Milei inaugura una fase histérica y perturbadora con un hecho insólito y erróneo
Los argumentos del presidente Javier Milei de expulsar del gobierno a Diana Mondino son insólitos y hasta parecen falsos a la luz de la evidencia internacional. Amateurismo extremo, sectarismo o ingreso a una etapa de perturbación. Opina el director de Memo, Gabriel Conte.
El gobierno de Javier Milei es fuertemente contradictorio. Se mueve al ritmo de los devaneos intelectuales de su líder, que jamás dejó de ser algo más que un panelista de talk show, con ideas interesantes, ideas buenas, ideas malas, ideas tontas e ideas ridículas en su haber.
De allí que calificar a toda su gestión presidencial por solo alguno de sus impulsos sería demasiado y habrá que esperar al final para una evaluación capaz de sacar un promedio.
Al despedir a Diana Mondino de la Cancillería el presidente libertario echó a una aliada de sus ideas base y a quien supo ser su soporte en los difíciles momentos en que la histeria parecía querer ganarle a la cordura, como todos recordarán de los tiempos preelectorales.
Javier Milei echó a Diana Mondino por votar a favor de Cuba en la ONU
Podría haber justificado el recambio en una serie de cuestiones que los observadores más informados habían detectado, por ejemplo:
- Incapacidad de resolver una fuerte interna dentro del Palacio San Martín.
- Poca cintura para sobrellevar las exigencias espasmódicas y ultrapersonales de Javier Milei en su relación con mandatarios del mundo con quienes abrió conflictos.
- Su insubordinación operativa a Karina (la hermana de) Milei, que -según afirman fuentes periodísticas de la Casa Rosada- le pedía cosas que Mondino no hallaba como cumplir, dejando sus deseos vacantes: grave pecado en el sectarismo imperante en las inmediaciones presidenciales.
Pero no.
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El gobierno de la libertad decidió exponer, expulsar y degradar a una liberal acusándola de procomunista.
Eso, porque la Argentina votó de igual modo -podría decirse que "de forma"- con el 98,4% de los países de las Naciones Unidas en contra del bloqueo a la isla de Cuba.
Solamente votaron a favor de la continuidad de esa medida, el propio Estados Unidos e Israel, con la abstención de Moldavia
Si Mondino es la responsable de haber votado en línea con la mayoría de las naciones y la echaron, ¿debería Milei romper relaciones con todo el resto? ¿Tendría que pedirle explicaciones a su pretendido espejo de Nayib Bukele, que votó igual que como "ordenó" hacerlo la excanciller sacrificada? ¿Es Bukele y el 98,4% de las naciones de la ONU comunista? ¿Por ser comunista merece ser extirpado?
En esta última pregunta hay una trampa que lleva a analizar otro aspecto del Gobierno, que claramente representa un abuso, además de una fuerte contradicción.
¿De qué libertad hace alarde un gobierno que solo la permite para los que piensan disciplinadamente como su líder? Hay que decirlo: ni el kirchnerismo se atrevió a tanto y al periodo de Alberto Fernández hasta lo criticamos como "zigzagueante" por haber aguantado opiniones chavistas, no chavistas y por ahí hasta antichavistas en sus representantes diplomáticos. Esa contradicción del inexperto Santiago Cafiero resulta ahora un bebé de pecho ante la gigantesca acción de macartismo del siguiente comunicado, que se evidencia en su último párrafo:
Como se lee: "... y el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad".
Todo eso, a raíz del voto supuestamente impulsado por la "comunista" Mondino en la ONU en contra del bloque de EEUU contra Cuba, es decir, lo mismo que hizo todo el mundo, salvo EEUU, Israel y Moldavia.
Se trataría de una persecución que daría por tierra y banalizaría para siempre el uso del término "libertad" que esgrime Milei, apropiándosela como el peronismo lo hiciera antes con el término "pueblo" o el radicalismo con el "democracia".
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Si Milei echa alegremente a Mondino con argumentos tan falaces como los aludidos y, además, desata una purga de funcionarios de carrera en Relaciones Exteriores de los que no se cuadran a su indicación de seguir una línea de pensamiento único, se habrá dado por tierra con muchas de las conquistas que justamente este 30 de octubre de conmemoran, al cumplirse 41 años de las elecciones que dejaron no solo la última dictadura, sino a toda la pudrición política y los fuegos artificiales combativos que la antecedieron.
Milei ingresa peligrosamente en una fase histérica, producto de una perturbación y escasa claridad en las ideas que genera lo mismo: más perturbaciones.
"Se derrota encima" en materia de libertades y deja a un costado las transformaciones que empezaban a verse en algunos temas que empezaban a desburocratizarse, por ejemplo. Permite ver el lado no solo más oscuro del amateurismo que le baila alrededor, sino que lo vuelve ineficaz: y eso si debería preocuparle, atento a lo que conocemos como sus prioridades.