La primavera, una metáfora y un significado espiritual
El Prof. José Jorge Chade y una reflexión sobre la estación con "mejor prensa" del año.
La etimología de la palabra primavera no es fácil de reconstruir, porque en ella existen influencias muy antiguas, muy anteriores al latín. Como muchas palabras que utilizamos hoy en día, se compone de varios términos: en este caso son dos. Uno es "primero", cuyo origen es más fácil de reconstruir: el "primus" latino. El segundo término, que forma la segunda parte de la palabra ('vera'), tiene raíces muy antiguas, indoeuropeas.
Según nos cuentan algunos diccionarios etimológicos, procede de la raíz sánscrita -Vas, que aún hoy está presente, aunque algo cambiada, en muchas lenguas del continente euroasiático. Esta palabra significa "arder", "brillar". Además, incluso en latín encontramos el término "vesta", que era el nombre de la diosa del hogar doméstico, un fuego siempre encendido y mantenido vivo.
Según esta hipótesis etimológica, la palabra primavera nos habla al mismo tiempo de un comienzo y de algo brillante y lleno de ardor. Podría ser el término para designar el comienzo de un periodo caracterizado por el esplendor y la exuberancia de la naturaleza, que despierta. La estación en la que se produce el despertar de la naturaleza y la mejora de las condiciones climáticas. El retorno del calor.
La primavera como metáfora
El término primavera no sólo se utiliza para designar la estación después del invierno. El término primavera se asocia a otros conceptos, siempre relacionados con la exuberancia, el renacimiento y el esplendor, con un significado positivo. Por ejemplo, la primavera de una persona suele entenderse como el periodo de la primera juventud («la primavera de la vida»). Pero se puede experimentar una primavera a cualquier edad, simplemente por un nuevo vigor interior, confianza, entusiasmo («experimentar una segunda primavera»). La primavera también puede asociarse a una época de despertar de los pueblos, una rebelión tras un periodo de represión y pérdida de libertades («la primavera de los pueblos» o «la primavera de Praga» y, de nuevo, «las primaveras árabes»).
Durante siglos, la primavera ha sido considerada la estación del renacimiento y este significado también está presente en la etimología del nombre, descubrimos el valor que ha tenido desde la antigüedad.
El equinoccio de primavera posee un significado etimológico.
El 21 de septiembre coincide con el equinoccio de primavera, la estación del despertar de la naturaleza, del alargamiento de los días, de la vuelta a un clima más suave tras el frío invernal. La etimología del término no es fácil de reconstruir, ya que tiene influencias anteriores al latín. "Prima" deriva del latín "primus" mientras que "vera" tiene raíces indoeuropeas, concretamente de la raíz sánscrita Vas que significa brillar y de la que deriva la diosa del hogar doméstico en la Antigua Roma llamada Vesta.
Según esta hipótesis etimológica, la palabra primavera nos habla al mismo tiempo de un comienzo y de algo que brilla. En Mesopotamia, el equinoccio de primavera coincidía con el comienzo del año. En Egipto, se celebraba un festival relacionado con la fertilidad de la tierra. Los celtas organizaban danzas en torno a una hoguera, considerando este día como el inicio del periodo de la luz, hasta el punto de que aún hoy el yacimiento neolítico de Stonehenge acoge rituales similares.
Para griegos y romanos era un pasaje para dedicar a la Gran Madre, deidad ancestral y madre de todos los dioses, con cosechas agrícolas, banquetes, competiciones y juegos públicos. En Turquía y la India se siguen celebrando costumbres ancestrales en las que el fuego se considera un elemento de purificación.
En los antiguos mayas de México, Guatemala y El Salvador, por ejemplo, la gente se reunía públicamente durante el equinoccio para ver cómo el sol creaba sombras contra las pirámides. En Japón, donde el equinoccio de primavera se convirtió en fiesta nacional en 1948, la gente lo celebra limpiando sus casas, visitando los hogares de su infancia y/o visitando y limpiando las tumbas de sus seres queridos fallecidos.
Hoy en día, estas tradiciones se han ido perdiendo poco a poco. Pero el significado espiritual del equinoccio de primavera no ha cambiado.
Significado espiritual del equinoccio de primavera
El equinoccio de primavera simboliza un nuevo estado de renacimiento y armonía en la naturaleza.
Lo mismo ocurre en nuestro interior. Nuestro espíritu cobra vida con una energía llena de esperanza y entusiasmo; partes de nosotros renacen y cobran vida de un modo que nunca antes habíamos visto.
La vida está despertando a la cálida luz del sol y tu espíritu se siente preparado para empezar de nuevo.
Sin embargo, esta transición puede ser más difícil de lo que imaginas.
Al pasar del enfoque silencioso e introspectivo del invierno a sentimientos más exteriores y enérgicos, podemos perder la orientación. Al fin y al cabo, los cambios suelen ser incómodos. Y la primavera es sinónimo de cambio; eso que vemos tan claramente en la naturaleza y sentimos tan profundamente en nuestro interior.
Es el momento de celebrar la frescura de la vida, regenerar la energía y remangarnos para trabajar en nuestros deseos y sueños.
Para conseguirlo, tenemos que poner a prueba nuestras ideas, conectar con el espíritu juguetón y curioso de la primavera. Elegir con cuidado qué semillas quieres plantar y decide qué quieres cosechar en los próximos meses. Como metáfora también... como metáfora.
Fuentes bibliográficas: Revista GRAZIA, Milán Italia. 2024
Sofía Fino- Wise Topics Piaceri & Società. Milán- Italia.2024
Revista ROMA.com- 2024