Cambiar algo para que no cambie nada

La opinión del dirigente del Partido Demócrata de Luján Sergio Gómez, a 20 años del 20 de diciembre del 2001.

Sergio Gómez

Hoy hacen 20 años de aquel fatídico 20 de Diciembre de 2001. Recuerdo que trabajaba en una multinacional de las comunicaciones, y como a todos, me invadía la zozobra y la incertidumbre por todo lo que veía a través de la tv. Había un malestar generalizado en terminos económicos por parte de la sociedad, con un agregado (no menor), la clase media, los pequeños ahorristas, las pymes, el asalariado en general, estaba en estado de crispación. Esa clase media llevaba adelante las protestas más efusivas y vilurentas al grito de "Que se vayan todos".

Había un gobierno que ya no tenía más herramientas para cambiar el humor de la gente, cansada de tanta inoperancia y de tanto ajuste. Fernando de la Rúa estaba solo. Lo habían abandonado hasta sus aliados de lo que prometía ser un gobierno de coalición. Primero fueron las coimas en el Senado, luego la renuncia de Chacho Alvarez, su vice y tras cartón, la debacle económica- financiera. Entre tanto la oposición olía sangre, y se preparaba para intentar enderezar el barco.

La gente ya no daba más; despidos por doquier, inflación, ajuste, corralito, mega canje, fueron palabras muy utilizadas y al son de las ollas todo se iba al mismo infierno. Al cerrar sus puertas los bancos para evitar más y más fugas, todo se precipitó y la culminación de todo fueron los saqueos que determinaron que, como si fuera poco lo que estaba pasando, hubiera pérdidas humanas. Después 5 Presidentes en cuestión de días y una tensa calma que nos llevó a encausar la vida institucional de nuestro país y así reestablecer la paz social. Hasta allí es casi todo lo que sabemos de lo ocurrido.

Ahora bien, ¿qué aprendimos? ¿Qué modificamos para que no volviéramos a caer en lo mismo? Casi nada.

Nos unió el espanto y decidimos salir a reprobar a un gobierno que fue sordo ciego y mudo. Fuimos contra todo lo que atentara en ese momento contra la integridad de las personas, nos opusimos con cacerolazos a más hambre, a que nos siguieran metiendo la mano en nuestros bolsillos, por culpa de haber pifiado en las medidas económicas a tomar.

Pero fue peor el remedio que la enfermedad. Tuvimos un Presidente que ganó con el 22% y para colmo nadie se fue. Siguieron los mismos. Aun siguen. (La historia dirá luego si eso es bueno o malo, pero la verdad es que nadie se fue).

Se cambió solo la manera de expresarse desde los gobiernos, pero los asuntos importantes de nuestra sociedad aun están sin resolver, hasta diría que se han agravado.

Los gobiernos hablan desde el año 2002 para acá de políticas públicas, de desendeudamiento, empoderamiento, de transparencia, de asistencialismo, de derechos. Porque la única política publica visible fue, es y será la AUH. Porque quien pagó la deuda dejó endeble el marco legal para la radicación de nuevas empresas (nadie quiere venir donde hay gobiernos populistas), y quien endeudó al país nuevamente fue incapaz de sostener la idea de motorizar la economía de manera integral y no que solo sirviera para generar mas riqueza a los ricos creyendo o especulando con una economía de derrame (Idea neoliberal).

Otra discusión de todos los gobiernos, son "los nuevos derechos". El populista acentuará su gestión en materia de derechos en el asistencialismo, en tanto el neoliberal procurará asistir desde el merito o meritocracia. Unos serán garantistas y los otros, legalistas ciento por ciento.

Entonces, que cambió; nada. Solo se establecieron nuevas reglas de juego en la política institucional de nuestro país, en los partidos políticos y en los gremios. Se reinventaron con mas practicas democráticas, con mas participación de la ciudadanía, ensayando transparencia, con mejora continua, etc., pero hay mas pobres, mas corrupción, mas femicidios, mas inseguridad y seguramente mas problemas económicos en los hogares argentinos.

Lo que supone un avance en nuestra vida democrática no lo es porque, a mi entender, sirvió de caldo de cultivo para que allí naciera La Grieta. Hoy o estas de un lado o del otro. Es una especie de blindaje que hoy tiene la política argentina para fundamentar comportamientos que pueden no ser agradables a todos. Es como que nos soportamos porque sabemos que nadie tiene la verdad sobre qué es mejor para los argentinos.

Por tanto nos falta un gran acuerdo nacional que termine con la grieta para poder repensar un país mas justo, con oportunidades para todos, con gente que de verdad quiera terminar con el hambre, que fomente inversiones a largo plazo, que genere nuevos empleos y que por sobre todo nos permita tener gobiernos con gente idónea, capacitada para ejercer cargos públicos y manejar las cuentas, que respeten la división de poderes y que se animen a tomar medidas ejemplificadoras con los corruptos. En definitiva que podamos ser un país serio, con oportunidades.

A 20 años de la salida de De la Rúa quiero que no se vaya nadie.


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