Año Nuevo... reconociendo prejuicios que debemos abandonar (primera parte)

El comienzo de un Nuevo Año nos lleva a infinidad de reflexiones, claro siempre che se desee hacer, también se puede decidir no cambiar nada. Uno de los temas puntuales para llevar a cabo algunas modificaciones socioculturales a favor de la inclusión social, es la gestión de nuestros prejuicios´.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza

Muy frecuentemente, al relacionarnos con los demás e interpretar los hechos de la cotidianidad, pensamos de forma preconcebida y rápida, dando expresión a prejuicios arraigados en lo más profundo de nuestro ser.

Los prejuicios son un fenómeno ampliamente estudiado en el campo de la Pedagogía y de la Psicología.

Influye profundamente en la dinámica interpersonal y en el comportamiento individual dentro de la sociedad, moldeando la forma en que vemos e interpretamos el mundo.

¿Cómo entendemos nosotros qué es un prejuicio?

El término prejuicio deriva del latín praeiudicium, compuesto de prae-, 'antes', e iudicium, 'juicio', y podría definirse como un 'juicio anticipado', es decir, realizado antes del conocimiento directo y profundo de una situación o problema.

Es, por lo tanto, una forma de pensar o una valoración prematura de un individuo, un grupo de personas o un acontecimiento, basada en generalizaciones, creencias o estereotipos preconcebidos, y no en pruebas objetivas.

Imaginemos que conocemos a alguien por primera vez e instintivamente decidimos qué pensar de él sin ni siquiera intercambiar una palabra: eso es un prejuicio... uno de los más frecuentes diría.

Los prejuicios pueden ser positivos o negativos e influir en la forma de percibir a los demás y de interactuar con ellos. Por ejemplo, si tienes un prejuicio positivo contra una determinada categoría de personas, estarás más inclinado a confiar en ellas y aceptarlas. Por el contrario, tener un prejuicio negativo le llevará a evitar el contacto o a comportarse injustamente con ellos.

Las opiniones preconcebidas pueden referirse a una gran variedad de características, como por ejemplo:

- sexo

- orientación sexual

- etnia

- religión

- afiliación social

- ideales políticos.

Los prejuicios están estrechamente relacionados con construcciones mentales que afectan a nuestra capacidad para procesar la información de forma objetiva y equilibrada.

Estas construcciones mentales son distorsiones de nuestra capacidad para percibir, procesar e interpretar la información, y pueden conducir a juicios y decisiones irracionales o no basados en hechos.

Reconocer la existencia de estas, nuestras, construcciones mentales es esencial para combatirlas y adoptar una perspectiva más equilibrada y racional en nuestras interacciones y decisiones cotidianas.

Prejuicio, no es lo mismo que estereotipo

Los términos «prejuicio» y «estereotipo» se utilizan a menudo como sinónimos, pero en realidad representan conceptos diferentes, aunque relacionados.

Recapitulando lo dicho precedentemente, un prejuicio es una opinión o juicio preconcebido sobre un individuo, un grupo social o un acontecimiento, desarrollado sin tener conocimiento real del mismo, y que se refleja en la forma de establecer las relaciones sociales y de interpretar la realidad. Puede ser positivo o negativo.

Por otro lado, un estereotipo es una representación generalizada y simplificada de una determinada categoría de personas, basada normalmente en características superficiales o experiencias limitadas. Por lo tanto, los estereotipos no retratan la verdadera diversidad dentro de un grupo, sino que dan una imagen rígida y convencional del mismo. También pueden ser favorables o desfavorables al grupo social representado.

Por ejemplo, la idea de que todos los afrodescendientes llevan «la música en la sangre» o que las mujeres son más sensibles e irracionales que los hombres son estereotipos comunes. Estas generalizaciones suelen tener su origen en experiencias personales, mensajes de los medios de comunicación y el entorno social.

Los prejuicios se manifiestan cuando estas creencias estereotipadas influyen en nuestras opiniones y comportamiento hacia los demás. Creer que todos los individuos de una determinada nacionalidad son deshonestos y fraudulentos, por ejemplo, puede llevar a personas de distintos orígenes a evitar las interacciones sociales con ellos.

¿Cómo se forman los prejuicios?

Los prejuicios pueden formarse a través de una serie de complejos procesos psicológicos, que a menudo operan sutilmente en nuestra mente, por debajo de nuestro umbral de conciencia. Por ejemplo:

- educación y cultura: muchas de nuestras creencias y opiniones están influidas por el entorno familiar y social en el que crecemos y por las influencias culturales que nos rodean. Si estamos expuestos a mensajes negativos o estereotipados sobre determinados grupos de personas, es más probable que desarrollemos prejuicios contra ellos.

- experiencias individuales: la experiencia personal también puede influir en la formación de prejuicios. Si, por ejemplo, hemos tenido experiencias negativas con individuos pertenecientes a un determinado grupo, podemos generalizar esas experiencias hasta el punto de creer que todos los miembros de ese grupo son similares

- medios de comunicación: los medios de comunicación tienen el poder de perpetuar y reforzar los estereotipos existentes, favoreciendo así la formación y difusión de prejuicios

- mecanismos de defensa: en muchos casos, los prejuicios se desarrollan como efecto de una actitud de protección y defensa de la propia identidad. Tener una opinión preconcebida sobre grupos distintos del propio puede ser una forma de atribuirse un sentimiento de superioridad.

¿Hoy en el 2025 con cuáles prejuicios aun caminamos?

Los prejuicios en la sociedad actual giran en torno a la amplia gama de matices que definen la identidad personal o la pertenencia a categorías sociales. Sin embargo, hay algunos prejuicios que destacan más que otros por su prevalencia y omnipresencia:

- raciales y étnicos: el racismo, la intolerancia étnica y la xenofobia son fenómenos sociales que persisten con fuerza en el mundo actual y llevan a las personas a ser discriminadas o juzgadas por el color de su piel, su origen étnico o su procedencia geográfica.

- en relación con el sexo y su orientación : los estereotipos y desigualdades; la homofobia; la bifobia y la transfobia son expresiones de prejuicios profundamente arraigados que se están convirtiendo cada vez más en objeto de debate y blanco de batallas sociales. Las mujeres, las personas pertenecientes a la comunidad LGBTQ+ y quienes no se ajustan a las normas tradicionales se encuentran entre las categorías más expuestas a la discriminación.

- socioeconómico: el estatus socioeconómico es otro filtro a través del cual se puede juzgar y/o discriminar a las personas. Pertenecer a una determinada clase social, nivel educativo o profesión se convierten en este sentido en palancas para la construcción y difusión de prejuicios. Muy extendida en nuestra sociedad.

- por motivos religiosos: las diferencias religiosas entre las personas suelen ser fuente de estereotipos, tensiones o, peor aún, conflictos y persecuciones

- basados en el aspecto físico: las personas son a menudo objeto de prejuicios basados en características físicas como el peso y el aspecto estético. Estos fenómenos pueden tener una fuerte influencia en las relaciones interpersonales, además de afectar a la autoestima y el bienestar mental de algunas personas.

- políticos e ideológicos: las diferencias políticas e ideológicas también pueden generar prejuicios y conflictos, lo que repercute en las relaciones personales, el diálogo cívico o las políticas públicas.

Los prejuicios afectan directamente a la sociedad

Los prejuicios, como hemos visto, pueden influir en la forma en que percibimos a los demás, creando barreras a una visión objetiva y justa de las cosas.

He aquí algunos de los efectos más significativos que puede tener en el tejido social:

- desigualdad y discriminación: etiquetar a grupos de personas en función de ciertos rasgos predeterminados da lugar a discriminación, injusticia y falta de igualdad de oportunidades. Esto puede limitar el acceso a los recursos, la educación y el crecimiento profesional y económico de determinados grupos de personas.

- Impacto en la salud mental: ser víctima de prejuicios puede tener graves consecuencias en el bienestar psicológico individual. Experimentar discriminación puede causar estrés, ansiedad, depresión y otros problemas psicológicos y emocionales, reduciendo la calidad de vida y el sentido de autoestima de los afectados.

- Pérdida de estímulos y creatividad: por otra parte, sentirse víctima de prejuicios e injusticias puede disuadir a las personas de expresar su individualidad y diversidad. Esto no sólo frena las inclinaciones del individuo, obligándole a una homologación forzosa, sino que también conduce a la pérdida de perspectivas, experiencias y talentos únicos dentro de la sociedad, a veces con fines trágicos.

- perpetuación de los estereotipos: del mismo modo que los estereotipos alimentan los prejuicios, estos últimos también contribuyen a perpetuar los primeros. El arraigo cada vez mayor de los estereotipos no hace sino contaminar las percepciones e interacciones sociales, limitando las oportunidades de entendimiento y cooperación entre individuos de distintos orígenes.

- Conflictos y tensiones sociales: la discriminación y la intolerancia relacionadas con los prejuicios pueden provocar divisiones dentro de la sociedad, alimentando el racismo, la xenofobia, la homofobia y otras formas de odio.

- Reducción de la cohesión social: el impulso divisorio inherente a los prejuicios socava la cohesión y la solidaridad dentro de la comunidad, haciendo que las personas se sientan menos inclinadas a participar activamente en la vida cívica, reduciendo así el sentimiento de pertenencia social y fomentando, por el contrario, el aislamiento y la exclusión. Manifestaciones que muy a menudo encontramos en el trato con instituciones que se otorgan mayor hegemonía respecto a otras.

Pensemos a cómo evitar los prejuicios

Los prejuicios tienen profundos efectos en la sociedad, socavando la igualdad, la diversidad y el bienestar de sus miembros. Combatirlos es, por lo tanto, crucial para promover la justicia social, la inclusión y el respeto de los derechos fundamentales de todos.

Suprimir los prejuicios es un objetivo que sólo puede alcanzarse mediante un enfoque amplio, que aborde todos los ámbitos de la experiencia en los que puedan surgir opiniones preconcebidas. Pero este es otro tema importante y amplio que afrontaremos en un próximo artículo con el título "Cuestionamiento y Conciencia de los prejuicios".

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