Meloni y Milei: un vínculo tan amistoso como desigual

Los italiano-descendientes son la mayor comunidad europea en nuestro país, y la mayor comunidad fuera de Italia, dijo Giorgia Meloni. Destacó que tres millones de italianos llegaron a la Argentina y que, según estimaciones, el 60% de la población local tiene ancestros italianos, más de 20 millones de argentinos. Milei buscó terreno para lanzar la Liga de las Naciones Conservadoras entre Argentina, Estados Unidos, Israel e Italia, pero no tuvo recepción de parte de Meloni.

Silvia Mercado
Periodista acreditada en Casa Rosada

"Creo que la Primer Ministro Meloni y yo tenemos algo en común, en una dimensión que es política, pero también es personal. Los dos fuimos elegidos para conducir los destinos de nuestro país por abordar con coraje, verdad y sin tapujos lo que podríamos llamar el problema central de cada una de nuestras naciones. En mi caso, terminar con la inflación rampante y la miseria profunda que dejaron en la Argentina décadas de colectivismo. En el caso de la Primer Ministro Meloni, darle una respuesta contundente al problema de la inmigración descontrolada y sus consecuencias en la seguridad de la ciudadanía". En su declaración a la prensa, plagada de felicitaciones a sí mismo, el Presidente se comparó con la italiana, una lideresa que por lo visto no necesita el autoelogio, alguien que desde su llegada al Quirinale busca empatizar con sus pares europeos, sin renegar de sus ideales.

Por su lado, Meloni recordó -y agradeció- que Roma fue la primera capital europea que visitó Milei después de su victoria electoral, y destacó el encuentro en el Palacio Chigi, el 12 de febrero pasado, en ocasión de la reunión del G7, a donde la italiana invitó especialmente al presidente argentino. Meloni destacó que en la bilateral quedaron claros puntos en común entre ambas naciones, Ucrania, Medio Oriente y Venezuela, al tiempo que destacó la necesidad de encarar una transición democrática ordenada en el país caribeño donde también la comunidad italiana es importante.

Y destacó "el potencial de crecimiento extraordinario", con 300 empresas italianas que tienen 16.000 empleados , con 3000 millones de euros, de giro de negocios que están en la Argentina. Desde ese punto de vista, aseveró, "las políticas valiosas de liberalización del mercado para apoyar las inversiones que el presidente Milei está llevando adelante, "pueden abrir -desde nuestro punto de vista- nuevas oportunidades y un incentivo ulterior para que crezca la presencia italiana de la manera en la que nosotros nos quisiéramos hacer".

Se viene granizo: cuándo y dónde

Fue la manera diplomática de la italiana de pedirle a Milei que libere el cepo porque, desde que existe, las empresas no pueden enviar utilidades a sus casas matrices por más de 50 mil euros, lo que provoca un gran disgusto en el mundo empresario italiano, que se le suma a un freno ineludible para nuevas inversiones. ¿Quién va a venir a invertir si no puede transferir utilidades?

Pero nada de eso quedó expuesto. Meloni llegó a la Rosada a las 11 de la mañana, luego de la ofrenda floral que impuso ante el Monumento al Libertador General de San Martín, y en la explanada la esperaba Karina Milei. Por alguna razón que no se explicó, el Presidente se demoró unos minutos, cuando la Secretaria General entretuvo a la premier con una conversación que todo indicaría se referió a generalidades, tal vez del mobiliario del Salón de los Bustos que se veía por detrás de ambas.

Luego del saludo, Milei y Meloni mantuvieron un encuentro privado en el despacho presidencial y media hora después se dirigieron a la bilateral que se realizó en el Salón Eva Perón, donde la italiana fue acompañada por el Ministro de Economía y Finanzas italiano Giancarlo Giorgetti. Del lado argentino estuvieron el canciller Gerardo Werthein acompañado por el vice, Eduardo Bustamante (toda una excentricidad para la gestión LLA, donde los funcionarios de Cancillería tenían prohibido el ingreso a Rosada), el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ministro de Defensa, Luis Petri.

Tal como estaba previsto, a las 13 los dos jefes de Estados aparecieron en el Salón Blanco para hacer su declaración a la prensa, donde sobre todo se destacó la ausencia de un anuncio o una expresión a favor de la creación de la Liga de Naciones Conservadoras que esperaba realizar Milei, una iniciativa que no fue siquiera mencionada por Meloni.

Y aquí la gran diferencia entre ambos mandatarios. La italiana es la presidenta del Partido Conservador Europeo, donde representa las corrientes conservadores de ese continente, pero no saca los pies del plato de la UE en su integración actual, ni agrede a los presidentes que no se sienten representados en ese paraguas, ni siquiera a Joe Biden, el demócrata siempre atento a los buenos modales de Meloni, que nunca lo deja fuera de las conversaciones, aún con el cansancio que muchas veces demostró el norteamericano en las grandes cumbres mundiales.

Meloni nunca tuvo que decirle "comunista" a ningún par a la hora de hacerse respetar, ni tampoco autoelogiarse como suele hacerlo Milei. Carismática, con ideas firmes que en buena parte comparte con el argentino, no trabaja para hacer implosionar el estado por dentro ni para fundir las empresas de su país. Por el contrario, como Trump con su país, es una gran defensora de la industria y el agro italianos.

No se sabe si por personalidad, Meloni tampoco se deleita peleándose con la prensa de su país para posicionarse en el poder. A cambio, cada día la trata mejor. De hecho, fue acompañada por 15 periodistas que vinieron desde Italia para seguir su gira por América Latina, algunos más -incluso- se quedaron en Rio, un destino que evidentemente es más atractivo en esta época del año.

Como sea, Meloni tiene sus parecidos, pero también sus diferencias con Milei. Quizás tiene que ver con que si bien es una república relativamente joven, corre en sus venas la historia de un imperio que nació, creció y murió, y en algún lugar sobrevive, quizás en la cultura de uno de los pueblos con más raigambre de la Unión Europea, con alguna herencia que seguramente derramó en estas costas, aunque a veces no se note.

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