Tres razones por las que no tenemos (y no tendremos) una frontera expedita
El colapso del sector chileno del Sistema Integrado Cristo Redentor no es algo nuevo, pero reiteradamente se pide que se tomen medidas que no llegan.
A raíz de las largas demoras que se están registrando en el paso a Chile han surgido numerosos cuestionamientos al funcionamiento del Complejo Los Libertadores, propios de las esperas y los malos ratos. En su mayoría, apuntan a comparaciones con lo que sucede en Europa o en otros pasos, como los que unen con Brasil y Uruguay.
Sin embargo, hay una serie de factores que hacen que el Sistema Integrado Cristo Redentor no pueda convertirse en una frontera más expedita, aunque las esperas que se están dando en estos momentos superan cualquier tipo de tolerancia, por lo que resulta entendible la molestia.
Para ver qué pasa realmente hay poner varios temas sobre la mesa. El primero es que no necesariamente la infraestructura soluciona los problemas de la espera. En la última semana del 2017 cruzaron a Chile 48.000 personas y las demoras fueron de hasta seis horas. En 2022, durante la última semana cruzaron 28.000 personas y las demoras fueron iguales o más largas.
Chile no es del Mercosur
El primer factor que uno debe tener en cuenta es que Chile no es un país del Mercosur, por lo que pensar en una frontera como la de la Unión Europea o los pasos a Brasil, no es posible. Todo está sujeto a lo que disponga el vecino país en los acuerdos con la Argentina, porque no es parte del mercado común.
Video: la fila para cruzar a Chile se extiende hasta el lado argentino
Aunque se trata de un país asociado, aprovecha lo que le sirve de esa condición, pero no abre sus fronteras de par en par y nunca pidió ser socio pleno porque no le interesa comercializar en bloque. Mal no les ha ido negociando de manera bilateral, tanto así que Uruguay quiere seguir ese camino pero está atrapado por el mercado común.
De esta forma, lo que vale son los acuerdos bilaterales en materia de frontera, pero los que existen son casi letra muerta. Durante décadas no se avanzó en una serie de materias, como es la provisión de personal suficiente de uno y otro lado de la frontera para que el Sistema Integrado realmente funcione.
Hoy las quejas desde Chile son contra la AFIP que no envía la cantidad suficiente de funcionarios para habilitar quince cabinas, pero en otras ocasiones de este lado se usó la misma explicación para no habilitar cabinas en Horcones.
Cada funcionario con alguna responsabilidad en el paso busca la mejor versión para no quedar mal, pero lo cierto es que en el Sistema Integrado Cristo Redentor lo que dicen los papeles es letra muerta, para uno y otro lado, y todo funciona según el momento, el día y el ánimo.
Controles rigurosos
Uno de los motivos por los que se demora el paso desde la Argentina a Chile son los rigurosos controles que realizan los organismos de control, tanto Aduanas como el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). Este último, incluso, tiene un peso tal que pone en jaque a los coordinadores y el nivel central del Estado trasandino.
El Gobierno de Mendoza culpó a Chile por las demoras en el Cristo Redentor
A modo de ejemplo, y en primera persona, en el año 2011 se realizó una reunión en la ciudad de Los Andes (Chile) con todos los organismos de frontera para coordinar la llegada de aficionados trasandinos a Mendoza para la Copa América de ese año. La reunión parecía ser expedita y rápida, pero la negativa del SAG a cambiar sus métodos y los lugares de control, demoró el encuentro durante todo el día. Finalmente, ganó la pulseada y el operativo se diseño en torno a sus requerimientos.
A la hora de preguntarles por qué hacen controles tan riguorosos la respuesta es simple y corta. "Cumplimos lo que dice la ley".
El SAG tiene poder absoluto en la frontera porque protege lo que para Chile es muy valioso y es el bienestar de sus productos agrícolas de exportación. Recordemos que -por ejemplo- China está inundado de cerezas y uvas chilenas, por lo que cualquier problema que se registre en estos productos, claves para las exportaciones, el peso de la culpa caería sobre el SAG y sus controles.
De este modo, y quizás les ocurrió, por más que tengas todos los papeles firmados de Migraciones y de Aduana, para liberar tu auto siempre se necesitará del sello del SAG, último organismo en revisar todo lo que llevas y que es el que realmente te permite el ingreso.
Del mismo modo, fuentes del Ministerio del Interior chilenos dijeron que los anuncios de controles selectivos que hizo la coordinación argentina para no tener las filas que tienen hoy en Chile, demuestran que los acuerdos son letra muerta, porque avanzar con controles selectivos o aleatorios es saltarse los acuerdos y los protocolos establecidos.
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Otro factor fundamental, y que aunque parece cómico, es real. La lejanía del Sistema Integrado Cristo Redentor de los centros neurálgicos del poder hacen que no sea un tema prioritario.
El ejercicio para comprobarlo es simple. Mientras acá en Mendoza todos los medios ponen en sus portadas el tema de las demoras, en Chile no hay repercusión. La población trasandina ignora lo que sucede en la frontera con los turistas que esperan y, por ende, no hay presión sobre el Ejecutivo trasandino.
Por eso, por ejemplo, no extraña que mientras el complejo Los Libertadores colapsaba el delegado presidencial de Los Andes, Cristian Aravena, hablara en un video del trabajo que están realizando sin hacer mención alguna a las demoras interminables y los malos ratos que están pasando los turistas. No extraña porque no era un mensaje para el turista que está en la fila, es un mensaje interno para las jefaturas y el nivel central.
Tanto Chile como la Argentina han demostrado que solucionar los problemas que existen en la frontera no son un prioridad y pasan las administraciones y los inconvenientes persisten. Incluso, una administración de izquierda que se presume más abierta, no deja espacio para que algo cambie.
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Existen formas para mejorar los tiempos, como la aplicación de tecnología en muchos de los trámites, pero nunca tendremos una frontera europea porque del otro lado de la cordillera entienden que adentro hay mucho para proteger, tal como se vio durante la pandemia y los requisitos fueron casi inflexibles hasta que la vacunación hizo su efecto.
Es justamente esa vacunación, ese nuevo trámite, el que en gran parte genera demoras, pero con o sin ella, la realidad nos indica que el panorama de frontera no cambiará.