Seguimos conociendo poco y opinando mucho de minería
El desconocimiento en torno a la actividad minera va más allá de las fronteras de Mendoza. La diferencia es que acá se inculcó algo falso y se aprobó una ley que frenó todo el desarrollo de la actividad.
El desconocimiento sobre la actividad mineral en general, desde los procesos, pasando por las inversiones y los modelos de negocios, es una de las cuestiones que permitió que en Mendoza se instalaran una serie de mitos sobre la industria.
Hace algunos años desde el sector minero a nivel nacional se hicieron encuestas que mostraban el desconomiento del mendocino sobre la minería y cómo sus respuestas se movían en torno a lo que escuchaban, creían o les habían inculcado.
En su momento hice una crítica a esta situación, pero con el tiempo se confirma que no es sólo una cuestión que sucede en Mendoza, sino que en la Argentina en general hay un desconocimiento de lo que es la minería. Un ejemplo de eso es San Juan, donde uno esperaría un mayor conocimiento y que el ciudadano esté más empapado de lo que es la industria y su funcionamiento.
Las Leñas se "avivó" y aumentó los precios que había publicado
En una encuesta realizada por Diario Huarpe, a raíz del cumplimiento de 20 años actividad minera en San Juan, entendiendo que el sondeo intenta reflejar opiniones diversas y no estaría direccionado, se escuchan muchos comentarios que caen en los lugares comunes y en errores que son propios de lugares como Mendoza, donde la minería fue mala palabra durante dos décadas.
En lo que coinciden todas las opiniones, es en la cantidad de trabajo que genera la minería, pero caen en un error que es muy común en la Argentina, y que es pretender que la industria y las compañías que hacen minería, solucionen los problemas sociales y se encarguen de obras y otras cosas propias de la labor de las administraciones provinciales o departamentales.
Por ejemplo, Alberto del departamento de Chimbas, opinó que "las ganancias no llegan y si llegan, llegan de forma muy escasa. Y lo podemos ver en los departamentos aledaños a las mineras. Es decir, Rodeo, en Iglesia, que están viviendo necesidades extremas".
El pedido es válido, pero no le corresponde a la industria minera darle una solución al pedido del señor, ya que las empresas cumplen con el esquema impositivo que se aplica en el país y que -para tenerlo claro- es más alto que en otros países que sí son mineros como Chile, Perú y Australia. Las empresas pagan impuestos, tanto provinciales como nacionales, y también las regalías que exige la ley, pero no administran esos dineros ni mucho definen en qué se gastan.
Que el dinero que deja la minería por diferentes conceptos sea bien administrado y su efecto se vea en beneficios para todas las comunidades, es algo que se le debe reclamar a la dirigencia política, que es la encargada de administrar todo lo mencionado. Es común que se le pida a la minería algo que no tiene que resolver.
Juan, de Capital, le dijo al diario sanjuanino que "lo bueno es que se ha visto algo de progreso en pequeñas obras, no el que esperaba. Y lo malo, no sé, creo que contamina. Y podría dejar un poquito más de dinero y hacer un poco más de obras acá en la provincia".
Al igual que otros opinantes, le reclaman obras a la industria minera, cuando en realidad deben pedírsela a la autoridad. Especialmente en la vecina provincia, donde además de las regalías, en las declaraciones de impacto ambiental se especifica la creación de fideicomisos para los departamentos en los que están ubicados los yacimientos.
Además, y pareciera que repitiendo lo que escuchó por ahí, señala que "creo que contamina", demostrando que muchas veces queda en la gente lo que se dice que lo que se confirma, como ocurrió con el caso del derrame de Veladero. No es de extrañarse, porque hace una semana en una charla del geólogo Eddy Lavandaio en la Legislatura de Mendoza, había personas de Irrigación de Mendoza que repetían (en conversaciones entre ellos como parte de la audiencia) que en San Juan hubo una gran contaminación, pero porque así lo escucharon.
En otros tramos de la encuesta callejera, se escuchó hablar del problema del agua culpando a la minería, cuando los datos técnicos demuestran que el uso de agua de la industria es infinitamente menor al que se destina a otras actividades y al consumo humano. Esos son datos, no percepciones, porque si nos guiamos por lo que que cada uno percibe, claramente podemos decir cualquier cosa. Incluso, una persona dio a entender que "la condensación de nubes se esparcen por las explosiones de la misma minería", comentario que dudo que tenga algún respaldo técnico.
Estas cuestiones, y suponiendo que la encuesta puede ser un reflejo real del pensamiento del sanjuanino común sobre la minería, nos queda claro que la Argentina en general sigue siendo un país con minerales y con algo de minería, pero no es un país minero. Que los mitos que existen en Mendoza en realidad son generales en el país, con la diferencia que acá hubo dirigentes políticos y sectores empresarios que canalizaron toda esa información falsa para instalar una ley que durante 20 años detuvo inversiones y que, por ahora, sigue instalada y eficiente para los fines de los sectores antimineros.
Claramente nos falta mucho, pero es bueno ir dando pasos hacia un mayor conocimiento de una actividad que fue, es y seguirá siendo fundamental para el desarrollo.