Liderazgo en tiempos de tormenta: ¿cómo incentivar la transformación?

Los pasos que hay que dar en firme para que la tormenta no nos lleve. Un informe de Leticia Torres, de Sperto Business & Technology.

Leticia Torres

Con la entrada en la Era Digital, comienza a hacerse manifiesta una nueva etapa de la globalización, como fenómeno impulsado por la tecnología y el movimiento de ideas, personas y bienes. 

A medida que avanzamos en un mundo mediado por lo digital y la disolución de fronteras, comienzan a hacerse más visibles dos características que nos definen de manera innegable como habitantes de este planeta: estamos interconectados, y somos absolutamente interdependientes. La cuarta revolución industrial (4IR) nos arroja a la necesidad inminente de una arquitectura global de gobernanza transversal, que comprenda las dinámicas sistémicas de causa y efecto, y ofrezca respuestas consistentes a los ciudadanos de la Gran Aldea. Pero este es un camino que apenas empieza.

A la luz de un mundo que parece no avanzar tan rápido como sus desafíos, tanto individuos como organizaciones son llamados a asumir roles más activos en el modelado del futuro. Las empresas en especial, se ven de repente transformadas en plataformas que edifican los nodos donde coinciden las conexiones humanas que dan vida a dinámicas fuera del control de las estructuras de gobierno y las instituciones que heredamos del siglo XX. Esto genera como consecuencia el surgimiento de eventos que ocurren en condiciones de gran inestabilidad, volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad... los ingredientes necesarios para la aparición de las "tormentas". 

Frente a este escenario, el líder al timón, es el primero en ser desafiado. 

Transformándonos para transformar

Nuestro mundo atraviesa por una crisis en todos los niveles, que nos convoca a una inminente restructuración del orden global. Parte de esta desafiante realidad se encuentra anclada en la convergencia de viejos paradigmas con las nuevas oportunidades que se abren como sociedades hiperconectadas y repotenciadas por la tecnología. Estar listos para una nueva manera de funcionar y de ser humanos, supone modificaciones fundamentales: 

- En nuestra manera de VER. Necesitamos aprender a VER (y VERNOS) en el sistema que nos alberga, las conexiones entre sus elementos, las interacciones que ocurren en ellos y los efectos que surgen sobre el espacio colectivo como consecuencia de las acciones individuales combinadas. 

- En nuestra manera de PREPARARNOS para lo nuevo. Ante lo inesperado, y lo desconocido, no necesitamos planes de respuesta predefinidos. Necesitamos invertir esfuerzos en desarrollar una mentalidad, una actitud, un comportamiento adecuado para responder frente a la ola de cambios. 

Sintonizado en estos aspectos, el LÍDER habrá preparado el terreno para actuar desde la sabiduría de expertos practicantes en tiempos de disrupción, que podemos consolidar en 7 pasos guía mientras navegamos hacia el futuro emergente: 

1. Verificar el "LUGAR INTERIOR" desde donde operas 

El primer territorio de liderazgo del líder es él mismo. Otto Scharmer, autor de la Teoría U nos recuerda que "...los resultados de la intervención en un sistema dependen del lugar desde el cual operan las personas que intervienen." Ese lugar se refiere a la condición interior desde donde observamos, nos conectamos y desde donde operamos. Y ese lugar es una decisión. Ubicarse en el lugar adecuado precisa reconocer que somos humanos, que necesitamos de los demás, ser conscientes de lo que sentimos (emociones) y de lo que traemos con nosotros (paradigmas, experiencias, creencias, juicios). Atrevernos a este viaje personal nos llevará a descubrir nuestro lugar como líderes, a la periferia, como servidores del bien colectivo, espacio al que llegamos con la mente abierta (suspendiendo el juicio y el apego a ideas y posturas), el corazón abierto (desarrollando la empatía y la compasión) y la voluntad abierta (donde nos hacemos disponibles). 

2. Cuidar de las PERSONAS 

Esta es verdaderamente la más importante de las tareas del líder. Y esto es más relevante aún en momentos de dificultad. Estas personas pueden ser nuestros colaboradores, clientes, proveedores, y cada familia detrás. El cuidado de la VIDA debe ser prioridad. En este punto debemos tomar en cuenta: 

- Considerar el foco: comprender en dónde están las preocupaciones de quienes están a nuestro cargo, sus necesidades y capacidad de estar disponibles, puede ayudarnos a crear mejores estrategias para ofrecer seguridad y apoyo.

 - Dar lugar a roles emergentes: empoderar al equipo, reconociendo los talentos naturales y otorgándoles la autoridad para conducir colaborativamente las acciones necesarias. 

- Establecer protocolos: de respuesta, de seguridad operativa, y atención a casos especiales. 

- Esperar lo inesperado: ante situaciones desconocidas las personas pueden reaccionar de maneras imprevistas. 

3. Optimizar la COMUNICACIÓN 

La comunicación es la plataforma que brinda seguridad y confianza para continuar en medio de la incertidumbre. Es imperativo que el líder active el flujo comunicacional considerando: 

- Ofrecer transparencia y honestidad: hablar con la verdad y reconocer lo que no conocemos son mecanismos para afianzar la confianza y el sentido de unidad. 

- Regularidad: una adecuada frecuencia de las comunicaciones y el sentido de oportunidad, permiten aliviar las tensiones que surgen en el proceso. 

- Cercanía, calidez: es tiempo de ser auténticos y vulnerables. La verdadera fortaleza y capacidad de contención surgen de darnos tal cual somos. 

- Escuchar, escuchar, monitorear: para estar atentos a las emociones predominantes, a las necesidades y a los efectos de las decisiones mientras se implementan. 

4. Innovar para continuar OPERANDO 

Velar por la subsistencia de la organización como plataforma productiva de todos los que hacen parte de ella, es el punto neurálgico más doloroso en medio de las crisis. En medio de momentos que exigen rápidas respuestas, los esfuerzos deben orientarse a: 

- Cómo trabajar: precisa definir y formalizar transitoriamente las formas de continuar con la labor, el lugar, las herramientas a utilizar, y las prácticas que se implementarán para operar considerando las posibilidades que el momento ofrece. 

- Chequear cadena de valor: esto permitirá comprender con claridad la viabilidad de los procesos productivos o de prestación de servicios, y entender dónde deberán darse ajustes. 

- Abrazar estrategias sistémicas: algunas prácticas incluyen desarrollar / fortalecer alianzas (incluso con competidores), adelantar ventas con el compromiso de entregas posteriores, intervenir el modelo de negocios activando flujos alternativos de ingresos, y hasta cambiar temporal (o definitivamente) de propuesta de valor. 

5. Mantener foco en los CLIENTES 

El cliente esrazón de todo lo que hacemos. Cuidar de ellos en medio de las crisis, es la manera más efectiva de reforzar nuestro propósito para convertirnos en un aliado confiable. Para esto, es importante activar mecanismos que nos permitan: 

- Mostrar empatía y capacidad de escucha: de manera que podamos lograr vinculaciones genuinas y ser relevantes a la hora de diseñar las mejores formas de estar "allí" para ellos. 

- Estar disponibles: para acompañar sus necesidades habituales o emergentes.

- Generosidad: considerando que las capacidades de ofrecer un retorno monetario pueden estar temporalmente afectadas, ofrecer lo que podamos dar, desde la solidaridad. 

6. Tomar DECISIONES (inteligentes) 

La toma de decisiones es la función vital que esperamos del líder. Ejercerla en momentos donde el panorama resulta difuso y en donde el alcance es cada vez mayor, es un tema sensible que precisa desarrollar hábitos y habilidades personales como: 

- Estar informados: mediante la aplicación de procesos selectivos y el uso de herramientas que nos brinden una perspectiva para decidir con una inteligencia basada en DATOS. 

- Estar formados: en TECNOLOGÍAS y herramientas de innovación en la gestión, que ayuden a visualizar con mayor claridad nuevas vías de actuación.

- Enfocarse en las oportunidades (más que en el incidente): esta perspectiva permite aprovechar la atención reunida para intencionar la implementación de cambios y mejoras medulares, disponiéndose con tolerancia a los resultados para dar lugar a realizar correcciones ágiles. 

7. Dibujar el FUTURO

Cada momento de crisis es una oportunidad ideal para la reinvención. El "día después de" es una manifestación que se da a partir de la configuración de las fuerzas colectivas conducidas desde una visión. El súper poder de un líder reside en el conocimiento de que es posible crear de manera consciente el próximo estado del sistema. 

Esto precisa: 

- Aceptar la invitación implícita al cambio: sabiendo que todo desafío es el escenario perfecto para transformar a mejor la realidad que habitamos, pudiendo acordar nuevas reglas del juego. 

- Intencionar la visión para la acción: a través de propuestas que se desprenden como resultado de reflexionar sobre preguntas sistémicas ¿Cómo es el mañana que deseas co-crear? ¿Cómo nos conducimos con firmeza en la construcción de esa visión? ¿Cómo nos aseguramos de que todos conozcan su rol y operen desde el lugar correcto para lograrlo?

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