No a la Promoción Industrial contra Mendoza... ¡Nuevamente!
El exministro de la gestión de Alfredo Cornejo se refirió a la controversia con la Nación por los beneficios que se están entregando a otras provincias.
A pesar del "compromiso" de la Senadora Anabel F. Sagasti de que desde Nación no se excluirá a Mendoza en este nuevo régimen de promoción, una de las virtudes de la práctica política debe ser la de no repetir experiencias que fracasaron y generaron mucho daño. Otra debiera ser la capacidad de diálogo franco para consensuar políticas estratégicas de desarrollo para el mediano y largo plazo.
Pareciera que en la Argentina de hoy no se cumplen ninguno de estos dos puntos. La falta de planificación y visión manifiesta por el Gobierno Nacional en muchos órdenes deja en evidencia que los problemas estructurales de la economía del país sólo tienden a empeorar de seguir por esta senda.
En Mendoza conocemos muy bien los efectos destructivos en nuestro entramado socio-productivo acumulados a lo largo de décadas de promoción industrial para provincias que comparten actividades económicas con la nuestra. Las distorsiones introducidas en la economía por programas económicos erráticos y de corto plazo, pueden abrir heridas de muerte para la economía mendocina.
Esta semana el Gobierno Nacional decretó un esquema de beneficios laborales para las industrias en 10 provincias del Norte Argentino, al cual ahora suman a San Juan. El objetivo manifiesto de la medida sería el de generar empleo digno y desarrollo económico. Ahora bien, cabe preguntarse, ¿se logran esos objetivos con medidas improvisadas, aisladas y con aroma electoralista? ¿Qué resultados obtuvieron de décadas de promoción industrial las otras provincias? ¿Lograron desarrollarse provincias como Formosa? ¿O aún siguen viviendo de los aportes de todos los argentinos vía fondos nacionales?
En lo relativo a los efectos ocasionados para nuestra provincia, los conocemos muy bien. Caída del empleo industrial, migración de empresas a provincias vecinas, crecimiento enano y estancamiento productivo.
A modo de ejemplo, entre 1973 y 2011, con la implementación de la promoción industrial, en las cuatro provincias vecinas el empleo industrial creció un 278% (7,5% promedio por año) y se crearon más de 47.000 mil nuevos puestos de trabajo. En nuestra provincia, el empleo industrial creció apenas un 14% (menos de un 0,4% promedio por año). Es decir, solo se logró migración de recursos de una provincia a otra, empobreciendo a Mendoza en lugar de crear políticas que incentiven mayores grados de desarrollo para todas las regiones de nuestro país, abriéndose al mundo para comerciar y beneficiarse de inversiones genuinas que deseen trabajar en un país con estabilidad económica y reglas claras.
Fruto de estos y otros tantos perjuicios, Mendoza inició un reclamo que derivó en el acuerdo para la realización de Portezuelo del Viento.
Si tenemos en cuenta que estamos hablando de una reparación para la provincia de más de mil millones de dólares, podemos darnos una idea del daño que ocasionó la promoción industrial en Mendoza. Y si de algo estamos seguros, es que ninguna indemnización futura por malas decisiones nacionales, recuperan el tiempo perdido y el impacto que esos recursos habrían tenido sobre la lucha contra la pobreza y las desigualdades que existen en nuestra sociedad.
Estamos en tiempos en que necesitamos ponernos de acuerdo, para defender los intereses de Mendoza y exigir que se apliquen políticas estructurales de fomento en la que incluyan a nuestra provincia, como pide el Gobernador Suarez, y a todas las provincias argentinas. No admitimos más el relato de que nuestros vecinos deben crecer a nuestra costa porque somos una provincia rica. Somos una gran provincia, con gente emprendedora y tenaz, pero también con una experiencia de lucha contra las injusticias que vamos a honrar.
No podemos seguir con medidas que aumentan grietas entre los argentinos y que benefician a algunos por vivir en tal o cual lugar en desmedro de los otros. Queremos una Mendoza abierta al mundo y próspera, junto a una Argentina en desarrollo y que mejora la calidad de vida de los ciudadanos y eso se logra con políticas nacionales de apertura, estabilidad y progreso basado en el esfuerzo individual. Esa es la Argentina en la que quiero ver vivir a mis hijas y a mi nieta.