Calvente dará un volantazo en Guaymallén

Guaymallén podría dar inicio a una etapa de "intergerentes", en donde importe más el cumplimiento de objetivos por parte de los funcionarios que la rosca partidaria para ponerlos en sus lugares.

Como si se tratara de una lotería se han dado a conocer nombres sueltos para el recambio de gestión de Marcos Calvente, tras su primer año de gestión. Pero no. Quienes lo conocen saben bien que no se trata de los nombres, sino de su funcionamiento: más allá de quiénes se trate lo que se está intentando producir en la comuna más habitada de Mendoza es un nuevo sistema de gestión, basado no en los compromisos políticos sino con la capacidad de ejercer el cargo.

No es, por ello, una típica jugada interna, y uno de los datos es que no se irá de la gestión el hijo de Marcelino Iglesias (ahora enojado con Calvente), Mauricio, que ocupa la importante Secretaría de Gobierno, y eso, a pesar de que su exesposa y madre de los nietos del exintendente, Verónica Cancela, que preside el Concejo Deliberante, ha jugado al menos "raro" con quien debería ser su respaldado y defendido jefe comunal.

Sobre el borde de la semana, Calvente dará a conocer los objetivos y por supuesto, también los responsables de lograrlos.

Lo que viene será una gestión evaluada constantemente. Ya lo hizo una vez, cuando antes de que terminara 2024 el intendente les pidió a todos sus funcionarios una rendición de cuentas y se tomó todo este tiempo para cotejar lo dicho con o hecho, y determinar tanto confirmaciones como reemplazos.

Es un año político y surgirán suspicacias. Pero mientras la prensa tradicional y la política siguen haciendo lo mismo de siempre, la jugada parece ser otra.

Si le sale bien, será el inicio de una etapa de "intengerentes". Caso contrario, podría producirse un efecto rebote de lo viejo y mañoso, con las consecuencias que ya se conocen en esta comuna y en tantas otras.

La expectativa, por ahora, está centrada en "lo que se ve" desde afuera, pero sin dudas que uno de los datos que tienen que revisársele al propio Calvente es si recorta el gasto político o no, si logra hacer funcionar áreas que no lo estaban haciendo o no y si le pone objetivos de eficacia, también, al Concejo Deliberante, que a todas luces (allí y en cualquier municipio) se mueve como una burbuja por fuera de la crisis que sí sufre la sociedad.


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