Vicuña Mackenna envidiaba a Sarmiento
Cuenta la historiadora Luciana Sabina que "a pesar de las tensiones, Vicuña Mackenna propuso erigir un monumento en honor al general San Martín, resaltando su figura en la historia latinoamericana. Pero incluso en ese noble gesto, encontró la manera de lanzar sutiles críticas hacia Sarmiento, avivando el conflicto".
Benjamín Vicuña Mackenna, destacado intelectual chileno, entabló lazos amistosos con los miembros de la Generación del '37. En su obra "Diario de Viajes", relata su visita a Buenos Aires en septiembre de 1855, ocasión en la que conoció personalmente a Domingo Faustino Sarmiento. A pesar de la cordialidad inicial, parece que no hubo una afinidad plena entre ellos.
Mientras reconocía la sencillez de Sarmiento en su vida privada, Vicuña Mackenna no dudó en criticarle en sus escritos. Lo retrató como un personaje arrogante y vanidoso. Así expresó: "Sarmiento es el Dumas de la literatura sudamericana. Tal vez ningún otro en nuestro continente haya tenido una imaginación tan brillante y, al mismo tiempo, tan desbordante. A pesar de sus grandes aciertos, carece de sentido común y su vanidad parece no tener límites".
Sarmiento, sintiéndose traicionado, no tardó en responder desde las páginas de "El Nacional". Sus allegados, amigos y discípulos en Chile defendieron con fervor su legado y dignidad, replicando en "El Mercurio de Valparaíso" con críticas hacia Vicuña Mackenna.
Aunque Sarmiento es ampliamente reconocido por su contribución a la educación chilena, Vicuña Mackenna parecía enfocado en cuestionar sus capacidades. Sin embargo, no todo fue crítica; también hubo momentos en que reconoció el valor de Sarmiento como autor de la primera obra sobre enseñanza en América Latina.
Este enfrentamiento trascendió lo literario y se sumergió en el turbio ámbito político del Decenio Montt (1851-1861). Vicuña Mackenna, con tendencias liberales y en contra de la presidencia de Manuel Montt, había sido exiliado por sus creencias. Por otro lado, Sarmiento era un firme aliado de Montt.
A pesar de las tensiones, Vicuña Mackenna propuso erigir un monumento en honor al general San Martín, resaltando su figura en la historia latinoamericana. Pero incluso en ese noble gesto, encontró la manera de lanzar sutiles críticas hacia Sarmiento, avivando el conflicto.
El chileno Tomás Martínez tomó el guante y envió a Vicuña Mackenna una enérgica carta que fue publicada en "El Mercurio" el 28 de Agosto. En ella, expresó su preocupación sobre cómo un escritor, en lugar de buscar un bien común, emplea el sarcasmo y el desprecio para denigrar la reputación de un individuo destacado. Martínez señaló que comprendía los motivos que llevaban a Vicuña a criticar tan vehementemente a Sarmiento, y creía que se trataba más de envidia y resentimiento que de argumentos válidos.
Para el defensor sarmientino, esta misma animosidad fue la que impulsó a los redactores de "El Diario de Santiago", entre los cuales estaba el propio padre de Vicuña, don Pedro Félix Vicuña, a acumular críticas contra el renombrado educador argentino.
En relación con las acusaciones de vanidad dirigidas hacia Sarmiento, es cierto que, siendo constantemente atacado por detractores, se vio en la necesidad de defender su honor y legado. Todos los hombres tienen defectos, consideró Martínez, pero eso no justifica injurias sin fundamento.
Finalmente, la persistencia con la que muchos han perseguido a Sarmiento lo hace cuestionar: ¿es realmente tan insignificante y común como sus enemigos afirman? La historia tiene una forma peculiar de juzgar a sus protagonistas, y el tiempo será el testigo final de la estatura de cada uno. Hoy podemos asegurar que así fue.