Entre apoyar a Milei o a "lo otro" y el efecto primer episodio de Harry Potter
El análisis de lo que se conoce con estudios de opinión pública que son adversos al Gobierno, pero una evocación de la ciudadanía que no termina de digerir las propuestas de volver al pasado.
El año electoral se plantea nuevamente en forma maniquea: es blanco o negro, sin posibilidades de otros colores en la política.
Si bien hay un fuerte intento de que la opción vaya por el lado de "Milei o 'no Milei'", de modo tal de que surja una opción que enfrente las posibilidades del actual gobierno nacional, la idea resulta bastante compleja de articular desde la vereda de enfrente, atento a que para el común de la gente significaría poner reversa y volver atrás.
No se vislumbra -al menos por ahora- una oposición capaz de representar al futuro.
Así lo demuestran los estudios de opinión que se han dado a conocer, la mayoría de los cuales castigan al Gobierno.
Los errores reiterados, las exageraciones que lo llevan a infringirse heridas y el estancamiento desde hace un mes a esta parte en torno a un solo tema (cómo fondear al Banco Central con recursos del FMI, tema que no ha podido instalar positivamente) alientan a los sectores que no solo opinan en sentido contrario a lo que ahora se llama La Libertad Avanza, sino que trabajan claramente para desbancarlos del poder.
Esa acción - reacción es lo que parece reafirmar en su lugar al "mileísmo", algo que no parece ser orgánico y que, cuando intenta serlo, mete miedo por su verticalidad y rigidez.
Es la sociedad la que no haya alternativas, porque "lo otro" que se pone en la góndola electoral, son segundas y terceras marcas ya conocidas por su baja calidad institucional, económica, social y cultural: volver al pasado cuya evocación es positiva solo para quienes lucraron en ese tiempo, sus protagonistas directos y sus empleados a sueldo o subsidio del Estado.
De tal forma que, a pesar de sí mismo, el Gobierno tiene en sus manos un poder que no puede controlar, el de entusiasmar y ganar votos en el Congreso para avanzar con su régimen ideológicamente chocante para el resto de lo que se ha vivido desde la política en Argentina.
Como en la primera entrega de Harry Potter, la varita mágica está cargada, pero les resulta difícil de controlar tanto poder y demasiadas veces se les vuelve en contra.
El riesgo de atomización del espacio propio del Gobierno es otro de los riesgos a los que se enfrentan y, para muestra, vale lo que está sucediendo en la Ciudad de Buenos Aires. Pero el fin parece ser el mismo: conseguir ingresar al Congreso legisladores propios o aliadófilos fuertes, como fuere, y que quede del lado de enfrente todo lo demás.
De eso parece tratarse el argumento del año de elecciones legislativas.