Votar con el bolsillo
El consumo masivo cae, a pesar de lo que muchos creen, haciendo presagiar un fuerte impacto electoral para el oficialismo en las PASO de agosto. El análisis del economista Sebastián Laza.
El Gobierno pretende hacer creer que, porque restaurantes y lugares de esparcimiento en determinados lugares del país funcionan a lleno total, la economía estaría "volando". Nada más alejado de la realidad, sucede que a veces se crean ambientes de "microconsumo", alentados por la escasa capacidad de ahorro y la alta inflación (el dinero no vale nada en el bolsillo, y es poco para ahorrar), que genera espejismos de consumo elevado. Pero los espejismos no son reales.
La realidad generalizable la marca una inflación anual proyectada del 142% a nivel país, con una caída del PBI del -3% promedio anual (REM BCRA junio 23), más un EMAE (Estimador Mensual de la Actividad Económica) del INDEC con caída del 4% interanual (último dato abril 23), y proyectado negativo para los meses posteriores.
La combinación de dichos indicadores proyecta una fuerte estanflación para los meses de PASO (agosto) y GENERALES (octubre), con la actividad cayendo fuerte, y la inflación ya posicionada claramente en los 3 dígitos anuales, pulverizando el salario, que siempre la sigue de atrás.
El voto del bolsillo
Y acá viene la caída del consumo masivo en su globalidad, ya que si bien venta de supermercados sube (allí está Precios Justos y los grandes medios de financiación con tarjetas), el consumo barrial y de almacenes se desploma a 2 dígitos (Consultora Scentia, mayo 23). Recordemos que, al contrario de lo que piensa la mayoría, supermercados es solo el 45% del consumo masivo, siendo el otro 55% almacenes de barrio y comercios de proximidad, donde no hay financiamiento para las compras, ni tampoco promociones. Mucha gente compra en estos comercios pequeños, simplemente porque trabaja en negro o está desocupada, y no cuenta con tarjetas. Además, recordemos, gran parte del voto popular consume en estos comercios de cercanía, es decir, su desplome afecta directamente al electorado del partido gobernante, en especial en Provincia de Buenos Aires, donde este canal de consumo se desploma a 2 dígitos interanuales.
De acuerdo a los mismos datos de Scentia, los autoservicios independientes acumulan una caída del 9,2% en lo que va del año en todo el país, mientras que, en el AMBA, la retracción es aún más marcada, alcanzando el 15,5%. En cambio, las grandes cadenas (donde consume más la clase media y alta, que no suele votar al oficialismo), suman una mejora del 8,4% en general en los primeros cinco meses del año, con evoluciones similares tanto en el AMBA como en el interior del país. De esta forma, el ponderado total del consumo masivo arroja negativo (grandes superficies + almacenes de proximidad), con una proyección anual de -3%.
En síntesis, en un contexto de inflación de 3 dígitos, consumo masivo global en caída, y menor actividad económica, si la gente ponderara mucho su bolsillo (y poco la ideología), debería observarse en las PASO un potente rechazo al candidato del oficialismo, cuyo electorado consume mucho en el canal comercial que se está desplomando fuerte. Las fuertes derrotas que viene sufriendo el oficialismo en la mayoría de las últimas elecciones provinciales podría ser el presagio de un contundente castigo en las PASO, a un oficialismo que ha pulverizado el poder de compra de votantes cada vez más desideologizados.