El vino en tiempos de Juan Manuel de Rosas

El Bonarda en la Mendoza Este y el rol de Juan Manuel de Rosas en el ordenamiento nacional, con el vino como herramienta. Escribe Pablo Lacoste.

Pablo Lacoste

El vino como bandera, es decir, símbolo de unidad entre los argentinos, medio de cohesión y fortalecimiento de la identidad en momentos de peligro inminente, es el tema de la nueva investigación que acaba de publicarse en una revista científica.

Se trata del estudio del antropólogo francés Frédéric Duhart, publicado esta semana en la Revista Iberoamericana de Viticultura, Agroindustria y Ruralidad (RIVAR), titulado "Enodiplomacia en el gobierno de Rosas". ¿Cuál es el contenido central de este artículo? La relevancia notable que tuvo el vino en la estrategia política del jefe de la Argentina en aquellas décadas cruciales, cuando el país estaba seriamente amenazado de fragmentación, balcanización o centroamericanización.

Tal como ocurría entonces con otras confederaciones de América Latina, Argentina estaba en peligro de partirse en múltiples países menores: Corrientes y Entre Ríos aspiraban a formar un país aparte, eventualmente unidos a Uruguay; con Santa Fé sucedía algo parecido; Salta y Jujuy tuvieron negociaciones con la Confederación Peruano-Boliviana para salirse de Argentina y sumarse a aquel bloque de poder. Por su parte, muchos lideres de Mendoza y San Juan también impulsaron la secesión; otras provincias se declararon repúblicas totalmente independientes. A ello hay que sumar la presión de las flotas de guerra de Francia e Inglaterra, que ocuparon parte del territorio argentino (Isla Martin García), se apoderaron de la escuadra nacional y bombardearon ciudades y puertos.

Museo La Cisterna Casa de Rosas: protagonismo de las botellas de vino.

Museo La Cisterna Casa de Rosas: protagonismo de las botellas de vino.

En este contexto, y ante la ausencia de un gobierno nacional, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, asumió como encargado de las Relaciones Exteriores, y trazó una política de salvación nacional.

Es importante señalar que, en aquel momento, se vivía una crisis muy parecida a la actual, signada por la hiperinflación, debida al déficit fiscal. Por un lado, los ingresos fiscales se derrumbaron al bloqueo del puerto por la flota europea. Por otro, el gasto público se disparó, debido principalmente a seguridad. A pesar de las altas tasas de inflación, Rosas congeló los salaros públicos, en medida heroica de salvación. lo cual significó un sacrificio brutal para todos empleados públicos. Por su parte, los exportadores también se perjudicaron porque no podían exportar con el ritmo habitual, y clamaban por rendirse ante los poderes externos para recuperar sus negocios.

En este contexto extremo, la estrategia de Rosas fue apoyarse no solo en el poder duro (fuerzas armadas) sino también en el poder blando (cultura, identidad, patrimonio), y lo hizo con énfasis en la gastronomía, apoyándose en productos emblemáticos argentinos, particularmente el mate y el vino. El caso del mate ya fue comentado en esta columna, apoyada también en un estudio científico. Ahora, con la publicación de este nuevo estudio sobre el papel del vino en la diplomacia de Rosas, se completa y comprende mejor el mecanismo empleado para salvar la Argentina en su hora más crítica (casi tan difícil como la actual).

Paradójicamente, Rosas utilizó no solo el vino argentino elaborado en Cuyo (que era muy poco debido a las guerras civiles y la interrupción constante de rutas comerciales y canales de distribución) sino también los vinos europeos importados, tanto de España como de Francia.

El vino se utilizó para celebrar las victorias de los ejércitos de la Confederación, como así también, en la corte de Palermo, donde Rosas y su hija Manuelita recibían a los gobernadores, generales, intelectuales, artistas y referentes de las provincias, juntamente con los diplomáticos extranjeros. Allí se servía el vino, junto con el mate, las comidas criollas y las danzas nacionales, como mecanismo para crear un clima de convivencia y construcción de consensos para salir de la crisis. Las ceremonias del vino contribuyeron a construir la cohesión nacional y a la vez, desarrollar una eficiente diplomacia para sostener las tensiones con las grandes potencias extranjeras, que culminaron con la firma de los tratados diplomáticos con Francia e Inglaterra, en los cuales se devolvieron las tierras ocupadas en este conflicto y se reconocieron las bases establecidas por Rosas para sacar adelante la Argentina.

El vino en tiempos de Juan Manuel de Rosas

El estudio completo se puede ver en el siguiente link https://www.revistas.usach.cl/ojs/index.php/rivar/article/view/6284

Un tema que no se menciona en ese artículo, pero resulta oportuno recordar aquí, es el Bonarda. Esta cepa de origen italiano resulta todavía poco conocida en los mercados. Su peculiaridad radica en que no pertenece al grupo de variedades del paradigma hispano criollo (Listán Prieto, Torrontés, Moscatel de Alejandría, Pedro Giménez), vigente en Argentina desde 1561 hasta 1830, ni al paradigma francés (Malbec, Cabernet, Pinot Noir), ingresado por iniciativa de Sarmiento a partir de 1853. Entre esos dos grupos ingresó el Bonarda que, de acuerdo a los estudios del enólogo Roberto González, máxima autoridad en la historia de esa variedad, ingresaron a Argentina en tiempos de Rosas; se cultivaron originalmente en la provincia de Entre Ríos, y luego llegaron a Mendoza. Los vitimigrantes que se instalaron en Mendoza Este le dieron atención preferencial, y tuvieron al Bonarda como una de sus principales variedades desde el siglo XIX hasta hoy. Fue otro legado de aquellos tiempos difíciles.

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