Temen que se caiga la personería del PD bonaerense, catapulta de Milei
El Partido Demócrata en su capítulo bonaerense es el centro de disputas por su futuro. Lo preside la diputada nacional libertaria Victoria Villarruel, pero su personería jurídica corre riesgo.
Los nubarrones de tormenta interna en el Partido Demócrata nacional (PD) provienen del sistema de disputas por el control de los satélites de esa fuerza. En San Juan ya expulsaron a quien era el candidato a gobernador de Milei, el empresario Sergio Vallejos Mini. Y una versión difundida por el portal Realpolitik dio cuenta de que está a punto de caerse la personería del PD bonaerense, al frente del cual impusieron en forma considerada como "inorgánica" en julio a la diputada nacional libertaria Victoria Villarruel.
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La "nueva derecha" no es tan nueva, en realidad: esos partidos y sus dirigentes han estado desde el siglo XIX presentes, tejiendo alianzas y especulando con resultados electorales, buscando quién los impulse a mejores posiciones. Su dirigencia que ahora levanta un discurso "anticasta" como el de Milei es portadora de los mismos apellidos en muchos casos desde hace más de 100 años en los mismos puestos de decisión partidaria, y si bien parecen crujir, tienen una gran flexibilidad a la hora de negociar, ya que siempre quedan detrás del manejo de todo, aunque al frente aparezcan figuras de impacto que parecen "renovadoras".
La gran incógnita bonaerense alcanza a pequeñas fuerzas que adquieren valor ante el crecimiento de la figura de Milei y su necesidad de plataformas partidarias. Una cuestión, si se quiere, de oferta y demanda en el mercado electoral. Pasa con la Ucedé, por ejemplo, que su dirigencia prefiere un candidato "más serio" y piensa que lo es José Luis Espert, y no Milei. Ambos militaron juntos, pero cuando el joven economista vio que tenía posibilidades por sí solo, se despegó del excandidato presidencial e inició su camino solo.
Lo que deja tela para cortar es si todo lo ocurre detrás del escenario de la "nueva política" es un entramado de los coletazos de las viejas mañas de siempre, o son dolores de parto de algo realmente superador de aquello que recibe tantas críticas y demandas de la sociedad.
El PD bonaerense fue intervenido a mediados de año. El mencionado portal mostró el estado del expediente en donde la disputa política se judicializó. Allí consta que el actual interventor Carlos Santino presentó al juez electoral de la provincia de Buenos Aires, Alejo Ramos Padilla, una reforma de la carta orgánica del partido y la designación de nuevas autoridades hasta la convocatoria a elecciones internas.
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Sostuvo que "sin embargo, son varias las inconsistencias que se encontraron en la presentación, al punto de ser desaprobada por la Justicia Electoral. Una de ellas es que para ser validado por la Justicia Electoral bonaerense un partido necesita un mínimo de 8 mil afiliados, mientras que el Partido Demócrata apenas supera los 5 mil".
Al mismo tiempo, dentro de las autoridades nombradas se encuentran varias personas que están afiliadas a otras fuerzas políticas, lo que convierte en nula sus funciones.
Realpolitik sostuvo que "el hecho más insólito fue la autoproclamación de la diputada Victoria Villarruel como presidenta de un partido inexistente, de acuerdo a las observaciones realizadas por el juez Ramos Padilla, al tiempo que la convocatoria a elecciones internas previstas para el próximo 14 de diciembre nunca llegó a concretarse, es decir, que la farsa montada en julio pasado por Villarruel, María Feldtmann, Guillermo Montenegro, Hernán Maurette y Carlos Onteiro carece de toda legitimidad".
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Asimismo, dio cuenta que en las próximas elecciones de autoridades del Partido Demócrata a nivel nacional, la provincia de Buenos Aires no podrá participar, dado que continuará intervenida hasta que regularice su situación, o lo que es una gran posibilidad: desaparezca su representación en la jurisdicción más grande del país. Allí se pone en juego la continuidad del mendocino Carlos Balter, a quien le surgió la oposición interna del conservador puntano Alberto Arancibia Rodríguez.
