La respuesta a las exreinas desde el Área Género de Guaymallén
"Si no es un concurso que cosifica a la mujer, ¿por qué se exhiben estas características como datos de interés? De esta manera, los cuerpos son colocados como territorios de disputa de sentidos, de patrones de estética, de belleza; como objetos de la opinión pública, puestos a satisfacer deseos y expectativas ajenas", respondieron desde Guaymallén a la Corenave.
El Área de Género, perteneciente a la Dirección de Desarrollo Social de la Municipalidad de Guaymallén, hace pública su postura en relación al tema en debate sobre la designación de Sofía Grangetto como representante del departamento.
Para empezar, es importante destacar que esta posición se sostiene en dos premisas fundamentales. La primera, basada en el respeto por el sentir popular y la tradición mendocina, se afirma en que la celebración de la Fiesta de la Vendimia debe continuar realizándose, poniendo el eje en sus cultores del trabajo (todas aquellas personas que cultivan la vid, que promueven el turismo vitivinícola y las actividades culturales, sociales, sanitarias, deportivas, etc.). Es decir, centrándose en la culminación de un año de trabajo y en una victoria más en la lucha del oasis y la producción contra el desierto. La segunda premisa se sustenta en que la tradición, como tal, es una expresión social e históricamente construida. Esto implica que puede y debe ser modificada para adecuarse a los tiempos actuales.
En este sentido, hay acabadas muestras de dichos avances y modificaciones, sobre todo en lo que respecta a Vendimia.
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Un ejemplo muy pequeño, pero a la vez absolutamente significativo, es lo que ocurrió en octubre del año 2014, cuando se sancionó la Ley Nº 8.740. La normativa "estipula la modificación del reglamento para la postulación y elección de la Reina y Virreina Nacional de la Vendimia, el cual deberá respetar los derechos, garantías y libertades consagradas a favor de la mujer por los tratados internacionales de jerarquía constitucional y demás legislación vigente en materia de derechos humanos en el país" (Fuente: Archivo de Leyes de la Provincia de Mendoza). Este proyecto fue presentado en el año 2012 por el legislador Gustavo Arenas (Frente para la Victoria), cuando la entonces soberana de Lavalle, Evelyn Ramírez, quedó embarazada y su corona fue puesta en discusión por el reglamento vigente. La normativa establecía de forma explícita la destitución de las representantes en caso de embarazo o de matrimonio. Esta fue la punta de lanza de un debate que, hasta el momento, no se había dado y que culminó en la modificación de un reglamento arcaico, violento y discriminador para las mujeres. Así, a partir de la fiesta del año 2016, se introdujeron las siguientes modificaciones:
1- La soberana podrá casarse o ser madre, de manera previa o durante su mandato.
2- Se reconoce la legislación en materia de identidad de género, ampliando la posibilidad de participación a todas aquellas identidades autopercibidas como femeninas.
3- Suprime los límites de edad y la estatura mínima que debían cumplir las participantes.
Ahora bien, ¿qué idea subyacía a estas prohibiciones o criterios establecidos para la participación? ¿Con qué tiene que ver que la aspirante al cetro vendimial no pudiera ser madre o estar casada? Para responder a estos interrogantes es oportuno citar a Lala Pasquinelli, hacedora y fundadora de "Mujeres que no fueron tapa" (proyecto que busca analizar los modelos de mujeres que se muestran en los medios de comunicación desde un punto de vista humanizante y feminista): "Los reglamentos de estos concursos son discriminatorios y sexistas, estas condiciones tienen que ver con que la mujer que reina debe permanecer en condición de "disponible para todas las miradas masculinas" para satisfacer los deseos y el placer de otros, en su mayoría hombres, por lo cual es impensado que sean madres o se casen ya que eso automáticamente es motivo de no deseo".
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Mucho se ha hablado sobre la elección de la Reina de la Vendimia y distintas son las posturas acerca de si se trata de un concurso de belleza o no. Al respecto, el Área de Género, en su humilde opinión, invita a reflexionar acerca de algunos aspectos que permitan acordar consensos sobre la base del respeto a la dignidad de las mujeres. Las preocupaciones centrales tienen que ver con los mensajes que se transmiten cultural y socialmente mediante la exaltación, veneración y ejemplificación de determinadas características estéticas; y cómo eso construye subjetividad en miles de mujeres adultas, niñas y adolescentes de la provincia a partir de un modelo de belleza que se presenta como hegemónico.
Para ejemplificar de qué se está hablando, y en el marco de las elecciones que se realizaron bajo el nuevo reglamento de Vendimia, se puede mencionar que desde el 2015 hasta el 2020:
- 5 de 6 soberanas medían 1,70 metros o más.
- 5 de 6 soberanas tenían el cabello rubio o castaño claro.
- 5 de 6 soberanas tenían ojos color verde.
- Ninguna tenía más de 22 años.
A esto hacemos referencia cuando hablamos de "violencia simbólica", definida en el Art. 5 de la Ley 26.485. La elección de la soberana marca características hegemónicas de lo que social y culturalmente es considerado "bello".
Por lo que, en este contexto, vale la pregunta: ¿cuáles son las implicancias de reforzar estos estereotipos? Miles de niñas y adolescentes de Mendoza, a lo largo de la historia, han crecido con la figura de la "reina" como ejemplo a imitar, como ideal a alcanzar. ¿Qué sucede cuando eso no es posible, cuando no se puede equiparar altura, peso, color de ojos, de cabello? ¿Qué pasa cuando sus cuerpos se encuentran por fuera de la norma establecida? La respuesta es que se ejerce violencia y discriminación, ya que todo lo que no está dentro de ese canon de belleza queda en las márgenes, por fuera, no encaja.
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Otro dato a tener en cuenta es que si se quiere acceder a la información mencionada sobre las características de las soberanas, se puede buscar en la web su nombre, seguido de la palabra estatura o características físicas. Inmediatamente, se obtienen al menos 5 portales de noticias que exhiben esos datos.
Entonces, si no es un concurso que cosifica a la mujer, ¿por qué se exhiben estas características como datos de interés? De esta manera, los cuerpos son colocados como territorios de disputa de sentidos, de patrones de estética, de belleza; como objetos de la opinión pública, puestos a satisfacer deseos y expectativas ajenas.
Como Estado tenemos la enorme responsabilidad de ser coherentes en todos los aspectos de la gestión. Resulta contradictorio, por un lado, llevar adelante una política de género en la cual se debaten y abordan temas como la violencia en el noviazgo, el autocuidado del cuerpo de manera integral, el fortalecimiento de la autonomía y la autoestima de las mujeres, etc; y, en simultáneo, alentar un evento que las cosifica e impulsa a competir entre ellas, sobre todo en un país en el cual el flagelo de la violencia de género se cobra la vida de una mujer cada 23 horas.
En este contexto, hoy se convoca un hecho que atenta abiertamente contra la integridad de las mujeres, concretamente, contra la integridad de quien ha sido designada como representante de Guaymallén. En las últimas horas, Sofía Grangretto ha sido víctima de numerosos actos violentos, amenazas directas que atentan contra su vida y contra su integridad psicológica.
Repudiamos enérgicamente estos actos, y acompañamos a Sofía y a su familia en este momento de tanta angustia.
Entendemos que la defensa de los derechos de las mujeres debe ser para todas las mujeres y no para algunas pocas e invitamos a la CORENAVE a expedirse respecto a estos hechos.
Los cambios generan resistencia, sin embargo, hay que seguir en la lucha por la ampliación de derechos para todas las mujeres.
Área de Género, Dirección de Desarrollo Social, Municipalidad de Guaymallén.
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