La Selección como recordatorio
Escribe la diputada de Cambia Mendoza Daniela García.
No soy una gran aficionada al fútbol, pero creo recordar que nunca antes se había jugado un Mundial en noviembre/diciembre. Tengo el recuerdo y la sensación de que los partidos se veían con frío y que después de la final siempre quedaba un tramo importante del año por afrontar. Además, los "diciembre" siempre han sido difíciles, el agotamiento del año transcurrido es algo real, se puede notar en las calles. A esto hay que sumarle las constantes crisis a las que hemos sido sometidos por la falta de habilidad de nuestros dirigentes y, en algunos casos, por mala suerte, que siempre golpean con mayor dureza al final de cada año.
Este año nos pone en un curiosa encrucijada, por un lado la crisis económica y social ha vaciado toda esperanza, el nivel de polarización que existe en ámbitos sociales sobre todo los digitales es alarmante, la agresividad y violencia que circula preocupa, se están reciclando viejos mensajes de odio que creíamos completamente sepultados. A tres años de gestión del gobierno nacional actual no hay manera de rescatar un solo hito favorable que haya ayudado a salir adelante a la población, mejorado la economía o al menos no seguir empeorando constantemente. Eso lo sabemos todos, aunque algunos decidan mirar para el costado o rescatar la figura de algún que otro funcionario oficialista actual como si no fuesen parte del gobierno.
Y sin embargo al llegar este diciembre tenemos una pausa en la que parece que la grieta política se sella o se acalla. Algo que los fervientes del fútbol esperaban nerviosamente, y qué quienes solo acompañamos a modo de simpatizantes parece que hemos anhelado secretamente. Son esas dos horas en las que juega la Selección Argentina de Fútbol en donde no parece haber otra idea que la esperanza que once personas que corren detrás de una pelota nos den un motivo para festejar este año. La sensación de desahogo que se puede respirar luego de cada partido es contundente.
En Argentina, el desempeño de la Selección no es solo un tema deportivo, sino también uno de los principales temas de la agenda política y esto se debe a que la victoria de la selección representa mucho más que sólo un triunfo deportivo. Ante las dificultades que nos azotan en este cierre de año, el fútbol puede proporcionarnos una distracción de todas las preocupaciones y problemas cotidianos. Además puede proporcionar una fuente de orgullo y alegría para la población, que tanto necesitada está de buenas noticias.
La victoria en cada partido ha logrado generar un sentimiento de unidad y de esperanza. El impacto del éxito deportivo en el humor social es cada vez más significativo, cada vez hay más gente entusiasmada por lo que pase a 14 mil kilómetros en un continente totalmente ajeno a nosotros. Los argentinos comenzamos a estar orgullosos de nuestro país y de los nuestros y parece motivarnos el lograr una meta común, un objetivo colectivo.
La crisis económica y social que atravesamos es un problema complejo que requiere soluciones sistémicas y de largo plazo, además del compromiso de las clases dirigentes para arreglar de una vez por todas el desastre al que vamos destinados si no se corrige el rumbo. Lejos está un Mundial, sea cual fuere su resultado, de revertir el proceso en el que nos hemos sumergido. Sin embargo, esa sensación que tenemos cada vez que juega Argentina, nos puede servir como un recordatorio de que, a pesar de las dificultades y diferencias abismales que tenemos entre nosotros, el país todavía tiene mucho que ofrecer en el mundo. Pero sobre todo, tiene mucho para ofrecernos a nosotros, a la ciudadanía que la compone, siempre y cuando entendamos que la salida es en equipo, juntos y trabajando mancomunadamente para salir adelante.
Juntos como demuestran los jugadores al salir a la cancha y como lo demuestran todas las personas que salen cada día a la calle con la esperanza de llevar el pan a casa, con la firme convicción de que salir adelante es una responsabilidad y deber de todos, y que la única manera es estando juntos y apostando por una Argentina distinta, pujante y con futuro.