Construyen "caballos de Troya" en los municipios y se replantean los liderazgos
Hay un reacomodamiento general en los municipios de Mendoza tras los resultados de las últimas elecciones y promesas de nuevos liderazgos. La impaciencia no les ha dado tiempo de disfrutar de triunfos ni de procesar derrotas.
A simple vista, pasó sin demasiado ruido la elección legislativa en los municipios. Sin embargo, todo un tropel de caballos de Troya se yerguen en las fuerzas políticas municipales y amenazan con impulsar recambios, realineamientos y reposicionamientos.
Es que triunfadores están viendo cómo otros se suben a su triunfo lentamente desde dentro, para luego bajar al territorio y pretender quedarse con todo.
"Nosotros fertilizamos pacientemente, sembramos con las mejores semillas, nos unimos para ir a la cosecha y, al final, se nos cuelan otros desde nuestro mismo espacio para arrebatar los frutos. Pero no lo permitiremos", reaccionó un radical que cree haber logrado alambrar Maipú tras este triunfo y a quien no le cayó bien que correligionarios suyos pretendan arribar a candidaturas de otros municipios como, por ejemplo, Guaymallén.
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En Guaymallén hacen mutis por el foro y no dicen "esta boca es mía", porque alegan que si hubo una ocurrencia en torno a que Marcelino Iglesias compita por la intendencia de Maipú, "fue de maipucinos" y "sólo escuchamos la idea con una sonrisa", dicen, sin que nadie de la cara, a pocos días (una docena) del resultado electoral en donde, al final, radicales de uno y otro lado del Acceso Este ganaron.
En Rivadavia se cuecen habas luego de que Ricardo Mansur, el exintendente radical, llegara al Concejo Deliberante acompañado por un militante de Libres del Sur. Serán dos los concejales que se subieron al caballo de Troya "verde" y le relinchan en la cara ya no a Miguel Ronco, el intendente, sino a Hernán Amat, el joven funcionario elegido legislador a quien todo el mundo ve como la "renovación" de Cambia Mendoza en esa comuna.
El que monta Mansur es un potro bravío, que atemoriza a sus excorreligionarios y los hace perder la huella del camino, una senda polvorienta. Y al asustarse más de la cuenta, ceden terreno porque, como se ha dicho (y comprobado) una y mil veces, "el que se calienta, pierde".
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No son menores las figuras políticas que se quedarán sin cargo en 2023: Emir Félix en San Rafael, Walther Marcolini en Alvear (le acaba de pedir la renuncia a todo su gabinete tras ganar con menos del 40% la elección), Marcelino Iglesias en Guaymallén, Daniel Orozco en Las Heras, Tadeo García Zalazar en Godoy Cruz, Roberto Righi en Lavalle... Les queda disparar hacia adelante o recluirse hacia atrás.
Una idea que ha estado circulando entre vino y empanadas es la de intendentes que bajen a ser concejales y los elijan presidentes de los concejos deliberantes y... bueno, volver a saltar arriba. Sería una burla a la norma que les impide seguir y el costo a pagar, posiblemente sea muy caro.
En este punto, si un nuevo intendente "afín" renuncia antes de cumplir la mitad del mandato, debería llamarse a elecciones y ahí discutir si el cacique que abandonó el poder puede presentarse. Si pasan dos años de gestión y renuncia el intendente, allí sí asumiría automáticamente el presidente del Concejo Deliberante.
En esa misma encerrona y con resultados a futuro poco predecibles, a juzgar por los vaivenes del termómetro nacional, hay en cada comuna conatos de rebeldía, tanto internos como externos a las actuales autoridades.
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Uno de esos runrunes vienen de San Martín, en donde Raúl Rufeil logró la hazaña al remontar un resultado demasiado parejo en las Primarias (PASO) y cuando ganó bien en las generales, le aparecieron los "desaparecidos" tentados a sucederle en el cargo para el cual ya avisó que le gustaría someterse a una reelección, ya que le queda una.Allí están merodeando, dicen, los hermanos Petri, una familia numerosa que no estaría conforme con los roles asignados y que, a pesar de haberse negado a competir con anterioridad, ven que llegan a una finca fertilizada y sembrada, y parecen querer meterse a la cosecha.
Ni hablar de lo que se cuece en municipios en donde los resultados no conformaron ni a unos ni a otros. Se habla de nuevas alianzas y cruces de partidos de un frente a otro.
Los pases de facturan se producen en silencio y en la política podrían hacerse más metáforas, como aquella de los caballos troyanos: se juega un Tetris que los moviliza y entusiasma, en la búsqueda de que las piezas empiecen a caer justo en donde deben y se replanteen los liderazgos y candidaturas.
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"¿Quién dijo que las cartas están echadas?", sostuvo un dirigente radical en diálogo con Memo en estricto off the record, cuando sostuvo que candidatos a gobernador "hay a patadas", y sumó a Jorge Difonso, a la suarista Mariana Juri, le abrió la puerta a Iglesias y Orozco y subrayó las intenciones de García Zalazar. Agregó algo más: "Si vuelve Cornejo, la pirámide se achata y empuja hacia abajo a todos ellos, lo cual no será gratis".
En el peronismo, ven que Anabel Fernández Sagasti, querida o no, valorada o no, es la que tiene el poder todavía y atrevérsele implicaría asumir una gesta titánica. Hoy garantiza cierta unidad. Pero también deja latente la idea de que su lugar está en Buenos Aires más que aquí. Resta ver si "hereda" dirigentes o si deja que se construya un peronismo capaz de ganar por sí solo.
Por lo pronto, mientras los radicales se hacen los rulos por Maipú, su dirigencia peronista se mostró unida. En una foto, Adolfo y Alejandro Bermejo se mostraron juntos y conciliadores, dispuestos a empezar de nuevo, junto a Matías Stevanato, el intendente que transita su primer mandato y al que se miraba con interés para jugar a nivel provincial.