pobrismo

Educar exorciza al pobrismo. No es digno endiosar la condición de pobre: este concepto injertado en el pensamiento político es retrógrado y tiene pretensiones autoritarias. El pobrismo pone un pie sobre cada cabeza y lo saca si quien está abajo le responde ciegamente al gestor de ese pobrismo.

Somos pobristas. Nos gusta la caridad porque nos satisface individualmente y hay gente que hasta parece disfrutar que haya gente más pobres que ellos así los pueden "ayudar".

"Es hora de terminar con los infantilismos, y repensar el país, con una base empresaria, social y política, que siente las condiciones de un cambio cultural profundo", sostiene Carlos Sala, autor de esta nota.

En esta nota, Elia Ana Bianchi de Zizzias redefine a "ricos" y "pobres" en un país con cada vez menos agraciados por la economía, mientras que la política se llena la boca hablando de cosas que no sabe, no puede o directamente no sabe hacer.