Francisco lo liberó del secreto pontificio para que explicara su relación con la supuesta espía italiana Cecilia Marogna, una laica que cobró miles de euros de la Santa Sede.
Un listado de reformas que quiere y no puede imponer el papa Francisco, Jorge Bergoglio. Y la lista de clientes que tiene "el Banco de Dios", el IOR (Instituto de Obras de Religión).