Fuerte apuesta del Gobierno para deslegitimar a la CGT, el actor social de peor imagen
Manuel Adorni ya los definió como "los fundamentalistas del atraso". Quién y cómo inventó esta nueva fórmula, que esperan tenga el mismo éxito que "no hay plata" o "no la ve".
El Gobierno vive una nueva pulseada. La diferencia con las dos anteriores (la Ley Bases y la Marcha por la Educación Pública) es que ahora cuenta con todas las de ganar, aun perdiendo. Los sindicatos son el actor social con mayor imagen negativa, que según las encuestas va del 70 al 80%, cruzando todos los electorados, lo que obviamente también incluye a la amplia coalición peronista, que en la última elección votó por Sergio Massa.
Este segundo paro general de la CGT es una prueba -sobre todo- para el propio sindicalismo. El primero fue realizado el 24 de enero, a 45 días de iniciada la gestión de Javier Milei, lo que la transformó en la medida de fuerza realizada más cercana a la asunción de un Gobierno nuevo desde 1983.
La protesta fue contra el DNU que Javier Milei firmó unas semanas antes, pero como no se plegaron la mayoría de los sindicatos del transporte, el paro no fue importante. Por eso la central obrera eligió hacerse oír con una movilización que se concretó al mediodía, tampoco demasiado importante.
Ahora la situación es distinta. No habrá ferrocarriles, no habrá subtes, no habrá colectivos. Tampoco vuelos de cabotaje. La CGT no convocó a ninguna movilización y lo que espera, según lo anticipó el secretario general, Héctor Daer, será "un parazo".
Pero el Gobierno no es exactamente el mismo que el de los primeros meses. Aprendió a negociar con otros para impulsar la Ley Bases y un diálogo sostenible con las universidades nacionales, y en este caso accionó con funcionarios habilitados para:
- garantizarle a la empresa FlyBondi que pueda volar desde Ezeiza.
- pidiéndole a las cámaras de supermercados y de comercio que abrieran todos los locales posibles con personal jerárquico
- buscando asegurar que el Grupo Dota, que tiene 43 líneas de recorridos en el AMBA (el 70% de los pasajeros en transporte colectivo) y que tiene disposición a trabajar, en los hechos no adhiera al paro.
También dispuso que la línea 134, que recibe denuncias anónimas de dirigentes o punteros que obligan a los beneficiarios de planes sociales a asistir a cortes de calles y rutas, esté lista para asistir a quienes quieran trabajar y sean amenazados por compañeros sindicalistas.
Adorni informó en la conferencia de prensa que 5 millones de personas no podrán movilizarse en el AMBA y que hay otras 1.5 millones que usan SUBE en las provincias que tampoco podrán hacer uso del transporte público. "La decisión de la CGT afectará a 6.593.000 personas que mañana no van a tener a disposición el servicio esencial de transporte para ir a sus trabajos", incluyendo las 93 mil personas que verán cancelados sus 703 vuelos.
En diálogo con los periodistas, anticipó que "el Gobierno nacional oficializó recientemente una resolución para descontar el día completo del subsidio a las empresas que presten el servicio por debajo del 70%". "Con esta medida, el Estado dejará de financiar las huelgas del sector", se explicó luego en un comunicado.
En el Gobierno porteño, mientras tanto, acompañan parte de la posición nacional. Por un lado, garantizan que las escuelas estarán abiertas y que se descontará el día a los docentes que adhieran al paro. También estarán abiertas las oficinas del Registro Civil y las sedes comunales en los barrios.
En cambio, los hospitales no darán los servicios regulares, y solo funcionarán con guardias y el SAME. Al tiempo que habrá estacionamiento medido gratuito durante todo el jueves y será gratuito el servicio de Ecobici.
La CGT dará conferencia de prensa a las 15. El Gobierno, se espera, repetirá su conferencia de prensa habitual, a las 11. Ya a esa hora se sabrá quién ganó la pulseada de la opinión pública.
Porque, aunque el paro sea contundente, la Casa Rosada está preparando una victoria ante la opinión pública contra "los fundamentalistas del atraso", el gran sintagma que se le ocurrió a Santiago Caputo, autor de otras exitosas síntesis conceptuales como "no hay plata" y "no la vé".
En este caso, la ocurrencia fue mientras conversaba con Milei en su despacho, sufriendo el frío con el que se siente cómodo el Presidente, un verdadero fundamentalista del aire acondicionado, como se llamaba la icónica banda del Indio Solari.