Pablo Moyano, una verdadera eminencia
El Dr. Eduardo Da Viá pone el foco en uno de los organizadores del paro de dirigentes de la CGT, Pablo Moyano, integrante del clan fundado por su padre, Hugo.
Las palabras que siguen están destinadas a describir en forma pormenorizada las características de este personaje, hoy clave en el concierto de los que gravitan en los sucesos diarios y venideros, en esta vapuleada Argentina.
Pero antes de comenzar por ubicarlo en un determinado taxón, he decidido jugar un poco con el significado de algunos términos, de nuestro querido y averiado idioma castellano, siendo Pablo uno de los responsables de la tergiversación de palabras de uso frecuente y que como orador frecuente, debiera conocer y utilizar correctamente.
El ya famoso gazapo de días atrás cuando confundió metáfora con metabolismo, vale la pena desmenuzarlo un poco para ir desnudando la personalidad de este, como diría Platón, bípedo implume.
Estoy seguro que si este párrafo llegase a la lectura por parte de nuestro protagonista, no entendería prácticamente nada, suposición mía sin basamento científico por cuanto me ha sido totalmente imposible encontrar referencias en cuanto a su nivel de estudios; pero el padre por ejemplo, Hugo, tiene solo tercer grado y no creo que le haya exigido a su hijo ir mucho más allá de eso, digamos primaria completa, porque urgía que lo secundara en su mafiosa conducción del gremio de camioneros.
A mí me huele a ocultamiento de la verdad.
Si alguien lo sabe agradecería me lo comunicara por simple curiosidad.
Juguemos pues un poco con significados y etimologías a fin de colaborar con el restringido acervo cultural del Co- Secretario de la CGT.
Comencemos con el subtítulo y la palabra eminencia para explicar que etimológicamente, significa salir, descollar, sobresalir e incluso amenazar.
Se la utiliza en el castellano coloquial con el significado de persona destacada por su sabiduría o por la importancia de la labor que desempeña; así pues fue sin dudas una eminencia Favaloro en el ámbito de la medicina o Cervantes en literatura, pero también se la utiliza como sinónimo de realeza precedida de su; adjetivo posesivo 3ª persona; trato que recibe también el Papa.
Bien, debe saber nuestro bípedo implume que hay dos acepciones que le calzan a la perfección: sobresalir y amenazar.
Por orden de aparición corresponde aclarar lo de gazapo. Por lo común se entiende por tal un lebrato o un conejo recién nacido, pero, aunque menos frecuente por cierto, significa error en el habla, tal el reciente furcio de marras. Como docente de toda la vida, no puedo menos que explicarle al engreído dirigente el significado de cada una de las palabras que mal utilizó en su soflama, palabra de paso sea dicho que es sinónimo de discurso o mejor aún de perorata.
Su equívoco no fue un lapsus calami sino un lapsus linguae; vamos Pablo, al diccionario que no muerde.
Metáfora es la traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita, como en las perlas del rocío, la primavera de la vida o refrenar las pasiones, tomado de la Real Academia de la Lengua; en tanto que metabólico, vale decir referido al metabolismo, son los cambios químicos que se presentan en una célula u organismo. Estos cambios producen la energía y los materiales que las células y los organismos necesitan para crecer, reproducirse y mantenerse sanos. El metabolismo también ayuda a eliminar sustancias tóxicas.
Es claro que el metabolismo cerebral del pobre Pablo adolece de ciertas fallas que mejoran muchísimo con el estudio, al menos lo correspondiente a un buen secundario completo. Reitero, ignoro si lo tiene pero me temo que no.
Veamos lo atinente a la expresión Bípedo Implume, atribuida a Platón y dicha con la intención de asimilar a su enemigo con las aves, bípedos emplumados refiriéndose a su capacidad intelectual. Yo ubicaría al primogénito de Hugo en ese taxón.
Investigando pues su pedigrí es que llegué a la ubicación taxonómica que me permito asignarle a este prepotente e irrespetuoso individuo que se permitió amenazar a un ministro con arrojarlo al Riachuelo.
Sabrá el erudito sindicalista que el nombre del Riachuelo es Matanza-Riachuelo y que es un río de llanura con escasa pendiente. La Cuenca limita, al norte, con la cuenca del Río Reconquista y, al sur, con el sistema Samborombón-Salado. Abarca una superficie aproximada de 2047 km2 y está localizada al noreste de la provincia de Buenos Aires.
Este arroyo ha tenido a mal traer a más de una persona involucrada en los vericuetos políticos, desde el camionero Moyano hasta la Presidenta de la Nación, quien estando en funciones como tal, famosa por su verborragia que muchas veces le jugó en contra, dijo, en medio de un discurso improvisado en Lanús: "Yo sé que hay almas generosas y nobles que nos van a escuchar, y van a ayudarnos a todos a que este Riachuelo finalmente pueda ser no más el Riachuelo. Nadie le dice Riachuelo en ninguna de las provincias porque los ríos están lindos y limpitos. Le informo a la Presidenta que la Real Academia Española define riachuelo como río pequeño y de poco caudal"
"No se llama Riachuelo por su condición de curso de agua contaminado, sino por ser pequeño y poco caudaloso. Por favor, infórmese."
El párrafo entre comillas fue escrito y publicado en Clarín por un periodista culto del mencionado diario.
Demás está decir que, ignorante de esto, Pablo considera al Riachuelo como un arroyo emponzoñado; ¡Ay!, lo lamento, se me escapó otro término castellano que quizá Pablito ignore también, para hacerlo fácil le aclaro que significa "mugriento", palabra que seguramente está incluida en su muy limitado léxico personal.
El término pedigrí deberá seguramente ser otro obstáculo para la comprensión del artículo por parte del destacado cegetista, en consecuencia y sabedor que ha de ser como arrojar margaritas a los suidos, paso a explicarle el curioso y complejo origen de la expresión:
Originalmente es una locución francófona integrada por tres palabras y procede de la expresión «pied de grue», «pata de grulla», con la que los franceses se referían a las marcas rectas con forma de pata de grulla que los primeros criadores ingleses de caballos utilizaban a modo de árbol genealógico para seleccionarlos.
Para los ingleses era absolutamente impronunciable y la transformaron en pedigree, que se pronuncia pedigrí, y fue con esta grafía fonética que pasó al castellano.
Me resta en esta abreviada lección de idioma especialmente diseñada para oradores sindicalistas, explicar dos términos que utilizara ut supra.
El primero "lapsus calami", expresión latina que significa error de escritura, por cuanto el cálamo, parte inferior hueca del eje de las plumas de las aves que seccionada oblicuamente se utilizaba para escribir sea sobre papel mojada en tinta, o seca para hacerlo sobre arcilla. La expresión calami es el genitivo de calamus: y significa del cálamo, por extensión error de escritura.
En cuanto a "lapsus linguae", es también una expresión latina constituida por la palabra lapsus o error y el genitivo de lingua, linguae, de la lengua. Vale decir error al hablar, error cometido con la lengua.
¡Ah! Ut supra quiere decir más arriba, así como suidos significa cerdos o más comprensible para Pablo, chanchos.
Para terminar es necesario hacer un juicio psicodinámico de este personaje, Pablo Moyano.
No cabe dudas de que es un triunfador en su condición de sindicalista, joven aún ha alcanzado una posición destacada en la mayor entidad gremial del país, la CGT.
Rico de nacimiento dado la fortuna de origen incierto de su padre; físicamente poderoso, inteligente pero ignorante. Es decir reúne las condiciones para transformarse en un individuo infatuado de sí mismo tal como lo es ahora y cuando habla frente a miles de seguidores va experimentando quizás sin advertirlo un proceso de endiosamiento que refuerza notablemente sus defectos naturales. Ante la aprobación sin análisis por parte de la muchedumbre que lo escucha embelasada y mediante el llamado proceso de retroalimentación para lo cual existe una palabra inglesa de uso muy común en remplazo de la autóctona: feedback. Lo menciono por cuanto como ocurre con muchos extranjerismos, los usamos sin saber a ciencia cierta su significado.
Bien esa retroalimentación en el transcurso de su oratoria, lo va haciendo más osado, más ofensivo y más belicoso, llegando a barbaridades como la amenaza al Ministro Caputo de arrojarlo al Riachuelo, en claro desacato de las leyes y de las buenas costumbres, de las que, como hombre público que es, debiera defender sin cejar en sus objetivos políticos.
Lo que logra es el enardecimiento de las multitudes que lo escuchan y de ahí al vandalismo hay un paso, lo que lamentablemente suele obligar a la represión y con ello toda la sociedad termina perjudicada.
Hemos tenido oradores cultísimos en nuestra historia política que no por ello dejaron de manifestar sus disensos con la administración de turno.
Recuerdo muy bien cuando falleció Perón e hizo su arribo Ricardo Balbín al velatorio de los restos, un periodista le preguntó cómo se sentía ante la muerte de su enemigo; airado, Don Ricardo se dio vuelta y le dijo: con Perón no fuimos enemigos, fuimos rivales.
Hay que aprender de la historia nacional, de la buena por cierto, que no abunda, pero puede servirte Pablo Moyano para dirigir sin ofender y sin incitar aunque sea tácitamente, a la violencia.