La hija de un exgobernador, el futuro del radicalismo y ¿qué más hay que cerrar, además del EPAS?
Algunas indagaciones sobre el presente político de Mendoza y puntos de partida para nuevas discusiones y hechos. La Picada del director de Memo, Gabriel Conte.
El Estado como bolsa de empleo para políticos y militantes está diciendo "basta". No es por ideología ni por marketing, esta vez, sino que el vaso parece haberse llenado.
Como ocurre en muchas casas particulares, no es sino hasta que llega la flaqueza de bolsillos en que se cae en la cuenta de que se está gastando de más, en cosas superfluas posiblemente o que no funcionen, cuyo rol se duplica con otro o bien, aparece con mayor claridad que esos recursos que teníamos y que ahora faltan, estaban siendo malgastados "por gusto" o simple descontrol.
Lo dijo claramente Sergio Marinelli, el titular de Irrigación, entrevistado en el programa "Tenés que saberlo" por Radio Jornada, esta semana: "Hoy por hoy, en lo fundamental, el EPAS no funciona". Llegó tarde, porque no funciona desde hace tiempo. Nació cuando el agua y el saneamiento de Mendoza era controlado por privados, pero al reestatizar el servicio, quedó. Pero además Mendoza tiene a Irrigación y más: hay una Dirección de Hidráulica, en una danza de jurisdicciones que solo terminan por defender el puesto de quienes están atornillados allí bajo una lógica que, al final, tiene fecha de vencimiento.
Replantear si sirven los Concejos Deliberantes tal como están
Hoy urge la simplificación del Estado para darle mayor eficiencia y eficacia. No es en persecución de nadie, ya que ese es el principal argumento de resistencia y proclamación del status quo. Es porque no sirve. ¿Por qué sostenerlo?
La hora de los Concejos Deliberantes
Hay cientos de municipios del país y del mundo que funcionan, por ejemplo, sin un concejo deliberante.
En el pasado, sirvieron para dar equilibrios políticos y discutir proyectos, pero también para controlar a los intendentes.
Hoy no solo huelen a unanimidad entre oficialismo y oposición, sea quien fuere la "figura" o personaje que accede a una banca. Su rol se ha extinguido y hay herramientas que el sistema democrático y la tecnología ofrecen para que resulte más claro el control de las cuentas y acciones de una Municipalidad.
Básicamente, en privado, muchos concejales y algún intendente, admiten que están "al pedo".
Grupos de personas con altos salarios y acumulación de personal político que, en las sesiones, montan un circo al que nadie escucha, ni en vivo ni por streaming, que hablan de expedientes sobre cuya cuestión tecnocrática pueden llegar a desconocer el 99% y que sirven, en todo caso, como salvoconducto para favores a personas que luego les ayudarán para seguir prendidos en la teta del estado.
¿Eso sirve hoy en día?
Se puede discutir que haya un cuerpo deliberativo municipal de mayor calidad, relevancia e incidencia y, hasta ahora, nadie que pertenezca a esos estamentos del Estado ha dicho "esta boca es mía" en público, por miedo a que el tema se instale como debate en la sociedad.
Pero se empieza a perder el miedo y también, se caen velos antiguos que los llenaban de mística y adornaban su presunta "necesidad".
La democracia es otra cosa, no solo dar empleos caros a concatenaciones de personas que son votadas para estar allí.
El asunto es que lo discutan, inclusive sus protagonistas, en lugar de llamarse a silencio.
¿Qué más habría que cerrar o rediseñar, además del EPAS?
Los funcionarios actúan como "Macayas Márquez" de la realidad, simples comentaristas de lo que pasa, como si no tuvieran responsabilidad en torno a este presente que ahora se ven obligados a cambiar.
El ministro Mema explicó los alcances de la disolución del EPAS y las nuevas funciones de Irrigación
Medio tarde en el tiempo se dan cuenta de la duplicidad de áreas y que el agua merecía algo más que consignas en torno a su carencia como, por ejemplo, una administración centralizada y su valorización. Ha imperado el dispendio, en el más amplio sentido y extensión de la palabra.
Se acepta la nueva actitud. Pero "que no se corte". Seguramente hay mucho más por descubrir en verdaderas "capas geológicas" de familias, militantes, "dirigentes" que van acumulándose en el Estado y que han resultado intocables, además de ser evidentemente inútiles para desarrollar alguna contraprestación útil a la sociedad que les paga salarios y vacaciones.
El perfil adecuado: el de Matilde Bordón
En el caos que vive el peronismo mendocino hay un emergente en conversaciones que no involucran a su actual dirigencia y es la posibilidad de volver a tener una figura como, por ejemplo, José Octavio Bordón. La idea es que sea profesional, capaz y con el suficiente signority para ser pensada como "gobernador" y no como candidato.
Surgió en algunos círculos el recuerdo (bueno, por supuesto) de Matilde, la hija de Bordón. Pionera (después de Silvia Jardel) en estar al frente de una agencia de promoción de Mendoza, su provincia le quedó chica y la llevó al plano de organismos internacionales. Gestora de proyectos, conoce más de técnica de gestión y resultados que de "boludeo" político. Fue la delegada del Banco Mundial en Uruguay, en Paraguay y ahora, en Perú y Ecuador.
No hemos hablado con ella, pero en un sondeo entre empresarios que quieren encontrar una alternancia a la "Era Cornejo", y no la encuentran, su nombre empezó a rebotar con sonrisas y agradabilidad.
No ha experimentado en política y, de hecho, a otros hijos de gobernadores, tampoco les ha picado el bichito, salvo uno que otro que juega a mover hilos empresarios y productivos, pero con amateurismo y ambición, detrás del apellido de su padre.
Matilde tiene nombre propio, y se la aprecia. Si se arriesgará (además, si es que quisiera hacerlo) o no a caminar por el barro del peronismo mendocino, es otra cosa. Pero la reacción al mencionar su nombre es inversamente proporcional entre la dirigencia del PJ que ha llevado al peronismo al subsuelo de los resultados y los que quieren una figura capaz de jubilar a Cornejo desde la oposición.
Qué es y qué será la UCR
Cambia Mendoza se está quedando sin partidos. Era un frente electoral, pero los partidos que lo integraban se fueron yendo a buscar suerte a otros "Caballos de troya" que les permitiera acceder al poder, ante su propia impotencia.
De todos modos, a los radicales parece generarles cierta comezón volver a hablar de la "UCR Lista 3" y prefieren adaptarse a estos tiempos de nombres de fantasía que los muestra abrazados a muchos otros y no encerrados sobre sí mismos.
El asunto será qué va a hacer la UCR cuando la gente se de cuenta de que no están abrazados a muchos otros y que sí, se han encerrado en sí mismos.
Hay una corriente ortodoxa, que no solo está integrada por "viejos" que pulsa porque vuelva a sus orígenes de "UCR Lista 3". Pero hay más: están los que sostienen que es un instrumento partidario con la finalidad de transformar las cosas desde el gobierno. Sintetizando, los que se autoperciben como "radicales que gobiernan". Otros buscan "no perder", un concepto diferente al de "ganar": de tal modo, aferrarse a la oleada que venga y estar listos para remontarla. Y por supuesto que los "ideológicos" pugnan por "volver a las fuentes", sin tener en claro si fue Leandro Alem, un liberal que hoy apoyaría a Milei; un Hipólito Yrigoyen, referente de leyes sociales y de los sectores más pobres; Marcelo de Alvear, el primer presidente del PRO de la historia, pero que fue exitoso en sus objetivos, en todo caso... o si aquellos orígenes están en el más reciente ícono, Raúl Alfonsín, idea con la cual radicales y peronistas empiezan a verse junto en una lista el año que viene.
Hoy hay menos posibilidad de que un "fuerte debate interno" lo defina: eso los llevaría a demostrar las quebraduras y, expuestas, sumaría a Mendoza al 2% del electorado nacional que dice identificarse con la UCR a nivel nacional.
Como aquí sus figuras y su idea es fuerte, y reconoce a otros protagonistas, y sean ellos Llaver, Fayad, Genoud, Baglini o Cornejo, el radicalismo se deja llevar por el viento y buscará ser aroma para el olfato pragmático del mendocino promedio, que impulsa al resto a definir su voto.