Francisco prende la motosierra en el Vaticano
"Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago". El Vaticano inicia un período en el que busca "déficit cero", como Javier Milei, su enemigo.
"Déficit cero: no es un objetivo teórico, sino realizable. Esto significa encontrar recursos externos para la misión de cada oficina y Dicasterio, aplicar una gestión transparente y responsable al servicio de la Iglesia, evitar lo superfluo, seleccionar prioridades, contribuir -quien registra un superávit- a cubrir el déficit general, gestionar los recursos económicos con rigor y seriedad, siguiendo el modelo de las buenas familias".
Ese texto no es de Javier Milei ni de Luis Caputo. El Papa envió una carta de llamamiento al Colegio Cardenalicio en la que señala los caminos para implantar aún más y mejor la reforma económica que fue uno de los temas principales de las Congregaciones generales previas al Cónclave, así como uno de los objetivos del "proceso de transformación" iniciado con la reforma de la Curia Romana mediante la constitución apostólica Predicate Evangelium.
En el documento, firmado el 16 de septiembre, pero dado a conocer este fin de semana, Francisco escribe que reconoce la "dedicación" y la "fatiga" de mujeres y hombres empeñados en "adaptarse" a este movimiento de renovación que, "a pesar de las dificultades y, a veces, de esa tentación de inmovilismo y rigidez ante el cambio", ha dado, sin embargo, muchos frutos en los últimos años.
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"Les agradezco la ayuda que han prestado y siguen prestando", dijo el sumo pontífice católico.
Al mismo tiempo, el Papa reconoció cómo las peticiones de reforma instadas en el pasado por tantos miembros del Colegio Cardenalicio han sido también "clarividentes" y han permitido "adquirir una mayor conciencia de que los recursos económicos al servicio de la misión son limitados y deben ser gestionados con rigor y seriedad para que no se dispersen los esfuerzos de quienes han contribuido al patrimonio de la Santa Sede".
Encontrar recursos externos
Por estas razones, el papa Francisco señaló en su carta como "necesario" en este momento "un esfuerzo ulterior por parte de todos para que el ‘déficit cero' no sea sólo un objetivo teórico, sino una meta realmente realizable".
"La reforma sentó las bases para la aplicación de políticas éticas que mejoren el rendimiento económico de los activos existentes", dijo el Papa.
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"A ello se une la necesidad de que cada institución se esfuerce por encontrar recursos externos para su misión, dando ejemplo de gestión transparente y responsable al servicio de la Iglesia".
Espíritu de esencialidad
Por supuesto, también se trata de reducir costes y, en este sentido, debemos dar "un ejemplo concreto para que nuestro servicio se lleve a cabo con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien nuestras prioridades, favoreciendo la colaboración mutua y las sinergias", indicó.
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"Debemos ser conscientes de que hoy nos enfrentamos a decisiones estratégicas que debemos tomar con gran responsabilidad, porque estamos llamados a garantizar el futuro de la Misión", señaló el Papa.
La "solidaridad de las buenas familias" es el modelo al que hay que referirse, escribió el Pontífice. "Así como en estas familias quienes gozan de una buena situación económica acuden en ayuda de los miembros más necesitados, las entidades que registran superávit deben contribuir a cubrir el déficit general", expresó.
Se trata de "cuidar el bien de nuestra comunidad, actuando con generosidad", como "requisito indispensable para pedir generosidad también desde fuera".
Para concluir, una invitación personal: "Acepten este mensaje con valentía, espíritu de servicio y para apoyar las reformas en curso con convicción, lealtad y generosidad, contribuyendo proactivamente con sus conocimientos y experiencia al proceso de reforma".
"La colaboración auténtica - se lee en la conclusión de la misiva - y la cooperación hacia un único objetivo, el bien de la Iglesia, es un requisito esencial de nuestro servicio".