La espantosa muerte de los Carrera
La historiadora Luciana Sabina cuenta aquí los pormenores del fusilamiento de los hermanos Carrera, realizado en Mendoza.
Fue en 1810 cuando un grupo de chilenos revolucionarios tomaron las riendas de Santiago, expulsando momentáneamente a los españoles. Las disputas por el poder entre criollos comenzaron casi de inmediato y cuatro años más tarde -en Rancagua- todos fueron vencidos por los hombres del Rey.
Muchos de estos revolucionarios lograron escapar hacia Mendoza y entre ellos se hallaba Javiera Carrera, con sus famosos hermanos.
Una vez en territorio argentino, los Carrera intervinieron en la política de modo activo. José Miguel, por ejemplo, colaboró con diversos caudillos federales y llegó a invadir Córdoba. Mientras tanto, Javiera permaneció en Buenos Aires atenta a las tropelías de sus familiares.
En Mendoza, Juan José y Luis llevaron a cabo la fallida "Conspiración de 1817", una redrada contra O'Higgins y San Martín por la que fueron descubiertos y tomados prisioneros.
Se cree que el plan fue urdido por Javiera que desesperada escribió desde Buenos Aires a Luzuriaga, gobernador de nuestra provincia en diciembre de 1817:
"Aunque no tengo la satisfacción de conocerlo a Ud., animada de las virtudes de su persona compatibles con su ministerio, me atrevo a interrumpirle en sus tareas suplicándole el alivio posible para mis desgraciados hermanos (...) En tan lamentables circunstancias no les será indiferente ver letra mía, ya que no puedo proporcionarles otro remedio a sus penas. Al efecto incluyo las dos adjuntas para que me haga Ud. el honor de tener la bondad de hacérselas entregar...".
Don Toribio respondió a la dama en enero. Le aseguró que entregaría las cartas, pero que no esperara respuesta dado el mal ánimo de sus hermanos, uno de los cuales presentaba tumores y no deseaba ver a nadie.
La situación empeoró cuando en febrero el mismo Luzuriaga descubrió y desbarató un plan para liberar a los Carrera. Ambos fueron fusilados el 8 de abril.
En nuestra ciudad la noticia se vio opacada por otra, las fuerzas independentistas habían triunfado en Maipú. Pero Javiera quedó postrada durante días al leer estas palabras:
"... Dios Todopoderoso tiene ya en su santa paz a mis incomparables amigos y hermanos tuyos -escribió Miguel Novoa, abogado de la familia-, Juan José y Luis. Ayer a las 5 de la tarde fueron ejecutados por el canalla de Luzuriaga, que a su vez acataba órdenes superiores...".
Novoa refiere a Bernardo de Monteagudo como instigador de las ejecuciones, presente entonces en Mendoza. Un aliado de San Martín y por ende de O'Higgins, enemigo de los Carrera.
En Buenos Aires la situación de la chilena fue de mal en peor, Juan Martín de Pueyrredón la arrestó en su domicilio por algunos meses. En 1820 pudo escapar hacia Montevideo y se encontraba allí cuando su hermano José Miguel terminó preso en Mendoza.
Godoy Cruz se había convertido en el gobernador y no dudo en eliminar de inmediato al chileno. Fue fusilado en el mismo lugar que sus hermanos -la actual plaza Pedro del Castillo- y decapitado.
La cosa no quedó allí. Se organizó un macabro desfile de tropas para acompañar el martirio. Además, durante semanas su cabeza colgó putrefacta en uno de los extremos del Cabildo y un brazo fue enviado a San Luis como "presente".
La hermana mayor de los Carrera pudo regresar a Chile recién en 1824 y desde entonces trabajó para expatriar los restos de sus parientes. Logró hacerlo en 1828 gracias a la buena predisposición del gobernador mendocino Juan Corvalán.
Los cuerpos fueron exhumados y llevados al templo de San Francisco. Venerados por el pueblo antes de enviarlos a Chile, exactamente frente a la plaza donde los habían ejecutado.
Esta parte de la historia suele dejarse de lado, pero para Javiera significó una reconciliación con nuestra provincia. "Quedo impuesta de lo bien que se han portado los mendocinos -escribió-, les agradeceré si es posible en medio del horror que me han infundido".