Vargas Llosa, por Mauricio Llaver: "El capitalismo es un sistema reñido con la utopía"
Reproducimos aquí el texto del escritor y periodista mendocino Mauricio Llaver que es parte del libro "Has tenido lo tuyo", en el que recuerda a Mario Vargas Llosa, fallecido este domingo en Lima.
-Tal cual. Como Vargas Llosa, cuando rompió con la revolución cubana a fines de los años ‘60s. Venía del círculo progre, del boom de la literatura latinoamericana, apoyaba a Fidel y todo aquello junto a García Márquez, Cortázar, y de pronto se puso en contra y empezó a debatir con sus ex amigos. Lo masacraron ideológicamente por todas partes y, además, nunca le reconocieron lo más importante.
-¿Y qué era lo más importante?
-Que tenía razón. -Es verdad.
-Vargas Llosa decía que el comunismo era un régimen totalitario y que su economía arruinaba la vida de sus habitantes, y de pronto los mismos soviéticos, con la glasnost y la perestroika, lo reconocieron y dejaron caer el Muro de Berlín. Fue la mejor demostración de que Vargas Llosa había tenido razón, y de que todos sus críticos habían estado equivocados.
-Es que es difícil defender al capitalismo.
El libro de Llaver.
-Tal cual. Me lo dijo el propio Vargas Llosa, una vez que lo entrevisté en una visita que hizo a Mendoza. Me impactó tanto la frase que la usé de título: "El capitalismo es un sistema reñido con la utopía".
-"Un sistema reñido con la utopía". Es fuerte, porque la verdad que hablar de capitalismo no tiene atractivo para las masas.
-No. Es más fácil hablar de igualdad, justicia social, solidaridad. Pero el capitalismo tiene un pequeño secreto que lo hace imponerse en el largo plazo.
-¿"Pequeño secreto"? ¿Qué es eso? -Es un sistema al cual todos se adaptan, incluso sin darse cuenta. Es lo más parecido a la naturaleza humana, incluso con sus defectos. Pero uno se levanta todos los días y, naturalmente, quiere estar mejor. Quiere ganar más, mejorar la casa, cambiar el auto. Y en el capitalismo está esa posibilidad, la de progresar a través del esfuerzo.
Mauricio Llaver entrevista a Mario Vargas Llosa en 1995, abordo de un avión que lo trajo a Mendoza desde Tucumán.