Insólito y descomunal ataque a la Legislatura
Un grupo de activistas que concurrieron a la protesta convocada por el colectivo Ni Una Menos se desprendió del reclamo pacífico de justicia por el femicidio de Florencia Romano y atacó los tres poderes del Estado. Se ensañaron con la Legislatura, a dónde nunca llegó ayuda policial.
La Legislatura de Mendoza fue incendiada deliberadamente, utilizando como material las vayas que la rodeaban. Un grupo pequeño de activistas que cantaban consignas diversas, contrarias a la minería, a los políticos, a la policía, se desprendió de la inmensa marcha que clamó por justicia ante el femicidio de Florencia Romano y provocó un insólito, descomunal e injustificable destrozo.
La tarea la pudieron realizar con total impunidad, tal como se pudo ver en la transmisión en vivo que realizó Memo desde sus plataformas en las redes sociales: nunca nadie impidió los hechos ni los morigeró.
La gente que reclamó legítimamente contra la violencia de género y el femicidio se fue. Los activistas que bloquearon las entradas y salidas de la Legislatura y le prendieron fuego, aun con trabajadores en su interior, actuaron a lo largo de más de una hora, hasta que la policía que estaba dentro del edificio, sofocados por las llamas y el humo, consiguieron activar las mangueras y recibieron ayuda de bomberos.
Pudieron perder sus vidas, ya que la puerta principal por Sarmiento fue incendiada y se armó una inmensa fogata que generó varias explosiones y la otra puerta, por Patricias, fue trabada con hierros y escombros.
Los incidentes se iniciaron después de que intentaran incendiar la Casa de Gobierno y el Poder Judicial. Esos hechos hicieron que los que manifestaban sin otra intención que pedir justicia, se dispersaran.
Ya viendo que habían atacado los otros dos poderes y la movilización seguía hacia Plaza Independencia, no tendría que haber resultado tan difícil adivinar que iban a por el poder restante, tal como ocurrió.
Al llegar a la Legislatura, se realizaba en el lugar una reunión paritaria y sus miembros salieron expulsados hacia la plaza. Desde allí miraron azorados cómo se encendía primero una fogata en la Peatonal Sarmiento y luego, el edificio.
Ante esos hechos, se produjeron varios momentos de dispersión de los manifestantes que se escabulleron por la plaza. Solo quedaron los violentos, muchos de ellos varones, acompañados por un coro de mujeres que los alentaban y proferían amenazas a su alrededor, a la vez que aplaudían cada vez que el fuego tomaba alguna otra parte del edificio. Se tomaban selfies con el fuego de fondo.
Munidos de barretas y mazas, con mochilas en las que llevaban botellas y productos incendiarios, el rostro cubierto, los atacantes sabían a qué iban y cumplieron su rol arrancando piedras de las acequias ron las que rompieron los vidrios para luego ingresar bombas molotov. Evidentemente, en otras marchas habían fallado al incendiar solo por fuera y probablemente, llegaban persuadidos de mejorar su técnica delictiva.
Felizmente solo resultó herido en una oreja un bombero, según le confirmó a Memo una autoridad legislativa a la medianoche, aunque periodistas de este diario dialogaron con los policías no bien pudieron zafar de las trabas a la puerta lateral y estaban visiblemente afectados por los hechos. Así y todo, ayudaron al personal que había quedado atrapado, a salir.