¿Conflicto mapuche o terrorismo?

"No estamos ante protestas hábilmente edulcoradas por el oficialismo, estamos frente a claras manifestaciones de terrorismo, por varios motivos", sostiene Sergio Bruni en esta nota.

Sergio Bruni

El mal llamado-a mi entender-conflicto mapuche, fue en sus inicios, el reclamo de los diversos pueblos originarios para que se les reconociera su existencia y derechos en consecuencia. Tales reclamos fueron resueltos por la reforma constitucional de 1994. El art 75 en el inc. 17 incorpora la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos y le garantiza una serie de derechos allí consagrados.

Con la llegada del Kirchnerismo y su irrupción en la escena política, social y cultural la problemática tomó otro color hasta llegar a la situación actual. Situación que se enraíza con la historia del Facundo Jones Huala y su declaración de guerra a la Argentina, con los intereses de otras familias de origen mapuche que especulan con el negocio inmobiliario, y las urgencias de sectores de la clase política que requería desestabilizar el gobierno de Mauricio Macri. Desde esta perspectiva, el accionar mapuche en su modo violento, es más reciente.

En 2015 Facundo Jones Huala decidió ocupar un sector de 1200 hectáreas en Leleque, una estancia de los Benetton, junto a un grupo de seguidores. La mayoría de ellos eran jóvenes desocupados de raíces mapuches provenientes del barrio San Ceferino de Esquel, molestos por la enorme extensión que poseían y poseen los empresarios italianos en el sur. Cerca de un millón de hectáreas pertenecen a la Compañía de los Benetton. En cualquier caso, fue una toma desordenada, que no generó reacciones importantes en Chubut.

Tehuelches, el pueblo originario de la Patagonia y la invasión mapuche

Jones Huala comenzó a radicalizarse después de sus viajes a Chile, especialmente a la zona de Temuco y Osorno, con tomas e incendio de propiedades, donde se congrega buena parte de la población descendiente de mapuches en el país trasandino. Hoy se encuentra detenido en Temuco, con condena firme de nueve años de prisión, con la asistencia defensiva e inentendible de la Embajada Argentina en aquel país.

La radicalizacion se profundizó con la vinculación de Huala con la narcoguerrilla de las FARC. Surgen tales pruebas de la computadora de uno de los líderes de las FARC que fue muerto en combate y en donde constan numerosas comunicaciones entre ambos. El ex fiscal chileno Francisco Ljubetic, entrevistado por este mismo medio, señaló que varios activistas chilenos "mapuches" estuvieron algunos meses entrenandose en los campamentos de las FARC en suelo colombiano.

A partir de 2013, le declaró "una guerra de fuego" a la República argentina. Aseguró que su meta era establecer un Estado Mapuche, una Nación Mapuche en la Patagonia. Vivirían, según su proyecto, de la tierra, los animales y hacer cobertores de celulares, según le indicó a Jorge Lanata, en una recordada entrevista en el año 2017.

Chile le pidió a la Argentina un trabajo conjunto contra los mapuches violentos

En la misma entrevista Huala, desconoció la autoridad del Estado argentino sobre los mapuches, y exigió el reconocimiento de una nación mapuche. Claramente estamos frente a un grupo vandálico con pretensiones o accionar terrorista al querer levantarse en contra del propio estado argentino.

Se estima que la organización concretó alrededor de cien ataques en el sur. Sus integrantes derivan del grupo originario que acompañó a Jones Huala en la toma de una porción de la estancia del grupo Benetton. Por lo general, son jóvenes o adolescentes, oriundos de barrios marginales en Esquel, El Bolsón y Bariloche, con escaso conocimiento de la historia mapuche. Cada cierta cantidad de meses vuelven a las andadas. Los últimos incendios en la región coinciden con el rechazo de la Justicia chilena de darle la libertad condicional a su líder. Es el tercer rechazo en dos años.





El kirchnerismo rionegrino, a través de la diputada nacional María Emilia Soria, brindó apoyo moral y asesoramiento a la lucha de la RAM. La legisladora llegó a reconocer en un programa de radio que conocía a "todos" los jóvenes que ocupaban Mascardi el día en que Rafael Nahuel murió durante un enfrentamiento con Prefectura Naval Argentina. La idea del kirchnerismo era captar el voto mapuche en la Patagonia y tener a algunos grupos cautivos para los reclamos "populares" durante el gobierno de Macri. En los doce años de gobierno K se habían entregado a distintas comunidades mapuches más de 200.000 hectáreas.

Con el kirchnerismo otra vez en el poder, Luis Pilquiman, se convirtió en el número dos del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. Desde entonces su postura de cierta neutralidad cambió: en estos años terminó ayudando a los ocupantes de Mascardi en sus traslados y otras tareas. La ministra de A. Fernández, Elizabeth Gómez Alcorta, fue abogada defensora de J. Huala, entre otras conexiones entre funcionarios del gobierno y la RAM. Acá se encuentra la explicación de la inadmisible defensa del "Estado Argentino" a Jones Huala, para ser liberado en chile a través de los oficios del embajador Rafael Bielsa.

Para agregarle una pizca más de la desfachatez del personaje central del drama que deben soportar los residentes en el sur argentino, el líder RAM al ser denegada su liberación de la prisión de Temuco, en un comunicado a la prensa se autodenominó "preso político". ¡De victimario de acciones terroristas y vandálicas a victima política!

La historia de violencia en Mascardi es bien conocida. La padecen sus habitantes que son constantemente hostigados, que han visto desaparecer el turismo, en especial de los jóvenes, la sufren quienes habitualmente se dirigen desde Bariloche a El Bolsón por la ruta 40. Son apedreados, demorados e incluso incendiadas sus pertenecías. En primera persona he vivido el terror de estos grupos en una visita a esa zona. Así se vive en aquel paraje, tan paradisíaco y trágico a la vez.

Debe exigirse al estado argentino a través de los medios a su alcance, haga una intervención en la zona reclamando todos esos territorios como pertenecientes a la República Argentina y encarcelando a los forajidos -que no representan a los pacíficos pueblos originarios- sembradores del terror en la zona patagónica. Debe movilizar el gobierno nacional, a las fuerzas del orden para devolverle a los pobladores pacíficos, la calma y la paz que como todo argentino tienen garantizados por la constitución nacional.

No estamos ante protestas hábilmente edulcoradas por el oficialismo, estamos frente a claras manifestaciones de terrorismo, por varios motivos. En la mayoría de las acciones violentas ha existido una red que ha colaborado en los actos preparatorios y ejecutorios de los atentados. No se trata de hechos aislados, sino de una seguidilla de acciones cada vez más frecuentes dentro del país. Existe un sustrato cultural e ideológico común, como sucede con cualquier terrorismo. Sus acciones son terroristas porque utilizan la violencia para alcanzar un objetivo de poder: La creación de la nación mapuche escindida de la nación argentina

¡La desidia y/o complicidad de las autoridades nacionales resulta inaceptable!

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