Ante las críticas, el Gobierno sale a mostrar gestión

Una bitácora para mostrar on line las decisiones tomadas desde el 10 de diciembre, un secretario de Transporte que hace un anuncio que muestra que hay áreas que funcionan, un mensaje para los que movilizarán mañana: "no estamos en contra del reclamo" y un nuevo ministro para anticiparse a la epidemia del dengue. Escribe Silvia Mercado

Silvia Mercado
Periodista acreditada en Casa Rosada

"Yo no sé nada de política, pero nunca nada está garantizado", dijo un alto funcionario de la administración de Javier Milei una vez concluida la asunción del nuevo ministro de Salud, Mario Lugones. El evento se realizó en el Salón Blanco y los periodistas acreditados pudieron ingresar a mirar la escena, a intentar hablar con los funcionarios, a buscar en el terreno las sensaciones que transmite el Gobierno. Como sucedió en gestiones anteriores, pero la primera vez en ésta, como si en la última semana sutiles decisiones van normalizando el día a día del Gabinete. También la visita de Nayib Bukele pudo ser reflejada normalmente por la prensa.

La respuesta del alto funcionario estuvo relacionada a una consulta acerca de qué esperaban en el Congreso de la Nación, donde todo indicaría que el PRO no ratificaría el veto a la ley de financiamiento universitario. En rigor, aún no lo dijeron. Pero la manera en que el Gobierno se está cubriendo excede la movilización que se realizará mañana. Hay un esquema de gobernabilidad que puede ponerse en juego si los más cercanos aliados no acompañan al oficialismo.

La novedad es que, lejos de ir profundizar las diferencias, el Gobierno busca limar los desencuentros. No solo evita enfrentarse con la agenda que plantean las universidades nacionales, sino que dialoga con la CGT "en el mismo idioma", plantea que nunca trabajó por la democracia sindical ("nunca estuvo en nuestra agenda", precisan), y cuando se los consulta sobre la reforma laboral que estuvo en el DNU original del Gobierno explican, displicentes, que "la mayoría de los artículos están bajo una cautelar de la justicia".

Es extraño lo que sucede. La semana pasada nos comíamos los chicos crudos, Milei lanzaba improperios como nunca antes en la historia de los presidentes argentinos, incluso hoy mismo insistía con tuits agresivos, pero habla bien de China y sus voceros se muestran amables y hasta cálidos, convencidos de que la palabra presidencial no tiene incidencia en los vínculos sociales y políticos. O quizás, solo monten una ficción. Nadie puede saberlo todavía.

El secretario Mogetta, antes, anunció en la conferencia de prensa que habitualmente tiene solo a Manuel Adorni, que "cerramos DECAHF y el Instituto Argentino del Transporte", procediendo al recorte de 1388 contratos y la eliminación de 23 cargos jerárquicos que "solo estaban por acomodo político". Aseguró que la media constituye un ahorro para el Estado de 42 mil millones de pesos anuales.

En el ambiente ferroviario la medida cayó bien, dado que nunca se entendió el objetivo de la DECAHF que, en principio, actuaba como una especie de dirección de recursos humanos, sin alcanzar ese rol. Mogetta listó una gran cantidad de actividades que realizaba el organismo, como contratar obras de teatro en algunas estaciones o contratar servicios audiovisuales que no necesitaban.

El temor de algunos expertos es que, finalmente, ahora se apunte a beneficiar a algunos amigos del poder a través de la concesión de la Sociedad Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE), en una operación que seguirá requiriendo subsidios, tal como sucede en todas partes del mundo. Alertan, sobre todo, por los terrenos ferroviarios, que también caerían en manos de otros amigos del Gobierno para hacer negocios de real state, bajo la excusa de que están equilibrando las cuentas públicas.

Como sea, la necesidad de mostrar capacidad de gestión se está haciendo cada vez más notoria. Hoy mismo, la Secretaría de Prensa y Comunicación lanzó una bitácora, con las medidas que se fueron tomando mes a mes desde la llegada a la Casa Rosada, y que se irá actualizando. "El presidente Javier Milei está haciendo lo que ningún gobierno se animó a hacer. En tiempo récord, puso en marcha un plan de estabilización económica basado en el superábit fiscal y la emisión monetaria cero, con el objetivo de pulverizar la inflación", escribió Adorni en la cuenta de la Vocería Presidencial.

Se trata, en definitiva, de aventar la caída de imagen del Gobierno que precedió a la caída de imagen del Presidente, un espejo social con el que ya coinciden todos los encuestadores, aun los que tienen dependencia de los contratos oficiales, provocando la ira presidencial, que en Parque Lezama los sumó a la lista de enemigos.

En ese camino, Santiago Caputo se jugó una carta fuerte. Aunque no era lo que había planificado, tuvo que ser contundente en sus argumentos para convencer a Mario Lugones a hacerse cargo de la cartera de Salud, unas semanas antes de que se desate la epidemia del dengue en la Argentina. Como ya no pudo ocultar su influencia en la designación, la hizo pública y a la vista de todos. Ingresó con él y Milei al Salón Blanco, y luego fue el primero que se acercó a saludar al recién asumido. Como si dijera, "si van a hablar, para qué negarlo", una exposición en la que parece querer abandonar su prestigio como "monje negro", tal vez en camino a un "monje blanco".

Todo vale para sobrevivir a la dura tormenta que agita las aguas de un Gobierno con pocos amigos y de futuro incierto, sostenido en una opinión pública cada vez más reacia a respaldar dislates.

Esta nota habla de: