Básica (primaria y secundaria)? y estos los principales mensajes:

  1. La inversión en educación nunca ha sido más importante que ahora.

El economista Norbert Schady nos invitó a reflexionar sobre ¿Por qué hoy, más que nunca, es importante y urgente invertir en educación? En su presentación demostró cómo la baja productividad laboral y la creciente desigualdad, dos de los problemas más profundos de la región, están directamente asociados con el desarrollo de habilidades de la población y la forma en que estas se distribuyen. Ambos problemas se han profundizado con la crisis sanitaria, y afectan particularmente a los grupos sociales más vulnerables.

Qué cambió la pandemia en el servicio educativo de los Estados Unidos

Se trata de una crisis diferente a las anteriores. En crisis económicas "normales" caen los ingresos de los hogares, pero también caen los salarios potenciales de los jóvenes si éstos se incorporan al mercado laboral-o sea, cae el costo de oportunidad de ir a la escuela. Por esta razón, en el pasado, en América Latina, las crisis no han llevado a caídas en la matrícula escolar-de hecho, en general lo que se observa es un aumento en la matrícula. En la crisis actual hay cierre de las instituciones educativas. En promedio, en los países de América Latina y el Caribe, las escuelas llevan cerradas 33 semanas, y ningún país en la región estaba preparado para transitar a educación remota o híbrida, por lo que es de esperar que los aprendizajes sean bajos.

Adicionalmente, en particular entre los jóvenes de 14 años y más, hay un riesgo de que los jóvenes no vuelvan a la escuela. Estamos ante un peligro muy real de que la pandemia revierta dos décadas de progreso en la educación-que tengamos una "generación perdida" de alumnos. Así lo expone también, Isabel Román, del Estado de la Educación para el caso particular de Costa Rica, en su presentación.

Descuidar la educación en estos momentos implica retroceder, por lo que no hay prioridad más importante para los países de la región que tratar de minimizar las consecuencias de la pandemia. Algunas estimaciones muestran que, en ausencia de políticas efectivas para limitar el impacto de la pandemia sobre el aprendizaje, los costos de la pandemia para América Latina ascenderían a aproximadamente 28% del PIB futuro. El Fondo Monetario Internacional estima que, para el 2019, el PIB de la región cayo en 8% - la mayor caída del ingreso jamás observada en la región. De esta forma el costo a largo plazo de la caída en la productividad laboral podría ser casi 4 veces mayor.

Digitalización acelerada: lo que la pandemia le enseñó a la educación

Sin acciones rápidas la desigualdad educativa y el riesgo de exclusión puede ampliarse por lo que es fundamental promover un fuerte compromiso de los gobiernos en materia de educación, lo que favorecerá mayores ingresos y mayor productividad en la región.

  • Nos dimos cuenta de que hay otros formatos educativos posibles, que apoyados en la tecnología pueden llevar hacia una educación mucho más personalizada y ágil.

No hay dudas de que la pandemia aceleró el proceso de digitalización, y nos enseñó que es posible romper algunas prácticas muy arraigados en los sistemas educativos, así lo señaló la Viceministra Académica del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, Melania Brenes en su presentación: "la digitalización a gran escala es posible y viable si se movilizan y priorizan acciones y recursos".

De la noche a la mañana se pasó de una educación presencial - en la que todas las personas aprenden al mismo tiempo y en el mismo lugar- a una educación en la cual el aprendizaje puede darse en cualquier momento y en cualquier lugar. Se modificó el rol del profesorado, las personas encargadas de familia y del estudiantado que ahora tiene el reto de aprender de forma más autónoma. Con el apoyo de la tecnología, y buena formación, esto potencialmente puede implicar una educación mucho más flexible y personalizada.

El gran reto está, en lograr acciones rápidas y guiadas para que este potencial se convierta en mayor calidad y equidad educativa. En esta línea, Miguel Brechner, fundador del Plan Ceibal en Uruguay, hace énfasis en la importancia de centrarse en el problema que se quiere resolver y luego preguntarse de qué manera la tecnología nos puede permitir abordar esta problemática de forma más efectiva. Algunas preguntas apremiantes son:

  1. ¿Cómo fortalecer la formación inicial y continua del personal docente, de manera que este cuente con los conocimientos y experiencia necesaria para diseñar experiencias de aprendizaje con tecnologías que promuevan el desarrollo de habilidades en el estudiantado?
  2. ¿Cómo disminuir las brechas de aprendizajes- aumentadas durante la pandemia- entre los estudiantes?
  3. ¿Cómo establecer nuevos modelos de dotación de equipo enfocados en las personas más que instituciones, así como fortalecer acuerdos nacionales que prioricen el internet?

Adicionalmente, se debe pensar de forma integral. Desde su perspectiva, cualquier estrategia para lograr el cambio que requiere la educación debe contemplar al menos 6 factores:

  1. Nuevas pedagogías para lograr el aprendizaje profundo
  2. Nuevas habilidades y perfil docente para poder implementar estas pedagogías con éxito
  3. Plataformas educativas para la gestión efectiva de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
  4. Diseño Institucional que asegure las condiciones para alcanzar los resultados de manera ágil.
  5. Conectividad considerada como derecho fundamental.
  6. Dispositivos que permitan aprender en todo lugar y en todo momento.

Concluimos que una nueva y mejor educación requiere combinar tecnología de punta; pedagogía de calidad, así como, adaptarse a los nuevos escenarios de aprendizaje presencial y virtual que han sido potenciados por la pandemia. La pandemia mostró que es posible flexibilizar el sistema educativo, y avanzar de manera acelerada en la incorporación de nuevas tecnologías con el potencial de mejorar la calidad y equidad educativa. Esto debe estar acompañado de políticas y programas bien diseñados.

Con esto en mente, el BID ha trabajado en construir una guía que resume los 4 elementos clave para implementar modelos de educación hibrida, más allá de la educación de emergencia, así como en un resumen de la literatura sobre las diferencias entre modalidades educativas en aprendizaje y otros resultados de interés que los invitamos a ver.

¿Qué otros aprendizajes le ha dejado la pandemia a la educación? los invitamos a compartir sus reflexiones. Los invitamos a compartir sus reflexiones y a ver el Blog sobre el segundo día del evento, dedicado a la digitalización de las universidades.

LA AUTORA. María Loreto Biehl es Psicóloga y se desempeña como especialista líder de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Con más de quince años de experiencia en el Banco, ha liderado y colaborado en el diálogo técnico, y en el diseño y la ejecución de proyectos para mejorar los aprendizajes de niñ@s y jóvenes, en Argentina, Colombia, Ecuador, Jamaica, Uruguay y Costa Rica donde se desempeña actualmente. Previo a su trabajo en el BID, se desempeñó como psicóloga educativa y docente realizando funciones de asesoramiento curricular, acompañamiento docente, y atención psicopedagógica.

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