El aporte del Estado a la Iglesia y el aporte de la Iglesia a la sociedad

Conversando sobre la renuncia del Episcopado al aporte de Estado Nacional que manda la Constitución, un cura amigo me hacía este comenterio que considero muy sensato: 

Está bien que hayamos dado este paso. Hacía tiempo que se venía preparando. Es más simbólico que efectivo, pues no representa mucho. 

A la Iglesia católica la sostenemos los católicos desde nuestro bolsillo. Así es y así debe ser. 

Pero, no hay que dejar de tener presente y de recordar que la acción evangelizadora de las comunidades cristianas (pastoral, social, educativa, espiritual y un largo etcétera) constituyen un aporte valioso de la fe y de la Iglesia, no al Estado, sino a la sociedad argentina. 

¿Qué pasaría si, de repente, cesara toda acción pastoral de las comundiades concretas en los pueblos, barrios o entornos en los que desarrollan su misión?

Esa es nuestra misión y no la vamos a dejar. Es lo que tenemos que hacer, pero tampoco es bueno que, casi como por un complejo de culpa de ser católicos, no lo pongamos de relieve. 

El Programa FE que puso en marcha la Conferencia Episcopal Argentina apunta en esa dirección: que los católicos -y también quienes no lo son- conozcamos todo el bien que hacen nuestras comunidades y puedan contribuir con su aporte, también económico, a su sostenimiento.