Con qué condicionamientos llegarían Cornejo, Parisi y De Marchi al poder
Los tres principales candidatos a la gobernación están rodeados de situaciones particulares. El domingo 24 de septiembre se producirá un desempate histórico en 40 años de democracia.
El próximo domingo se elegirá al gobernador que sucederá a Rodolfo Suarez. Se trata de un desempate de la historia. Desde 1983 hasta ahora hubo 5 peronistas (Bordón, Gabrielli, Lafalla, Jaque y Pérez) y 5 radicales (Llaver, Iglesias, Cobos, Cornejo y Suarez).
En perspectiva histórica, esta vez, el radicalismo concurre por tercera vez fortalecido por otras fuerzas que se le han ido sumando, algunas un tanto desdibujadas, no como UCR sino como Cambia Mendoza.
El otro grupo, el Partido Justicialista, lo hace también con otro nombre, tras la peor elección de su historia ocurrida en las PASO, y si bien suma fuerzas y organizaciones sociales como lo ha hecho históricamente, sufre una escisión.
Es solo egocentrismo: ningún dirigente consigue (al menos en Mendoza) transferir sus votos a otro
Es que Cambia Mendoza sufrió la salida para armar un grupo distinto de Omar De Marchi, un exdemócrata y exmacrista que perdió 3 veces ya su carrera por la gobernación, que quiso llevarse al PRO consigo, hecho que la fuerza nacional conducida por Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, rechazaron.
Es este último grupo el que acordó con todo lo que andaba "suelto" por allí: peronistas, kirchneristas, algunos radicales, y gente a dispuesta a cambiar de partido en cada elección, como el incalificable Marcelo Romano, perdedor de la intendencia de San Carlos dos veces.
De tal modo que ha sido una campaña electoral rara.
El asunto a analizar es con qué condicionamientos y grados de libertad llega cada uno de los principales aspirantes a la gobernación.
En el caso de Alfredo Cornejo, de ganar, lo haría condicionado por Luis Petri y su sector, que obtuvieron una buena performance en la interna partidaria a fuerza de críticas al quietismo del gobierno de Suarez y al poder absoluto de Cornejo. Se mire por donde se lo mire, el condicionamiento de Petri termina fortaleciendo a Cornejo, que ya incorporó muchas de las propuestas que llevaba su contrincante interno, ahora además catapultado a la candidatura a vicepresidente de la Nación. Le suma fuerzas al barajar a otros nombres, aquellos que antes estaban fuera del radar cornejista, y que ganaron bancas en la Legislatura por sus propios méritos: con votos en una PASO. Y además, le aggiorna en ideas sobre seguridad y otros temas fuertes que maneja el compañero de fórmula de Bullrich.
Cornejo llegaría a la gobernación -si ha sabido digerir bien las críticas- con "lecciones aprendidas" y directamente a hacer lo que hay que hacer.
Quiénes son realmente los que plantearon una oposición sólida a Cornejo y Suarez
Además, se podría decir que soltó lastre con la salida de De Marchi de su equipo. Este último no hubiera conseguido sentar a sus colaboradores más cercanos en sus bancas de no haber ido en las listas de Cornejo. Aunque no lo admita, por sí solo no tuvo nunca fuerza para conseguir representación parlamentaria y armar equipo. A la vez, eran conocidos sus berrinches personalistas que chocaban con los de Cornejo, ambos de carácter fuerte. Sin De Marchi como condicionante negativo y con Petri como condicionante positivo, Cornejo se reconfigura.
El ahora peronista Omar Parisi, uno que se fue de la política al sector privado y volvió. Si bien es "nuevo" en el peronismo lo representa en su caracú: lo acompaña Lucas Ilardo y todo el peronismo histórico, cosa que incluye -aun desde el arranque en las PASO- a Adolfo Bermejo. Llega golpeado por los resultados en las Primarias, pero recargado de mística, podríamos decir que con un cuchillo en la boca, para reclamar lo que es suyo: el campo popular y los tradicionales trabajos de los equipos tecnológicos que el PJ siempre tuvo, y que se quedaron con él. Algunos intendentes se le fueron, especulando con no quedar "pegados" a una derrota y, por el contrario, proyectarse personalmente hacia 2027, soñando con que su apoyo a De Marchi sería recompensado con una acción recíproca en el próximo turno, algo bastante infantil de pensar tratándose de los protagonistas hábiles en picardías y roscas como los que estamos hablando, y más aun adivinando los compromisos que La Unión Mendocina debe pagar a tanta gente tan distinta de tan distintos lugares que se les subió.
De tal modo que Parisi e Ilardo tienen todo para construir algo diferente y sólido, con bajas, es cierto, pero están liberados de los mañosos que pretenden ser los adjudicatarios de candidaturas a dos y cuatro años vista.
El caso de Omar De Marchi es claro y directo. De imponerse, se estaría cumpliendo su sueño, en función del cual les negó a otros protagonistas la posibilidad de encarar la candidatura a la gobernación, posiblemente con más apoyos y sin tantas rupturas y negociaciones rosqueras detrás. Muchos sostienen que si dejaba pasar a su sobrino, el intendente de Luján Sebastián Bragagnolo, posiblemente éste hubiera reconfigurado la alianza de la UCR con el PRO, y hasta recibido el apoyo de Petri, por ejemplo, y tal vez bloqueando (sino ganándole) la candidatura a Cornejo.
Primó la ambición de De Marchi y para concretarlo probablemente haya tenido que lotear en espacios pequeños y sin planificación cada sector de la Casa de Gobierno y sus anexos. Es tan diversa y hasta contradictoria su lista que augura una gestión que debería abocarse primero, a solucionar disputas internas en torno a qué ministerios, secretarías, subsecretarías y hasta direcciones les tocan a quiénes. Luego, pensar un plan de gobierno distinto al que viene prometiéndole a cada sector, atento a que a todos les ha prometido justo lo que piden, y no sería posible hacerlo: unos gastos anularían a otros. Su situación es similar a la que vivió en Chile Gabriel Boric, en donde para ganar las Primarias metió a muchas parcialidades en un mismo paquete. Al ganar y desatarlo, todos empezaron a actuar contra sí mismos. Así le va: no ha logrado iniciar una sola acción de gobierno y día tras día pierde respaldo.
De Marchi y Carmona, tres veces "no quiero"
Por suerte, en Mendoza el electorado suele comportarse con independencia y nadie podría calificar si lo hace "bien" o "mal". Simplemente, el votante mendocino es enigmático antes de emitir su sufragio y contundente a la hora de hacerlo.
Allí está la historia de los últimos 40 años. Y un caso relevante: cuando todos daban por ganada la elección del radical César Biffi, fue Celso Jaque quien le torció el brazo. De todos modos, a diferencia de las actuales circunstancias, dos semanas antes de votar ya la UCR olía la derrota, aunque le pareciese increíble quién les ganaría, alguien al que habían denostado y subestimado, por demás.
Igual pasó con el triunfo de Julio Cobos, algo que recién se vio llegar en la última semana de campaña. Esa percepción no está ahora.
Podría decirse hoy que las cartas están echadas, pero también, que no podremos saber de antemano quién ganará la partida.