Mientras Mendoza busca arrancar, el escenario minero suma proyectos y competidores

El aumento del valor del mineral y las buenas proyecciones están haciendo crecer el número de proyectos que buscan inversiones.

Si el mundo de las inversiones mineras ya era competitivo por esencia, el escenario que encuentra Mendoza en el momento que eligió la política para avanzar con el desarrollo de la actividad será mucho más competitivo.

Una de las cuestiones que quedó clara en el último PDAC de Toronto, es que hay poco dinero dando vueltas en el mundo minero para invertir, por lo que se hace especialmente complejo conseguir inversiones en todos los niveles.

En ese contexto, para quienes tienen los dólares para invertir en exploración o desarrollo de proyectos, se abre un abanico de opciones para inyectar recursos, pero antes deben poner en la balanza sus pro y sus contra.

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El precio del cobre en la actualidad y su proyección futura, cambiaron el escenario radicalmente y el mapa de opciones de inversión minera en el mundo aumentó. Eso implica una mayor cantidad de proyectos posibles de desarrollo y, por ende, una mayor competencia en un mercado que de entrada es complicado.

El mejor ejemplo de esto es Mina Esperanza, propiedad de la Empresa Nacional de Minería (Enami) en Chile, la cual tuvo un intento de adjudicación en 2023 y fracasó. Sin embargo, menos de un año después, el cambio en el panorama mundial -por el precio del cobre- permite que actualmente haya más de 50 interesados en desarrollar el mismo proyecto.

Lo que sucedió en el medio permite que proyectos cuya ecuación económica no era positiva, ahora resulte favorable. En el caso de Mina Esperanza los números dan mejor -también- porque se trata de un óxido, lo que significa un proceso más económico que el sulfuro (que es el único que podría hacerse en Mendoza con la 7.722).

Sumando competidores

Pero Esperanza es sólo uno de los 96 prospectos que Enami, compañía chilena, está saliendo a ofrecer al mundo para sus diferentes etapas de desarrollo. En palabras simples, sólo al otro lado de la cordillera, Mendoza ya tiene 96 nuevos competidores en la búsqueda de financiamiento.

De hecho, mientras Mendoza anunciaba en marzo en el PDAC de Toronto las intenciones de desarrollo minero, Enami presentaba el mencionado Esperanza como una alternativa de inversión concreta y con un tipo de mineral que por las limitaciones legales de la 7.722 no se puede procesar en Mendoza. Acá el mineral oxidado no es masivo, pero existe y en proyectos de desarrollo concreto en el corto o mediano plazo.

Si nos ponemos a analizar los escenarios competitivos sólo con los vecinos, Mendoza ya entraría en desventaja por el sólo hecho de estar en la Argentina, lo que es un factor negativo comparado con Chile o Perú, dos países realmente mineros, y que cuentan con economías estables y reglas claras.

Otro punto que jugaría en contra hacia el futuro (las empresas mineras siempre proyectan a largo plazo) es la Ley 7.722 y los filtros políticos que impone. Aún cuando Malargüe Distrito Minero Occidental liberaría un área completa para un primer paso por la Legislatura, para el eventual desarrollo de un proyecto habría un filtro político que juega en contra de las inversiones. 

Esta afirmación no se trata de una percepción, sino de un hecho que manifestaron los mismos actores de la actividad minera en Chile, donde reclamaron agilidad en los procesos burocráticos, aún cuando en el vecino país son más expeditos y no tiene una ley como la normativa antiminera mendocina. Más allá de cualquier otro punto, los actores mineros más importantes que operan en Chile reclamaron agilidad en los procesos, una luz de alerta que hay que tener en cuenta también en Mendoza.

En lo que se refiere a las herramientas que la Argentina puede entregar para hacer más competitivos los proyectos mineros, el cuestionado Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones, RIGI, sólo viene a poner a intentar nivelar las condiciones con respecto a países con tradición minera y situación macroeconómica mucho más estable.

Este tipo de iniciativas, junto con evitar el ruido que generan los anuncios de subas regalías, son fundemantales para intentar hacer a los proyectos mineros futuros de la Argentina más competitivos en un escenario donde hay más opciones sobre la mesa y habrá más países y empresas detrás de las inversiones que por estos momentos no son tan abundantes.

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