Qué dice la encuesta endogámica de la UNCuyo sobre su rol en la pandemia

Después de dos años de una inactividad generalizada desde el rectorado de la UNCuyo con la pandemia como excusa, y a las puertas de un año en que se elegirán nuevas autoridades, pagaron una encuesta a la que solo respondieron sus empleados y en las que la mayoría dice que funcionó todo en forma fantástica. El rector Daniel Pizzi y la agrupación política que lo sostiene, el Interclaustro, salieron a hacerle propaganda a esos resultados, colgados de la buena fama de la empresa contratada, la consultora Realle Della Torre.

La UNCuyo, como la mayoría de las universidades del país, se asustó con la pandemia y prefirió cerralo todo en lugar de liderar con respuestas de vanguardia ante el fenómeno, como se espera de un centro de estudios de su nivel. Algunas facultades con sus decanos al frente fueron la excepción, pero los colegios secundarios se subsumieron al mandato del "politburó" que la conduce, una especie de parlamento que determinó casi al unísono que era mejor "no hacer nada", a pesar de las supuestas diferencias políticas.

La encuesta encargada por Pizzi le dio que que más del 82% acepta la forma en que se manejó la Universidad durante los períodos más duros de la pandemia. Así y todo, y a pesar de que solo encuestaron a sus empleados, el apoyo a su gestión llegó al 66%, frente al resto que es la disidencia.

Los números fueron difundidos por la agrupación Interclaustro, iniciando la campaña electoral para las elecciones de autoridades de este año, y por el conjunto de medios que posee el rectorado para difundir su versión de la realidad, liderados por el portal Unidiversidad.

El trabajo de Realle Dalla Torre es correcto técnicamente, pero el encargo excluyó la opinión de alumnos y de la ciudadanía en general. El mandato de quienes encargaron la encuesta era saber la opinión de quienes votan en las elecciones universitaria, solamente, todos inmersos en el micromundo político que se vive en la ciudadela del Parque y algunos otros puntos sueltos en Mendoza.

Esto resultó de la consulta endogámica:

Memo hizo un seguimiento de acciones de la Universidad en pandemia, hallando que muchos alumnos directamente optaron por salirse del sistema. Los que entraron a primer año en 2020 no conocieron prácticamente la real vida universitaria ni a sus docentes y compañeros.

Cuando se abrió un debate en torno a la parsimonia de las autoridades universitarias, no respondieron ni participaron: solamente el rector envió una carta a los docentes diciéndoles que los medios los agredían y que él los defendía, en un modelo de liderazgo por lo menos, cínico.

Lo cierto es que hoy las autoridades universitarias del principal centro de estudios de Mendoza se muestra jolgorioso debido a una encuesta autosatisfactiva.

Hasta Julio Cobos, uno de los promotores de la llegada de Pizzi al rectorado, lo enfrentó en los medios, irritado por la inacción que se percibía.

Por delante, quedarán los que realmente se preocuparon por salir adelante a pesar de la adversidad de la pandemia frente a los que simplemente se resignaron. Desde Ciencias Económicas se trabajó con fuerza en el retorno a las aulas y en cambios que le permitan a los alumnos seguir siendo parte de una casa de estudios real y palpable, incorporando la tecnología como herramienta y no solo como excusa.

Hasta Ciencias Políticas, más proclive ideológicamente a acatar las decisiones de la Casa Rosada, se movió rumbo a la reapertura. Y así hubo iniciativas aisladas, pero valorables, de enfrentar el quietismo que distinguió a la UNCuyo en pandemia.