La estrategia de Bolsonaro para reducir la diferencia con Lula

Las encuestas de julio revelaron que se redujo la chance de Lula. El exmandatario tenía el 54% de intención de voto en mayo y ahora está cerca del 50%

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, pasó de impulsar un Estado mínimo durante sus tres años de gestión a un Estado presente en las últimas semanas, con políticas de ayuda social por unos 7.700 millones de dólares hasta fin de año que podrían servirle, como muestran los sondeos, para recuperar su imagen y llevar así a una segunda vuelta la elección polarizada ante el favorito Luiz Inácio Lula da SIlva.

En la antesala del inicio oficial de la campaña -el 16 de agosto- para los comicios del 2 de octubre, Bolsonaro comenzó a desplegar el llamado "paquete de bondades" para reducir la distancia que lo separa en las encuestas de Lula: será clave el dato, si se confirma, de que habrá deflación momentánea en julio o agosto, luego de la disparada histórica de los precios en el primer semestre de este año, gracias a la caída de los precios de los combustibles.

A partir del 9 de agosto, el megapaquete de ayuda social, aprobado casi por unanimidad en el Congreso, podría rendir frutos al presidente en las encuestas: pese a las resistencias del ministro de Economía, Paulo Guedes, el ala política dominada por el grupo de derecha llamado Centrao logró violar la regla fiscal del techo del gasto público con una enmienda constitucional para lanzar con fuerza las ayudas distributivas.

Apenas hasta fin de año habrá aumento de 400 a 600 reales (de 75 a 116 dólares) en el Auxilio Brasil, principal beneficio social actual en el país que reemplazó al Bolsa Familia, obra del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.

Además, se anunció un vale de 1.000 reales (193 dólares) para los camioneros, ampliar a 53 reales (10 dólares) la ayuda para comprar garrafas de gas y beneficios para los taxistas, valorados en unos 2.000 millones de reales (373 millones de dólares).

Bolsonaro congeló los planes sociales siguiendo la política de su antecesor, Michel Temer, y este año comenzó a actualizarlos por la inflación, lo cual los llevó de 190 reales de 2016 a 400 a inicios de 2022.

Del otro lado de estos anuncios, un tercio de la población sufre hambre por no poder comprar alimentos y 115 millones de habitantes sufren algún tipo de inseguridad alimentaria a lo largo del mes.

El interrogante de oro es si estas medidas, que fueron calificadas de electoralistas por todo el arco político no oficialista, podrán evitar que Lula gane en la primera vuelta, algo que el exmandatario conseguirá si logra el 50% más uno de los votos.

Las encuestas de julio de Datafolha y la de agosto del instituto Quaest revelaron que se redujo la chance de Lula de ser reelecto, ya que le dan 52% y 51% respectivamente, dentro del margen de error de dos puntos,

El exmandatario tenía el 54% de intención de voto en mayo en el sondeo de Datafolha, pero desde allí comenzó a bajar, casi al mismo tiempo que el precio de los combustibles.

Será la séptima candidatura de Lula y es la primera en la que puede ganar en primera vuelta: en 2003 y 2006 venció respectivamente en balotajes a José Serra y a Geraldo Alckmin, este último su compañero de fórmula actuar para vice.

Lula logró un apoyo -exiguo, pero clave para sumar paso a paso- con la desistencia el jueves pasado del diputado Andre Janones a presentarse para la presidencia por el partido Avante.

Janones tenía 2% de intención de voto luego de haberse hecho famoso en 2018 por enfrentar al gobierno de Temer en la huelga nacional de camioneros que paralizó la economía durante una semana.

Una victoria en primera vuelta con escaso margen aumentará las tensiones, debido a que Bolsonaro viene denunciando que habrá fraude en su contra y acusando de ello a al menos tres jueces de la corte suprema y del Tribunal Superior Electoral, en un fantasma que rememora el asalto al Capitolio de EEUU que realizaron seguidores de Donald Trump para no reconocer la victoria de Joe Biden.

El coordinador jurídico de la campaña de Bolsonaro, Tarcísio Vieira, dijo que no se descarta pedir una pericia del resultado electoral.

"Si con muchos problemas la intención de voto a Bolsonaro no cayó, ¿qué es lo que puede ocurrir cuando crezca con el paquete de beneficios electoralistas?", se preguntó el especialista en encuestas del portal de noticias UOL, José Roberto de Toledo.

Bolsonaro logró tercerizar la culpa de la disparada del precio de las naftas en los gobernadores, a quienes el Congreso obligó mediante una ley a bajar parte de los impuestos destinados a salud y educación para evitar afectar los intereses de los accionistas privados de la estatal Petrobras.

Felipe Nunes, el titular del Instituto Queast, dijo que para una segunda vuelta cayó la diferencia entre Lula y Bolsonaro: mientras en junio la ventaja del líder del PT era de 55 a 32, en agosto pasó a 51 a 37.

"Si bien Lula sigue siendo amplio favorito, el escenario está más apretado que hace dos meses", comentó.

La imagen del gobierno se elevó y el 45% del electorado -votantes de Bolsonaro y de Lula- cree que el mandatario de ultraderecha está "haciendo todo lo posible para resolver los problemas del país".

"Bolsonaro es aprobado por un contingente mayor que el de sus votantes y eso puede ser un capital político con la triangulación de la agenda política que viene promoviendo", dijo Nunes.

Según el sondeo de Queast, la intención de voto hacia Lula cayó de 62% a 52% entre los 66 millones que van a recibir el plan social Auxilio Brasil, incluso antes de cobrarlo.

La imagen negativa del gobierno retrocedió en agosto al menor nivel desde 2021, cuando el desempleo aún estaba en dos dígitos y el presidente era objeto de acusaciones de crímenes contra la humanidad por su rol en la pandemia por parte de una comisión de investigación del Senado.

Entre los que ganan hasta 2.000 reales (400 dólares), Lula perdió 3 puntos y Bolsonaro subió tres.

En tanto, en la encuesta de Datafolha de fines de julio se observa una recuperación de Bolsonaro en el electorado femenino, el segmento que más lo está castigando en los sondeos: creció seis puntos y ahora tiene el 27% de apoyo de las mujeres, contra el 46% de Lula.

La campaña de Bolsonaro prepara una gran defensa del Gobierno con el argumento de que con el excapitán del Ejército existe un "Brasil grande".

En un primer momento habrá un repaso de las obras y mensajes al mercado financiero sobre la liberalización de la economía, para luego comenzar a vincular a Lula con Venezuela y con la corrupción por la cual estuvo preso y proscripto en 2018, juicios que fueron anulados por manipulación del exjuez Sérgio Moro, hoy candidato a senador por el partido de derecha Unión Brasil.

La recuperación de Bolsonaro debe polarizar aún más la elección, ya que el tercero en cuestión, el laborista Ciro Gomes, se mantiene en entre el 8% y 9% de los votos, muy aislado políticamente.

En el PT de Lula no se descarta un escenario de segunda vuelta. Y es por eso que el exsindicalista logró hacer la mayor alianza de su historia política, con ocho partidos, contra tres del actual mandatario, que ya avisó que en caso de derrota teme caer preso por actos contra la democracia, poniendo de ejemplo a la expresidenta de facto boliviana Jeanine Áñez.

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