¿Quién fue la empresaria argentina que pidió desescalar el conflicto con España?

El Gobierno finge demencia. Niega cualquier conflicto con España y decidió no convocar al embajador argentina en Madrid, como una forma de quitarle sustancia a la crisis. "Es una discusión personal", aseguró Manuel Adorni. Mientras tanto, Milei se enfrasca en un show para sacar la pelea con el presidente del gobierno español de la agenda. Escribe Silvia Mercado desde la Casa Rosada.

Silvia Mercado
Periodista NO acreditada en Casa Rosada

Mora Jozami, la directora de TresConsultora, posteó en X que "nadie se va a dormir y se desvela por la situación con España, pero son los típicos temas (de forma y fondo) que, acumulados, pesan en los votantes 'prestados' que tuvo Milei para ganar". En diálogo con Memo, la politóloga aseguró que todo dependerá de la economía. Si teclea, el conflicto con España y otros episodios que se acumulen en igual sentido, puede incidir en una caída del respaldo al Gobierno. "Son cuestiones que van más allá de la ideología, tiene que ver con los 'dichos' desafortunados", finalmente, con las formas.

El asunto está planteado. El presidente Javier Milei llegó a la Rosada por su exotismo a la hora de hacer política. En eso se basa su popularidad, su capacidad excepcional de llegar a grandes franjas de la población alejada de las noticias y los asuntos del Estado, donde la política concentra la responsabilidad de todos los males.

No están en ese grupo la mayoría de los votantes de Juntos por el Cambio, los que eligieron a Patricia Bullrich, quien ahora se los quiere llevar a La Libertad Avanza. Son los votantes moderados de derecha, los preocupados por la seguridad tanto como por las instituciones, los que pretenden mantener un vínculo con los países similar al que tuvo Mauricio Macri cuando fue presidente. Los que elogian a la ministra de Seguridad y las políticas contra la bruta discrecionalidad en la entrega de los planes sociales, pero no quieren saber nada con Ariel Lijo.

Ese porcentaje de votos que tuvo Milei, tal vez el 20 o el 25% de quienes lo eligieron en el ballotage, es el que está en juego cada vez que el "mayor exponente de la libertad en el mundo" sale a la palestra. ¿Quién nos gobierna? es la pregunta. Y espera. Si le va bien económicamente, aceptará cada una de sus provocaciones. Si le va mal, vendrá la factura electoral.

El Gobierno no es ingenuo en la materia y decidió curarse en salud y no escalar la crisis. Hay quienes hablan de una empresaria argentina que le pidió a la hermanísima Karina que le haga bajar el tono al Presidente, si no quiere espantar los vínculos empresarios. Aunque ninguna fuente oficial lo confirmó, esta sería la razón por la que Milei decidió no seguir escalando la crisis para asegurar que no le pedirá al embajador Roberto Bosch que regrese a la Argentina. "Seguirá prestando sus funciones normalmente, como hasta ahora", repitió Manuel Adorni en su conferencia de prensa diaria.

Más aún: explicó que "no escaló ni desescaló ninguna crisis diplomática, porque no la hubo". Por el contrario, se trató de "diferencias personales". Con elegancia, el vocero presidencial respondió cada una de las preguntas que se le hicieron al respecto, pero ya no tenía más argumentos que dar ante la posibilidad de dejar en falsa escuadra al Presidente cuando se le preguntó por qué no se actuaba en espejo, como habitualmente se hace en la diplomacia. Respondió y rápidamente se retiró del recinto de la sala de conferencia.

Sucede que si un gobierno pide el regreso del embajador, una regla no escrita es que el otro gobierno también lo haga. Pero en este caso no sucedió así. El Gobierno fingió demencia, negando todo conflicto para, finalmente, arrugar.

Debe ser por eso que ayer mismo, al volver de España, lo primero que le tenían preparado al Presidente era un show para la presentación del libro. Milei cantará, bailará y se posicionará como el showman que necesita la Argentina en estos tiempos aciagos. Lo divierte a él, pero también a los medios que quedaron expectantes y a la misma población, que por supuesto la pasa mejor hablando de shows que de crisis diplomáticas. Nadie como el Presidente para distraer a la población con sus fabulosas ocurrencias, un talento que -hay que reconocerle- tienen muy pocos políticos en el mundo, sean o no libertarios.

De lo que se trata, finalmente, es de ganar tiempo.


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