Se justificó la decisión bajo una excusa ambiental vinculada al nivel de plomo que supuestamente contenían libros y revistas extranjeras, a menos que se tratara de pequeñas partidas, aprobadas por el organismo. No se tuvo en cuenta que cuando se dice que se "devoran un libro" no se los injiere, sino que lee con gran interés. El plomo, de tal manera, no incide en la salud.