Encender motores

Entre exportaciones e inversión privada el gobierno apunta para salir de la recesión. La Bolsa de Valores pareciera divisar la luz al final del túnel. La salida será lenta, el consumo se ha desplomado.

Sebastián Laza

Apenas asumió Javier Milei, el diagnóstico era ampliamente compartido por la mayoría de los economistas, se necesitaba avanzar hacia un equilibrio fiscal primario. La gestión de A. Fernández-Massa estaba dejando este indicador en negativo, cerca de 3 puntos del PBI. Lo fiscal es la "madre del problema argentino hace décadas", todos lo sabemos, salvo el populismo irresponsable.

La situación era impostergable, sin embargo, la cuantía del ajuste anunciado por el ministro Caputo superó las expectativas, se apuntó a un equilibrio financiero (que excede al primario), es decir, una poda de 5 puntos del PBI, superior inclusive a lo pedido por el FMI.

Han pasado ya casi 4 meses del inicio de esta nueva senda fiscal, y la misma se cumple a rajatabla. La consecuencia ha sido la esperable: se apagaron prácticamente todos los motores de la economía, y tanto la actividad privada como la recaudación de los fiscos jurisdiccionales caen a tasas interanuales de 2 dígitos. Excesivo, con equilibrio fiscal primario alcanzaba.

Enseñan los libros de Economía que la demanda agregada tiene 4 componentes: consumo, inversión, gasto público y exportaciones netas. Consumo y gasto público están por el piso, este último con podas reales interanuales del 40% aproximadamente, con la obra pública cayendo casi 90% en el mismo lapso temporal. Tremendo ajuste, "el más grande de la historia de la humanidad" dice el presidente. No sabemos si es el más grande, pero debe estar entre los principales, sin dudas.

Pero ese debate ya es irrelevante, la señal fiscal fuerte ya se eligió. La pregunta ahora es qué motor arranca primero. Las exportaciones van a aportar lo suyo, está por empezar la parte estacional fuerte de liquidación (cosecha gruesa), unos 3 puntos del PBI por sobre el año pasado (hubo sequía) seguramente veremos, todo depende de cómo se terminen acomodando el tipo de cambio real y las tasas reales en pesos. El otro motor que espera el gobierno arranque es la inversión privada: tasas de interés y salarios reales en pesos están baratos, señal para invertir observan en el gobierno. Sin embargo, las tarifas de la energía se han ajustado fuertemente, insumo clave, al menos en la industria. Difícil de prever, la inversión privada es expectativa pura, visión de futuro. Nadie sabe cuándo y cuánto reaccionará. El consumo privado (casi el 60% de nuestro PBI) recién reaccionará cuando lo otro se empiece a mover, o sea va para largo, el poder adquisitivo se ha desplomado (-20% aprox. en los 2 últimos meses, Índice RIPTE).

Encender motores

Quizás sea aconsejable el gobierno nacional desajuste un poco por el lado de la obra pública, una variable que impacta rápido en el nivel de actividad y el empleo, aprovechando el margen de sobrecumplimiento de metas que actualmente hay con el FMI. Una reactivación por este lado de la demanda agregada puede llegar a contagiar a la inversión privada.

En síntesis, hoy los motores de la economía real (en general) están apagados. Los próximos 90 días serán claves para ver si se reactiva algo de la actividad privada. Quizás un empujoncito de la obra pública ayude. Mientras tanto el gobierno seguirá intentando bajar la inflación y preparar el terreno para salir del cepo cambiario, así queda claro el nivel de tipo de cambio real con el cual se moverá la economía. Mientras tanto, la bolsa de valores festeja, se adelanta a la salida real, lo que no sabemos es cuantos meses se está adelantando.

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