Ganadores y perdedores mendocinos de la elección presidencial
Hay una lista difusa de ganadores, pero muy clara de quiénes quedaron como perdedores este domingo tras el triunfo de Javier Milei y la contundente derrota de Sergio Massa.
Ganadores
Sus fanas
Ganó Javier Milei y es difícil encontrar línea directa de mendocinos con él, salvo por acuerdos o adhesión. De ta modo que podría decirse que, sin dudas, a falta de un "mileísmo" de la primera hora orgánico, ganaron sus fans, sus seguidores en las redes sociales y entusiastas promotores.
El PD
Junto a ellos, el Partido Demócrata, que supo readaptarse rápidamente en esta elección y puso su estructura a disposición del libertario, como en otras oportunidades lo hiciera para, por ejemplo, Alberto Rodríguez Saá, entre otros que nada tienen que ver con Milei.
De hecho, la sede de la campaña de Mieli en Mendoza estuvo en la del PD de calle Sarmiento, que se llenó de militantes.
Los radicales de Petri y el bullrichismo
Luis Petri no consiguió el respaldo que esperaba siendo compañero de fórmula de Patricia Bullrich. No sirvió para mejorar la performance de Juntos por el Cambio en Mendoza ni en su municipio, San Martín, en la elección presidencial. Pero quedó latente su apoyo a Milei junto a Bullrich y Macri anoche y, de hecho, fue de los pocos que ingresaron al saludo íntimo al presidente electo.
En tanto, la vicegobernadora electa, Hebe Casado, fue una impulsora del voto y fiscalización para Milei, aun aumentando su distancia con el radicalismo clásico que pasó de resignarse a la neutralidad a inclusive apoyar a Sergio Massa.
Perdedores
El peronismo
El peronismo es perdedor, y lo hace esta vez en unidad. En Mendoza su diversidad y confrontación interna consiguió en Sergio Massa un paraguas. Pero el huracán Milei se lo rompió y todo el granizo les cayó encima.
Los "no amigos" empresarios de Massa
Massa despertó una gran carcajada cuando en el último debate dijo que él no tiene amigos empresarios. Los tiene y más que amigos, parecen sus espónsores. Es de Mendoza Daniel Vila de cuya familia -en boca de Pamela David- salió en plena veda electoral del domingo una operación mayúscula, cuando dijo públicamente que había cenado con Massa y que este les había confiado que Horacio Rodríguez Larreta sería su ministro de Economía. Ya ni importa si fue verdad o no tal confesión del ahora "renunciante" ministro de Economía: la repercusión y gravedad de sus dichos, tanto como su objetivo lógico de incidir en los votantes de Juntos por el Cambio, dan cuenta del nivel de compromiso de Vila con Massa.
Cuál será el futuro del radicalismo: Cornejo, el día después y con Milei como presidente electo
El otro comerciante mendocino que se jugó al 100% con Massa es Orlando Terranova Dalera, conocido por el alias de Orly. Le entregó toda la poderosa última semana de campaña la cartelera de Publicidad Sarmiento al candidato del peronismo, solo para que hiciera campaña sucia contra Milei. Y además, renovó los viejos resortes familiares con el exintendente de Tigre y exjefe de Gabinete nacional, con quienes abonó en otros tiempos fuertes vínculos. Todo cayó en desgracia este domingo. Volcó.
El massismo
El massismo intentaba recuperar su existencia en Mendoza de la mano de algunos empresarios y muchos dirigentes políticos, como Gabriela Lizana, los Cazabán, Rubén Miranda y exradicales que se sumaron a darle aliento. Pero su única esperanza de supervivencia no solo fue arrasado en votos en las urnas sino que aun con el apoyo silencioso de muchos radicales y el miedo generado alrededor de la figura de Milei y Villarruel, solo llegaron a sumar el 28% de los votos frente al avasallante 71% que escogió a la fórmula libertaria.
Los refugiados que huyen de Omar De Marchi
Los dirigentes que se fueron de al lado del dirigente lujanino que el 10 de diciembre pasará al llano, Omar De Marchi, como Jorge Difonso, Daniel Orozco y Janina Ortiz, son otros de los que perdieron la brújula este domingo cuando ganó Javier Milei la presidencia de la Nación.
Los radicales neutralistas o massistas
Si se trata de contar las costillas de los radicales, las cifras de voto en blanco (de los que metieron el sobre vacío a la urna) y de los que impulsaron el voto con la boleta de Alfonsín de 1983 (anulados), los dejan peor que a Adán. No movieron la aguja en absoluto.