Pero los dinosaurios van a desaparecer...
El analista Ezequiel Parolari insiste, munido de datos, con su advertencia. Quien quiera oír, que oiga. "En la agonía de lo efímero, los partidos políticos como entes de representación ciudadana, se están extinguiendo. No representan a nadie, solo a sus egos. Construyen una falsa identidad, de voluntades colectivas, para perpetrarse en los rincones oscuros de la política y del poder".
¿Se acuerdan de Blockbuster, de Kodak o de Yahoo? Quizás haya algún público joven leyendo este artículo y no entienda de qué estoy hablando. Lo traduzco: empresas exitosas que no supieron adaptarse a los nuevos cambios. Empresas que no innovaron y quedaron obsoletas. Empresas que desaparecieron.
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Esto mismo le está pasando a los partidos políticos hoy en día en América Latina. En la agonía de lo efímero, los partidos políticos como entes de representación ciudadana, se están extinguiendo. No representan a nadie, solo a sus egos. Construyen una falsa identidad, de voluntades colectivas, para perpetrarse en los rincones oscuros de la política y del poder.
Si piensan que estoy equivocado, les paso algunos datos para que vayamos entrando en calor. Según el último informe del Latinobarómetro, las instituciones peor evaluadas de las democracias latinoamericanas son los partidos políticos.
Los sistemas de partidos han sufrido enormes transformaciones en los países. El fenómeno de la atomización partidaria (infinidad de partidos políticos en las elecciones), ejemplifica la crisis de la política y de la democracia que arrastra un problema serio de representación.
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En ocho países de la región hay un 10% (El Salvador y Costa Rica) o menos de confianza en los partidos políticos. Un solo país alcanza el 33%, Uruguay, mientras otros ocho se sitúan entre el 24% y el 11% de confianza en los partidos políticos.
Pero eso no es todo. Desde 2010 en adelante disminuyeron de 40% a 29% los ciudadanos que se sienten "cerca" de un partido político. Solo en Uruguay (58%) y República Dominicana (52%) se encuentra una mayoría de la población cercana a un partido. En Guatemala es el 9%. América Latina toma lejanía de los partidos profundizando la crisis política y democrática, siendo caldo para el populismo y las autocracias.
La cercanía a los partidos se encuentra estrechamente relacionada con el aumento del número de partidos. Estos se dividen y los militantes abandonan los viejos partidos para crear otros nuevos, surgen nuevos movimientos que torna más compleja la gobernabilidad.
El último dato que les paso para finalizar, muestra el aumento de la cantidad de latinoamericanos que dicen que no votan por un partido político: 52% en 2005 hasta 63% en 2020. En otras palabras, la gente ya no vota por partidos. Esto le abre el juego a procesos populistas o autocráticos. Así se explican fenómenos como Trump, Bolsonaro, Milei o Rodolfo Hernandez en Colombia. El consultor político Mario Riorda expuso: "Cuarta elección en América Latina donde llega al balotaje alguien por fuera de algún partido político tradicional. Y tercera donde quien lo hace representa a una derecha sin maquillaje". Y esto no es casual, la "vieja política" partidista está muy alejada de las demandas sociales, ya no escucha, solo se aferra al ideario de lo que fue.
Al igual que los dinosaurios, los partidos políticos se están extinguiendo y no representan a nadie, quizás a sus intereses personales, que curiosamente no coinciden con los de la ciudadanía. Corrupción, hermetismo, poca transparencia, baja rendición de cuentas son algunas de las causas que explican este proceso en Latinoamérica. Un consejo: si los partidos políticos quieren sobrevivir a estos tiempos tan cambiantes y líquidos, deberán actualizarse, abrir sus agendas, y "aggiornarse" para mejorar la calidad democrática y permitir que la ciudadanía los empiece a ver con otros ojos.