Varados: condenados al destierro

"Estamos todos varados: los que deben vacunarse, los estudiantes, los educadores, los emprendedores, los trabajadores", escribe en esta nota de opinión Sergio Bruni.

Sergio Bruni

El gobierno nacional frente a la pandemia, optó por el camino más fácil, por el atajo del aislamiento, de las restricciones eternas a las libertades. Es la actitud propia de los gobiernos opacos. Si la política es un arte y la gestión de la cosa pública es para los que están más capacitados, con el presidente a la cabeza, este gobierno no cumple con esas condiciones.

"Lo atamo' con alambre" la "obra icónica" de Ignacio Copani, pareciera que fuera su verdadera identidad. Improvisación, falta de planes, una política exterior junto con los países más degradados y autocráticos de la región o haber manejado del peor modo la pandemia, son sus grandes "atributos".

A un año y medio de este gobierno, solo se escuchan los ecos de un encierro fatal: escolaridad virtual con las secuelas psicológicas, que ya han descripto con fundados argumentos los especialistas en el tema, la economía cayó más de 10 puntos en el último año, nos aislamos del mundo, DNU en reemplazo del Congreso, y niveles de pobreza jamás imaginados, entre otros males, pintan a la argentina actual.

Como la máquina de incurrir en desatinos no se detiene, la imposición de un cepo aéreo imprevisto con las consecuentes desgracias de los argentinos varados en el mundo, es el nuevo encierro o "destierro" decretado por el gobierno.

Como se sabe, el Gobierno nacional dispuso la aplicación de un cupo de 600 plazas diarias para el ingreso al país de argentinos que se encuentren en el extranjero, con el objetivo de "retrasar el ingreso de la variante Delta". El día viernes pasado, por la Decisión Administrativa (683/20219) el cupo se elevó "generosamente" a 742. Si antes de la medida podían ingresar 2000 pasajeros. ¿La medida se toma porque un gobierno no puede controlar el ingreso de 1400 pasajeros, o a 1258 ahora? Perversa y mendaz explicación.

Resulta más creíble, lo que puede leerse - entre líneas- de las declaraciones de la directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano, quien muy suelta de cuerpo y recargada de sorna explicó "Hemos advertido a la gente cuando firma la declaración jurada con carteles enormes diciendo que hay un estado de pandemia para que asuman las consecuencias. Las personas que decidieron salir lo hicieron aceptando las condiciones económicas, sociales y sanitarias de lo que implica salir en pandemia y que al reingreso se podían imponer otras medidas..." "los que están de vacaciones seguramente se van a poder quedar unos días más"...

Es decir, Florencia Carignano, agita una retrograda idea muy argentina. Si viajan al exterior carecen del elemental sentimiento nacional y popular. ¡Son cipayos! Como antiguamente, a los "traidores" (viajeros en el exterior en este caso) el gobierno, los condena al destierro.

Esta funcionaria no aclara algunas cuestiones básicas, la Aerolínea del Estado, estuvo incentivando los viajes, con promociones en sus precios y modos de pagos, luego y previo a subir al avión, les hacen firmar a los pasajeros, que se podían imponer ¡"otras medidas"!

Es una estafa al ciudadano de buena fe que, atraído por la propia publicidad de una aerolínea estatal, viaja y horas antes de regresar les colocan el sanbenito de varados por tener la posibilidad económica de viajar. Aun en el hipotético caso, de saber las consecuencias nadie puede dudar que, en tales circunstancias, las personas se ven obligadas a someterse a condiciones tramposas, como única vía posible para acceder al ejercicio de un derecho constitucional, como es salir e ingresar libremente al país.

No pueden suspenderse los derechos constitucionales de un modo caprichoso o arbitrario, tampoco, de cualquier modo.

Como bien señala en una reciente publicación sobre el tema de los varados, el constitucionalista, Dr. Ricardo Ramírez Calvo:

"La única norma constitucional que autoriza la suspensión de derechos es el artículo 23, previa declaración del estado de sitio. Si la restricción no supera el control de legalidad, es irrelevante que sea o no razonable. La eventual razonabilidad no purga el vicio de inconstitucionalidad por ausencia de atribuciones. Muchas medidas pueden ser razonables, pero eso no las convierte en constitucionalmente admisibles. Por ende, sin declaración de estado de sitio ninguna emergencia autoriza a suspender el ejercicio de un derecho, por muy razonable que sea esa medida".

Varias compañías aéreas han recibido cancelaciones de los vuelos que estaban aprobados hasta fin del mes de julio, incluso algunos pasajeros argentinos, fueron informados el mismo día del vuelo. No son pocos los que ha sido sorprendidos de un modo artero, suspendiéndole indefinidamente su vuelo y su derecho a regresar al país.

La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) solicitó con urgencia, ante la gravedad de la medida y de la situación, una reunión con el Gobierno. Se realizo el martes pasado, fue virtual y duró escasos 10 minutos. ¿Resultado de la reunión? Negativo

Lamentablemente, no solo están "varados" o "inmovilizados" los que viajaron al exterior.

Estamos todos varados: los que deben vacunarse, los estudiantes, los educadores, los emprendedores, los trabajadores.

El objetivo final será ¿dejar varada a la República?


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