Aseguran que la esposa de El Adolfo lo dejó y se mudó a Mendoza
Lo cuenta un portal puntano, Zbol. Habla de "un cuento de hadas con distinto final" y una fuerte disputa económica entre ambos.
El portal de noticias Zbol informó que Adolfo Rodríguez Saá y la mendocina Gisela Vartalitis están en pleno proceso de divorcio y que ya no conviven bajo el mismo techo.
Dice el medio sanluiseño: "Cuando el viernes 30 de abril de 2004, Adolfo Rodríguez Saá incorporaba formalmente a su planta de empleadas contratadas de la Cámara de Diputados de la Nación, a una joven mendocina de 28 años llamada Gisela Vartalitis, probablemente no reparó tanto en los 27 años de diferencia que se llevaban, como sí lo hizo, en los encantos de quien comenzaba siendo su nueva colaboradora y que con el correr de los días, se transformó en la mujer que lo acompañó, hasta hace pocos meses, durante los últimos 15 años".
En el 2006, dos años después de que Cupido se atravesara en el camino de ambos, nace el único hijo en común que posee la pareja.
Agrega Zbol que "luego de años de convivencia, decidieron dar un paso más y formalizaron la relación. Luego de gastar U$S 5.000.000 para construir una mansión ubicada sobre el cerro India Dormida de Potrero de los Funes, los novios contrajeron matrimonio durante el atardecer del 25 de marzo de 2017 en una fastuosa fiesta a orillas del lago".
Y asegura que "lo que fue un secreto a voces en la última campaña electoral, hoy comienza a transparentarse y después de 15 años desde aquel flechazo, el amor comienza a darle paso a un divorcio que se encamina hacia una batalla legal que pone en juego, varias propiedades y la responsabilidad civil por el subsidio de $80.000.000 a la Fundación Mujeres Puntanas, entregado por el gobernador Alberto Rodríguez Saá, dinero del cual quedan pocas constancias sobre su destino".
Esto dice Zbol:
Vartalitis hace un par de meses ha regresado a su tierra natal, Mendoza. Solo vuelve a la provincia para realizar alguna visita esporádica a la mansión de Potrero que permanece cotidianamente cerrada, con la mayoría de las luces apagadas y habitada solamente por quienes la custodian. Las redituables inversiones realizadas en la última década y media, le permitió no regresar a la modesta vivienda del Barrio Dalvían, lugar donde vivió antes de mudarse a San Luis.
Con la asistencia legal de su inseparable colaborador Alfredo Barzola y de un ex magistrado amigo que hace varios años atras, dirigió El Diario de la República, la estrategia legal del senador nacional apunta en dos direcciones. Por un lado, poder resolver el mayor dolor de cabeza que lo afecta tanto a él, como a su hermano, en la causa de los $80.000.000. La otra línea de negociación con quien hasta hace pocos días compartía el mismo techo que el ex presidente, incluye las propiedades que integran la sociedad Fiduciaria Las Orquideas SA, sociedad integrada únicamente por Gisela Vartalitis y Adolfo Rodríguez Saá.
La contabilidad de la Fundación que presidia la mendocina y que fundó junto a su esposo puntano, es una incógnita difícil de dilucidar. El subsidio entregado por el gobierno de Alberto Rodríguez Saá y que se encuentra en la mira de la justicia federal, carece de trazabilidad y su destino, es un misterio.
La situación tiene preocupado a los dos hermanos, los fallos preliminares de la justicia no son nada alentadores, a tal punto que en los últimos días comenzaron a tener un acercamiento subterráneo con el objeto de tener una estrategia común ante este tema. El camino del divorcio transita invariablemente por el centro del destino del millonario subsidio. Los hermanos puntanos pretenden quedar limpios de toda culpa y cargo. La candidata para asumir las cuentas ante la justicia, es la vecina de Potrero que hace un par de meses regresó a Mendoza
En la negociación quien se lleve la peor parte por la causa de los $80.000.000 será quien más beneficiado saldrá al momento de liquidar los bienes de la sociedad Fiduciaria Las Orquídeas SA, cuyo domicilio legal se encuentra en el Barrio Solares del Golf, Block 8, Juana Koslay, que fuera creada con un capital inicial de $100.000 y que pertenece a los integrantes del malogrado matrimonio.
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