Una nueva realidad

El análisis y la opinión del presidente de la UCIM, Daniel Ariosto.

Daniel Ariosto

Algo tenía que cambiar. El país, durante años se regodeó en políticas que con restricciones y un estado enorme y en permanente crecimiento, nos llevaron a un espiral de deuda e inflación.

Desde hace un año, drásticamente, nuestro destino ha cambiado, finalmente.

El déficit cero, la baja de la inflación y del impuesto país, el cese de emisión monetaria, la anulación de regulaciones que no tenían sentido, entre otras medidas, van dando un formato de nuevo país de la mano del presidente Javier Milei.

El reciente aniversario es un momento propicio para hacer un balance y marcar los aciertos y errores de esta gestión que dio un giro de timón muy determinante.

"La actual administración, a la par que logra importantes y palpables mejoras (el derrumbe de la inflación es el signo más evidente, pero también se observa una incipiente recuperación en diversas ramas de la economía) ataca también las cuestiones estructurales, como ser la excesiva presión tributaria y las excesivas regulaciones. Estamos seguros de que este es el camino adecuado para sacar a nuestro país del atraso en el que se encuentra sumido desde hace tantos años. Quitar trabas para el desarrollo del sector privado es el camino que Argentina debe transitar para lograr el progreso económico y social que tanto ansiamos", dijo el presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, Mario Grinman, con quien coincidimos.

El acceso al crédito para el consumo, incluso los hipotecarios son sin duda otro de los puntos sobresalientes de este último tiempo que marca un cambio de época.

Pero estos logros no han sido gratuitos. El aumento de la pobreza, la baja muy pronunciada del consumo, caída de sueldos y el empleo, la duplicación de las tarifas de servicios y el gran ajuste que sufrieron los jubilados (y están sufriendo actualmente) son síntomas de un apriete terrible y que pudo ser acompañado con otras medidas y otros modos.

Con su estilo particular y hasta a veces disonante para nuestra cultura política, el presidente Milei fue cumpliendo con muchas de sus promesas de campaña, sin correrse de sus principales lemas: déficit cero y lucha contra la inflación y en ese camino, ha dejado a muchos actores en el camino y como ejemplo la industria nacional en serios problemas.

Todas las variables que nos permiten tener esperanza, ver una luz al final del túnel no nos impiden ver lo cotidiano.

Existen sectores que están en alza en sus actividades, es verdad. Pero también muchos están retrasados.

Nos encontramos esperando que los buenos resultados en la macro se puedan plasmar en la micro, de manera urgente. Por ejemplo, en la baja de impuestos con una mirada inteligente, integral y de manera progresiva.

La construcción, fundamentalmente afectada por la caída abrupta de la obra pública y el turismo (interno, abatido por la falta de recursos de la gran mayoría de los argentinos y el externo receptivo debido al tipo de cambio desfavorable) son dos fuentes importantes de generación de empleo y derrame a otros sectores y claros ejemplos de lo dicho y que necesitan reactivarse.

Aún así, el presidente cuenta con una aceptación inaudita para esta coyuntura, lo que sin dudas le da oxígeno para continuar con estas reformas que aunque prometedoras, todavía nos someten a subsistir en una difícil realidad.

En el discurso por su aniversario el Presidente prometió trabajar en una reforma impositiva y laboral y continuar, respetando sus ejes fundamentales, mejorar la calidad de vida de los argentinos.

Notamos que aún faltan acuerdos. Falta todavía que muchos de los integrantes de los tres poderes, estén a la altura de la necesidad que tiene nuestro país de funcionar, de generar una nueva realidad sin imposiciones, con consensos que permitan solucionar los verdaderos y graves problemas que sufre Argentina.

Anhelamos que termine la recesión y definitivamente, lleguen los buenos momentos.

Los sectores que se encuentran en serias dificultades para sobrevivir, pequeños y medianos empresarios, jubilados, desempleados, niños en la pobreza, aun esperamos las buenas noticias.


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