Argentina, país cripto-polenta
Definitivamente no le va bien al gobierno libertario ni al presidente, cuando se corre de la agenda económica-desreguladora y avanza en la difusión de espejitos de colores.
El ruidoso "criptogate", en el que se vincula al presidente Javier Milei y a su círculo más íntimo, se trata de la primera gran crisis de la administración libertaria.
Aunque en los últimos años como consecuencia del cepo y exceso de regulaciones cambiarias creció de manera exponencial la cantidad de argentinos que adoptaron el uso de criptomonedas, la realidad es que para los que tienen expertise en el uso de criptoactivos, la "difusión" del token $LIBRA por parte del presidente Javier Milei, fue como mínimo una extravagancia.
Para quiénes son parte del universo cripto, estimado hoy en casi 11 millones de usuarios en Argentina, la realidad es que la cotización, su lanzamiento y posterior caída, son previsibles. El auge y caída hasta se puede observar minuto a minuto, con data precisa sobre quién compró y vendió.
Es decir, aún con la "difusión" tuitera del líder libertario, quién conoce del rubro, también asume los riesgos de comprar tokens de corto historial y seguramente la justicia argentina podrá indagar con precisión sobre los intereses detrás del tuit, aunque demore años como de costumbre.
La torpeza de Milei, o el tiro en el pie para el propio gobierno, derivó en la caída de la confianza sobre el rumbo económico del gobierno. Para ponerlo en otros términos: el gobierno perdió de local en la cancha de la economía y las finanzas con el fallido token $LIBRA, que tal como marcan los sitios especializados en criptoactivos, afectó a unos 74 mil usuarios.
Milei, y la justicia deberá determinar si también parte de su gobierno falló y/o cometió algún ilícito, falló en un rubro en el que no podía fallar o al menos se mostraba durante el primer año de su mandato casi inexpugnable: "el de ser experto en crecimiento con y sin dinero", tal como decía el líder libertario cada vez que se presentaba en cualquier canal de TV.
%u2B55%uFE0F | ESCÁNDALO: "No soy experto en criptomonedas: YO SÉ DE CRECIMIENTO ECONÓMICO SIN DINERO", le dice Javier Milei a Jonatan Viale.
— Diagonales (@diagonalesweb) February 18, 2025
%u203C%uFE0F Dice la verdad. Hace tres días, gracias a la estafa de Javier Milei, DIEZ PERSONAS QUE INVIRTIERON CERO DÓLARES, SE QUEDARON CON MILLONES. pic.twitter.com/a0X4BTFYQ9
Lo cierto es que las dudas sobre el rol del presidente en el criptogate, impactaron de lleno en la confianza sobre el rumbo económico.
Esta semana cayeron las acciones del panel líder del Merval en promedio un 0,8%; el riesgo país volvió a los 700 puntos básicos y los bonos soberanos perdieron -1,8% en los últimos 5 días.
El acuerdo con el FMI, más allá del encuentro entre Milei y Georgieva en Washington durante la tarde del miércoles, sigue en veremos y puede que la falta de fondos frescos en dólares, ponga en duda el esquema cambiario actual y demore definiciones sobre la continuidad del cepo cambiario.
Por eso, tal como sucedió con la descolocada agenda de identidad de género que impuso el presidente en Davos, el gobierno y más precisamente Milei, deberán retomar la agenda con temas prioritarios. Es decir, volver a foja cero con los que le pusieron el voto y la confianza al modelo libertario y maximizar esfuerzos para seguir en la senda de la baja de la inflación; el descenso de la pobreza, la desregulación y achique del Estado y el crecimiento de la actividad económica. Si es con plata, mejor.
Por último, cabe destacar que según el último Informe de Distribución del Ingreso del INDEC, la pobreza estuvo en el orden del 38,9% en diciembre de 2024, que para una población de 45,5 millones de habitantes, redunda en 17,8 millones de pobres.
Aunque el dato viene en caída, como consecuencia lógica de la rebaja inflacionaria, aún hay casi 18 millones de argentinos que tienen dificultades o directamente no cubren la canasta básica para no ser considerados pobres y seguramente les pesa más el precio de los alimentos en las góndolas de los supermercados, que el efímero valor que pueda tener un criptoactivo.
Con todo, los libertarios deberán comprender que hay un importante universo de personas que come y vive de las criptos y otro universo de personas, aún más grande, que apenas puede comer polenta. Lo que sí está claro, es que nadie come vidrio y pase lo que pase con la investigación judicial derivada del criptogate, el accionar del gobierno fue no menos que desprolijo.