Una semana después, Donald Trump le contestó el llamado a Javier Milei

El Presidente estaba ansioso y por eso se hizo pagar un asiento en la mesa de una cumbre conservadora en Palm Beach para ser el primer presidente que se encuentre con él. Tuvieron un diálogo de 10 minutos. Fue el mismo día en que se anunció a Alejandro Oxenford como embajador argentino en Washington DC, un emprendedor creativo, formado y muy querido en la industria de los negocios digitales. ¿Inaugura la línea libertaria woke? Escribe Silvia Mercado.

Silvia Mercado
Periodista acreditada en Casa Rosada

"Usted es mi presidente favorito", le dijo Donald Trump a Javier Milei, según el vocero Manuel Adorni. Con talento, el americano sabía qué fibra tocar para romper cierta decepción del argentino, que hacía una semana esperaba esta conversación telefónica. Milei llegó a encerrarse en Olivos con el traductor oficial para preparar la comunicación, y Walter Kerr lo acompañó varios días a donde iba para estar listo ante el llamado desde Mar-a- Lago. Pero la devolución del llamado no llegaba.

Trump fue siguiendo las prioridades de la política exterior del país que va a volver a gobernar a partir del 20 de enero próximo. Primero, la presidenta mexicana de izquierda Claudia Sheimbaum, segundo en la escala regional, el salvadoreño Nayib Bukele. Algo así como el clásico "patio trasero" de los Estados Unidos. Luego le fue contestando "a 70, quizás 80 o incluso 90 jefes de estado más. Solo ahí miró a América del Sur, y allí estaba Milei, el Presidente que declara sin tapujos su amor por Trump, quizás uno de los pocos en todo el mundo.

Lo hace con una intensidad desconocida por el presidente electo, o por lo menos, poco habitual en la cultura sajona. Aunque Trump no tiene ningún problema con Milei, sino que sigue los lineamientos de los intereses de su país. Además, no es su amigo. Lo conoció en una cumbre conservadora donde le costó entender esa euforia del argentino, que aceptó, por supuesto.

La ansiedad de Milei era tan grande con Trump, que hasta se hizo pagar un asiento en la mesa principal de la próxima CPAC que se realizará en Palm Beach para ser "el primer presidente que tendrá una cita con Trump", después de su triunfo. Si logrará pasar al otro escalón, ir a la casa de Trump, es cosa que aún está por verse. Por lo menos, es lo que dicen en Florida, donde el presidente electo está formando la base principal de su próximo gobierno, entre quienes se destacan Susie Wiles, que será jefa de Gabinete, y Marco Rubio, que asumirá la titularidad del poderoso Departamento de Estado.

Quiso la casualidad, o la formalidad, que el llamado de diez minutos se concretara el mismo día en que Argentina anunció su nuevo embajador en Washington DC, el empresario emprendedor Alejandro Carlos Oxenford, que hoy mismo agradeció la designación en su cuenta de X que tiene bajo el nombre de @alejandrito. Simpático, coleccionista de arte, modernista extremo, Alec tiene 55 años y dos hijos de su matrimonio, aunque luego transicionó y es gay. Su actual pareja es un productor brasileño tan cool como él, razón por la que se mudó a Rio de Janeiro.

Quienes lo conocen, hablan maravillas del nuevo embajador. Amigo de sus amigos, de gran formación en negocios, muy creativo y arriesgado, no la pegó nunca del todo en los negocios digitales, pero conoce a "quienes hay que conocer" en Silicon Valley y en Nueva York, en el este y el oeste, donde jamás se lo escuchó criticar las políticas de género y mucho menos las de mitigación de los efectos invernadero.

Todo indicaría que quien lo recomendó es Demian Reibel, a quien Alec evidentemente ayudó a armar la excepcional agenda de empresarios digitales para Milei, cuando muchos se asombraron de estar reuniéndose con alguien de perfil tan conservador. Primero fue del PRO. Pero en el 2023 fue libertario de la primera hora, o casi. Hace poco fue designado en el consejo asesor presidencial.

Lo más importante: habla el idioma de los negocios digitales, es amigo de los empresarios más cool de California y del este, y no tiene demasiado contacto con los billonarios como Elon Musk, pero sí conoce a la gente de su equipo. Es que Alec es un romántico de la política. Su posteo de agradecimiento fue con una frase de Nelson Mandela ("el servicio público no es solo un honor, es también una responsabilidad").

¿Convivirá normalmente con la rusticidad mileísta original? Todo indicaría que sí. No se ocupará de la política, que estará seguramente en manos del nuevo canciller, Gerardo Werthein, y del Presidente. Dedicará su tiempo a diseñar desde la casona de avenida New Hampshire en cruce con la calle M, una política para atraer inversiones digitales a nuestro país. Es algo que sabe hacer y que le gustará hacer.

Más de uno está asustado porque se sale del esquema conservador de Trump, Milei y muchos libertarios. Tal vez, así como Trump le está enseñando a Milei que primero están los intereses de las naciones y después los gustos personales, tal vez Alec le enseñe a los libertarios que la libertad sexual, la preocupación por el cambio climático e infinitas políticas progresistas no tienen por qué estar enfrentadas con el crecimiento y la innovación. Más bien, todo lo contrario.

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