La marca de tecnología teme que sus datos privados se entreguen a otros usuarios. Por eso, sus empleados ya no podrán acceder al ChatGPT y otros chatbots.
Una serie de imágenes creadas con Inteligencia Artificial empezaron generando credulidad, luego se volvió polémica y ahora ya se sabe: no hay que creer en todo lo que se ve (ni hablar de lo que no está a la vista).