El derrocamiento de Hipólito Yrigoyen: un golpe a la democracia argentina

El primer golpe militar de la historia argentina fue contra el presidente radical Hipólito Yrigoyen. Aquí, el repaso de la historiadora Luciana Sabina.

Luciana Sabina

El 6 de septiembre de 1930, la historia argentina presenció el primer golpe militar que derrocó a un presidente constitucional, Hipólito Yrigoyen. Este evento marcó un punto de inflexión en la política del país, inaugurando un ciclo de intervenciones militares que afectaría profundamente la vida institucional argentina durante las siguientes décadas.

El contexto político y social

Hipólito Yrigoyen, líder de la Unión Cívica Radical (UCR), había llegado a la presidencia por segunda vez en 1928. Su primer mandato (1916-1922) había sido el primero en la historia del país en ser electo bajo la Ley Sáenz Peña, que estableció el voto secreto, obligatorio y universal para hombres. Su gobierno impulsó reformas sociales y laborales, y se destacó por su interés en promover la educación y reducir la influencia de los sectores conservadores en la política argentina. Sin embargo, durante su segundo mandato se encontró con serias dificultades.

En el plano internacional, la Gran Depresión, que estalló en 1929, afectó gravemente a la economía argentina, dependiente de la exportación de productos agrícolas. El descenso en los precios de las materias primas y la contracción del comercio mundial provocaron una severa crisis económica que agravó las tensiones sociales.

A nivel interno, Yrigoyen fue visto por la oposición como un líder autoritario y envejecido. Se lo acusaba de estar desconectado de la realidad y de manejar el país a través de una pequeña camarilla de allegados, lo que le valió el apodo de "el Peludo". Los sectores conservadores, que habían perdido poder tras las reformas de su primer gobierno, y parte del ejército, descontentos con su política, comenzaron a conspirar en su contra.

El golpe de Estado

El 6 de septiembre de 1930, el general José Félix Uriburu encabezó un golpe militar que derrocó al gobierno de Yrigoyen. Uriburu, un oficial de línea con ideas inspiradas en el fascismo italiano, justificó su acción alegando que el país necesitaba "orden" y una reorganización política que excluyera lo que consideraba las "debilidades" de la democracia liberal. El golpe contó con el apoyo de sectores conservadores, parte de la clase media, y una fracción de la UCR que se había distanciado de Yrigoyen.

El derrocamiento de Hipólito Yrigoyen: un golpe a la democracia argentina

El gobierno de Uriburu intentó instaurar un régimen corporativista, pero su proyecto no logró consolidarse. Sin embargo, su ascenso al poder abrió la puerta para una serie de gobiernos militares y fraudulentos que se prolongarían hasta 1943, en un periodo conocido como la "década infame".

Consecuencias y legado

El derrocamiento de Yrigoyen significó un duro golpe para la democracia argentina. Si bien la UCR continuaría siendo una fuerza política importante, el golpe de 1930 sentó un peligroso precedente para la intervención militar en la política argentina. La "década infame" que siguió estuvo marcada por la corrupción, el fraude electoral y la represión de los opositores.

El golpe también puso de relieve las tensiones entre los sectores tradicionalmente dominantes de la sociedad argentina, como los terratenientes y las élites económicas, y las clases populares que habían encontrado en el radicalismo una representación política. Estas tensiones seguirían latentes en las décadas posteriores, y la cuestión del papel del ejército en la política continuaría siendo un tema central en la historia argentina.

Uriburu, el dictador.

Uriburu, el dictador.

El legado de Yrigoyen, por otro lado, no desaparecería con su derrocamiento. A pesar de sus errores y de las dificultades de su segundo mandato, su figura se consolidó como un símbolo de la democracia y la lucha por los derechos sociales. Para muchos, Yrigoyen representaba el esfuerzo por construir una Argentina más inclusiva, donde la política no estuviera reservada para una pequeña élite, sino que fuera accesible a las grandes mayorías.

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